El basti¨®n del hotel Madrid, desde dentro
Los okupas limpian el interior del hotel abandonado de la calle Carretas de Madrid
A la una abren la puerta. ¡°No se puede entrar con c¨¢mara¡±, dice un joven tapado con una bufanda. ¡°Los periodistas, si quieren entrar, pueden, pero como uno m¨¢s. Tienen que trabajar¡±. Casi toda la prensa se queda fuera, aunque unas 10 personas aceptan el reto y entran.
En la recepci¨®n del okupado Hotel Madrid, donde viven unas 40 personas del 15-M desde el s¨¢bado, hay muy poca luz, pero se distinguen los grandes tablones de metal y madera y de varios metros de altura que usan para bloquear la puerta, adem¨¢s de una cadena de gran tama?o, y otra m¨¢s peque?a. El polvo lo cubre todo y hay restos de basura por todos lados. A un lado, el mostrador de la recepci¨®n del hotel a¨²n guarda unos tristes folletos informativos sobre la ciudad para los clientes. Subiendo la escalera que va a la primera planta est¨¢n los salones repletos de basura de lo m¨¢s variada: cuadros rotos, cartas y sobres con el mebrete del hotel y hasta un juego electr¨®nico de ajedrez roto.
Como dice la p¨¢gina web de la ocupaci¨®n, el edificio de la calle Carretas 10 ¡°no se encuentra en buen estado por dentro¡±. ¡°Faltan tuber¨ªas y mobiliario, hay algunos agujeros en los techos, escombros, basura¡±. Algunas puertas de las habitaciones reciben al visitante con notas en las que se explica que en el interior ¡°hay muchos cristales rotos¡±. En el inmueble hab¨ªa una ocupaci¨®n al final de verano ¡°de otra gente, nada pol¨ªtico¡±, dice un indignado. Otro asegura que los destrozos pueden haber sido causados por ladrones de cables de cobre. Algunas de las 40 personas que hay en el interior ya han participado en otras ocupaciones y cuentan an¨¦cdotas entre los que les acompa?an en la limpieza.
El antiguo comedor tiene mucha luz natural gracias a los amplios ventanales que dan a la calle de Carretas y de los cuales cuelgan muchas banderas y carteles. La cocina est¨¢ bien aprovisionada con barras de pan, paquetes de espagueti y fruta variada. Todo listo para la supervivencia.
La 'okupaci¨®n' no fue consensuada?
Seg¨²n la p¨¢gina web de los encerrados, la entrada al edificio ¡°no fue consensuada en ninguna asamblea del 15-M¡±, pero los m¨¦todos del movimiento est¨¢n presentes dentro del hotel Madrid. Alguien ha puesto un buz¨®n de propuestas en la barra al lado del comedor en la primera planta y las paredes, de madera, est¨¢n cubiertas de informaci¨®n sobre los grupos de trabajo: seguridad, cocina, infraestructura, enfermer¨ªa, comunicaci¨®n, los planes para el edificio y qu¨¦ hacer en caso de que venga la polic¨ªa. Un cartel grande detalla el nombre y el n¨²mero del abogado que hay que llamar en caso de problemas. Como otras veces, los responsables piden a todos que tomen nota de los datos.
El encuentro para organizar a los que acaban de llegar es asambleario, con turnos de palabra, un moderador, y alguien redactando el acta. Una reuni¨®n del 15-M en toda regla. Primero dan el parte de la situaci¨®n: el primero en hablar explica que un representante de los propietarios ha querido ponerse en contacto con ellos y que, aunque la polic¨ªa ha estado, no ha hecho nada. Confirman que no han querido hablar con el representante en presencia de la polic¨ªa, pero no aclaran si lo har¨¢n en otro momento.
Quieren que el Hotel Madrid se convierta en ¡°un sitio abierto para todos¡±
Despu¨¦s se informa del trabajo de los distintos grupos y organizan a la gente en cada uno de ellos. Un ni?o de unos seis a?os corretea entre los adultos sentados en el suelo y un beb¨¦ de cinco meses reposa en los brazos de su madre. Una se?ora, de una edad avanzada, se emociona ¡°al ver a los j¨®venes trabajando con tanta fuerza y dedicaci¨®n¡±. Le recuerdan a sus luchas de hace 40 a?os y dice que ¡°con coraje y fuerza se consiguen muchas cosas¡±.
Mientras los grupos de comunicaci¨®n y planificaci¨®n se quedan en unas habitaciones apartadas para hablar, los dem¨¢s est¨¢n en movimiento continuo, cargando montones de cart¨®n, barriendo, cambiando luces en la cocina, limpiando la enfermer¨ªa, en la que han puesto un cartel de ¡°salud publica¡±. Los encerrados consideran la limpieza el asunto m¨¢s urgente. Unas 12 personas forman un grupo de log¨ªstica con la primera tarea de limpiar las dos primeras plantas. En dos horas llenando bolsas de basura y cajas con escombros, las primeras dos plantas quedan decentes, salvo algunas habitaciones. Quitar el polvo de los escombros de la moqueta cuesta trabajo y en varios momentos cuesta ver por los pasillos.
En la ¨²ltima planta el hotel tiene una terraza de unos 60 metros con vistas de todo el centro. ¡°Con una lona se podr¨ªan hacer las asambleas aqu¨ª¡±, opina uno de los encerrados. El esfuerzo que est¨¢n haciendo es para que el hotel Madrid se convierta en una nueva casa del pueblo, ¡°un sitio abierto para todos¡±. Se baja la basura por la ventana con cuerdas y tambi¨¦n se sube la comida. Hay un flujo constante de comunicaci¨®n y solicitud de provisiones.
Se baja la basura por la ventana con cuerdas, y tambi¨¦n se sube la comida
La luz sigue funcionando, y muchas de las ¨¢reas del edificio tienen bombillas. Uno de los que limpian informa de que el wi-fi ya est¨¢ en marcha. El hotel solo tiene una fuente de agua, en el s¨®tano, dos plantas por debajo de la cocina. Hay que subir el agua directamente del s¨®tano tambi¨¦n para los servicios. A las cuatro abren la puerta de nuevo para que los que quieran puedan salir. La mayor¨ªa se queda esperando a que se hierva una olla enorme de espagueti.
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