?Qu¨¦ hacemos con esto?
El Estadio Ol¨ªmpico de Sevilla cost¨® 120 millones de euros y lleva 11 a?os infrautilizado Una plantilla de nueve personas se encarga de administrar el recinto
El fracaso del Estadio Ol¨ªmpico de Sevilla es la historia de un poyaque. Si usted no frecuenta determinados ambientes del sur, puede que le resulte extra?a la expresi¨®n. Pero la va a entender muy pronto. El Estadio fue inaugurado en 1999, con el PSOE en el gobierno de la Junta de Andaluc¨ªa, con la intenci¨®n de optar a la candidatura de los Juegos Ol¨ªmpicos de 2004, que finalmente se celebrar¨ªan en Atenas. El entonces alcalde del Partido Andalucista, Alejandro Rojas Marcos, estaba convencido de que Sevilla pod¨ªa alzarse con los Juegos, incluso por delante de Madrid. Se invirtieron 20.000 millones de pesetas (120 millones de euros) y se edific¨® un espacio para acomodar a 60.000 espectadores. Cost¨® casi el triple que el Estadio Ol¨ªmpico de Madrid, la famosa Peineta, que hab¨ªa sido inaugurada cinco a?os antes con un aforo tres veces inferior.
Tras los descartes de las respectivas candidaturas ambos estadios quedaron como inmensos jarrones chinos varados en las afueras de la ciudad, sin que nadie supiera qu¨¦ hacer con ellos. En 2008, despu¨¦s de casi tres lustros de par¨¢lisis, el alcalde Alberto Ruiz Gallard¨®n lleg¨® a un acuerdo con el Atl¨¦tico de Madrid para que el club se trasladase a La Peineta, lo convirtiese en un aut¨¦ntico Estadio Ol¨ªmpico como manda la ley y la ciudad compitiera por los Juegos de 2020. Las obras, estimadas en un coste superior a 250 millones de euros iban a comenzar en 2009; en 2010 el Atleti podr¨ªa jugar en el campo. Y en 2012, la ampliaci¨®n estar¨ªa concluida, justo un a?o antes de que el Comit¨¦ anunciase la sede para 2020. El ayuntamiento recalificar¨ªa el suelo del Estadio del Manzanares para que se pudiesen construir 2.000 viviendas, el Atleti ceder¨ªa esa joya urban¨ªstica a Fomento de Construcciones y Contratas (FCC) y, a cambio, la constructora financiar¨ªa las obras. Y en estas¡ lleg¨® la crisis. Las obras aun no han comenzado, La Peineta sigue vac¨ªa y el 'poyaque' de Sevilla sigue ense?¨¢ndonos con su mera presencia el reverso amargo de las candidaturas mal planificadas.
¡°Yo no quiero entrar en si esto se debi¨® construir o no¡±, explica en su despacho el director gerente del Estadio, Manuel Zafra. ¡°Pero ahora¡ ?qu¨¦ hacemos con ¨¦l? ?Le tapamos las puertas y lo convertimos en un estanque para llenarlo de agua? Esto era un 'poyaque'¡ Cada uno que ven¨ªa dec¨ªa: 'Po ya que' estamos aqu¨ª hacemos esto, 'po ya que' nos metimos en eso, seguimos con lo otro¡ Y al final, pagaba el contribuyente. Desde 1997 esta sociedad ha venido soportando p¨¦rdidas¡±.
En su inauguraci¨®n de 1999 se celebr¨® el campeonato mundial de atletismo, despu¨¦s se jug¨® la final de la Copa de la UEFA 2003, la final de la Copa Davis 2004 y dos finales de la copa del Rey de f¨²tbol. Y el pr¨®ximo diciembre acoger¨¢ durante tres d¨ªas la final de la Copa Davis entre Espa?a y Argentina. Pero durante sus 12 a?os de existencia los grandes espect¨¢culos deportivos han sido la excepci¨®n m¨¢s que la regla. Y siguen siendo la excepci¨®n. A las dos de la tarde del pasado jueves hab¨ªa en esas instalaciones, desperdigados por las gradas -dos aqu¨ª, tres en el fondo sur, cuatro en el fondo norte¡- unos 20 figurantes asi¨¢ticos. Abajo, en el c¨¦sped un purasangre completaba con ¨¦xito el salto de diversos obst¨¢culos. El estadio, una vez m¨¢s, parec¨ªa contar con todo menos con la afluencia de p¨²blico. La raz¨®n es que se est¨¢ rodando estos d¨ªas una pel¨ªcula sobre un caballo que particip¨® en los Juegos Ol¨ªmpicos de Se¨²l de 1988. Lo mismo que el director de la pel¨ªcula se buscar¨¢ las vueltas para transformar, mediante ordenadores, a 20 personas en una multitud rugiente, Manuel Zafra har¨¢ equilibrios malabares para intentar que le cuadren las cuentas en una ciudad que vive de espaldas al Estadio.
Fue construido con la intenci¨®n de albergar los Juegos de 2004, que finalmente se celebraron en Atenas
El recinto pertenece a una sociedad participada con el 35% por la Junta de Andaluc¨ªa, la Administraci¨®n central (30%), el Ayuntamiento de Sevilla (17%), la diputaci¨®n (15%) y otros accionistas minoritarios como el Betis y el Sevilla. A pesar de la diversidad de socios, las ¨®rdenes que recibi¨® Zafra al llegar en 2007 fueron muy precisas:
¡°Me dijeron que el objetivo principal es que esto no le costase ya m¨¢s dinero a la gente. Aqu¨ª hay 200.000 metros cuadrados de edificaci¨®n y yo cada a?o tengo que pagar 490.000 euros por Impuesto de Bienes Inmobiliarios (IBI). Y las competiciones deportivas, a excepci¨®n del f¨²tbol, cuestan dinero. ?Qui¨¦n monta en privado un campeonato de atletismo? ?Y qui¨¦n vendr¨ªa a verlo a diez euros la entrada? No vendr¨ªa ni el padre del que compite. Si a m¨ª me dan dinero para organizar eventos deportivos¡ yo encantado. Pero ya sabemos qui¨¦n los va a pagar. Es verdad que el estadio no fue hecho para dar conciertos, pero, ?preferimos seguir poniendo dinero? Pues no. Cuando yo llegu¨¦ hab¨ªa una plantilla de 20 y ahora somos nueve. Externalic¨¦ varios servicios, porque tener esto abierto cuesta mucho dinero. En 2005 el Estadio ten¨ªa p¨¦rdidas de medio mill¨®n de euros y el a?o pasado ingresamos casi 600.000 euros de beneficios. Y hace poco me llam¨® el gerente del Estadio Ol¨ªmpico de Barcelona, donde ya ha dejado el Espa?ol de jugar, para intentar saber qu¨¦ opciones tiene de rentabilizar su campo¡±.
Zafra procura acoger todo tipo de eventos. En 2008 actu¨® Madonna, el a?o pasado se beatific¨® a una monja, los testigos de Jehov¨¢ celebraron una asamblea, el 28 de julio vino Bruce Springsteen y en septiembre U-2. Los grandes conciertos son mucho m¨¢s rentables que los acontecimientos deportivos, pero la principal fuente de financiaci¨®n, el 75% de los ingresos del Estadio proviene de los espacios inmobiliarios alquilados en las cuatro torres del recinto. Hay 23.000 metros cuadrados en alquiler, aunque la mitad de ellos est¨¢n ocupados por empresas y organismos p¨²blicos. O sea, el contribuyente paga por ocupar el edificio cuya construcci¨®n tambi¨¦n pag¨®.
El compromiso previo a la construcci¨®n era que jugaran el Sevilla y el Betis en domingos alternos. Pero ambos equipos se negaron, de la misma forma que ha rechazado el Real Madrid de baloncesto seguir jugando en la Caja M¨¢gica, inaugurada hace dos a?os con un coste de 204 millones de euros. ¡°En Sevilla no ha habido un pol¨ªtico con las suficientes agallas para decirles que se vengan. Porque saben que tanto el presidente del Betis como el del Sevilla pueden poner en la calle a cincuenta mil personas dispuestas a tirar huevos en la casa de quien haga falta¡±, explica una fuente cercana al Estadio que prefiere mantenerse en el anonimato.
Mientras la ciudad se ha ido olvidando del Estadio, en los ¨²ltimos tres a?os se han construido 127 kil¨®metros de carril bici que le han dado a Sevilla un aspecto mucho m¨¢s ol¨ªmpico y saludable que el que ten¨ªa cuando compet¨ªa por los Juegos. Unas 13.700 personas sustituyen a diario el coche por las dos ruedas y el 7% de los desplazamientos se hacen ya en bicicleta. Encima, el carril ha costado solo 30 millones, seis veces menos que el Estadio Ol¨ªmpico.
¡°Nunca se asumi¨® el error¡±
En Sevilla con el Estadio Ol¨ªmpico, a finales de los noventa, sucedi¨® lo mismo que en Ciudad Real por la misma fecha con la construcci¨®n del aeropuerto. Los pocos que se opusieron se encontraron con la animadversi¨®n de sus paisanos. "S¨®lo los de Izquierda Unida fuimos cr¨ªticos con el proyecto", recuerda Luiz Pizarro, antiguo concejal de IU y ahora adjunto al Defensor del Pueblo Andaluz. "Aunque en privado todo el mundo sab¨ªa que aquello era una locura y que Sevilla no ten¨ªa ninguna opci¨®n de ser sede ol¨ªmpica, a la hora de hacer declaraciones p¨²blicas parec¨ªa que se trataba de una cuesti¨®n de Estado. A nosotros nos dec¨ªan que ¨ªbamos en contra de Sevilla porque Sevilla, dec¨ªan, se merece un estadio ol¨ªmpico".
¡°Por aquella ¨¦poca hab¨ªa mucha necesidad de infraestructuras, de viviendas, de metro¡¡±, se?ala Pizarro. ¡°Pero se decidi¨® que hab¨ªa que gastarse el dinero en una obra fara¨®nica, para mayor alimentaci¨®n del ego de los mandatarios locales. Cuando vieron que ni el Sevilla ni el Betis estaban dispuestos a jugar all¨ª se dieron cuenta de que costaba much¨ªsimo mantener aquello abierto sin ninguna actividad. Y entonces surgi¨® la idea de meter oficinas municipales en las torres que se construyeron en las esquinas. Con lo cual, el dinero p¨²blico que entraba por un lado, sal¨ªa por el otro. Y nunca se ha asumido el error. A pesar de que en Sevilla cualquier cosa, aunque se critique mucho al principio, con el paso del tiempo se integra en la ciudad y la gente la considera ya lo m¨¢s bonito del mundo¡ con el Estadio nunca sucedi¨® eso. Pero nadie, hasta la fecha, ha reconocido el error¡±.
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