¡°La Uni¨®n Europea se puede convertir en un monstruo pol¨ªtico¡±
Partidario de la UE, opina que los Gobiernos dedican ingentes recursos a salvar bancos Frente a las ayudas a las entidades financieras, el paro y la pobreza no tienen el mismo tratamiento
"Espa?a es un importante actor europeo porque se trata de uno de los pocos pa¨ªses miembro que ha experimentado lo que significa la libertad como base de la Europa unida", asegura el soci¨®logo Ulrich Beck (Alemania, 1944). A ¨¦l se deben algunas de las principales aportaciones recientes al an¨¢lisis de la sociedad del riesgo y las consecuencias pol¨ªticas y sociales de la globalizaci¨®n. Firme partidario de profundizar en la Uni¨®n Europea, que considera como una concreci¨®n del cosmopolitismo, contempla con preocupaci¨®n los efectos de la actual situaci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica sobre las instituciones comunes.
Pregunta. Debates pol¨ªticos que parec¨ªan cruciales, como la inmigraci¨®n o el multiculturalismo, han desaparecido de escena.
Respuesta. La crisis ha modificado por completo el paisaje de los problemas. Hace poco tiempo en Alemania se debat¨ªa, en una comisi¨®n oficial de la que formo parte, sobre la energ¨ªa nuclear y el futuro de las renovables. Nadie vuelve a hablar del asunto, y esto es algo que tiene que ver con la percepci¨®n de los riesgos.
P. Los riesgos, sin embargo, no parecen nuevos, sino los de siempre: paro, recesi¨®n, pobreza.
R. Existe una conexi¨®n entre esos riesgos y los nuevos; una conexi¨®n que han percibido las generaciones m¨¢s j¨®venes en Espa?a y otros pa¨ªses europeos. Incluso, en Estados Unidos. Por un lado, los Gobiernos est¨¢n empleando ingentes recursos para salvar a los bancos y las instituciones financieras; por otro, el paro o la pobreza, por no hablar de la educaci¨®n o de la inversi¨®n en ciencia, no han recibido un tratamiento equivalente en la agenda pol¨ªtica. Esta alteraci¨®n de las prioridades est¨¢ provocando una p¨¦rdida de legitimidad de las instituciones.
La crisis ha modificado por completo el paisaje de los problemas¡±
P. ?A eso responder¨ªan movimientos como los indignados?
R. No son movimientos protagonizados por los m¨¢s pobres ni por los excluidos, sino por una clase media frustrada. Constituyen un fen¨®meno at¨ªpico: no parten de un grupo espec¨ªfico ni tampoco responden a una reivindicaci¨®n concreta; son transnacionales pero, a la vez, no est¨¢n organizados. Podr¨ªan representar un paso importante en la redefinici¨®n de la pol¨ªtica en un nivel superior al del Estado naci¨®n.
P. Es decir, superar lo que usted llama el "nacionalismo metodol¨®gico".
R. La democracia parlamentaria es una democracia nacional, por lo menos hasta ahora. En Alemania, por ejemplo, los jueces del Tribunal Constitucional est¨¢n actuando como euroesc¨¦pticos al pronunciarse contra algunas decisiones econ¨®micas con las que se ha comprometido el Gobierno con el resto de los miembros de la Uni¨®n. Creen estar defendiendo la democracia contra Europa, cuando el proyecto europeo est¨¢ m¨¢s all¨¢ de los planteamientos nacionales.
P. Pero el proyecto europeo no parece tener hoy otro objetivo que salir de la crisis.
Movimientos como los indignados los protagoniza la clase media frustrada¡±
R. Dejemos de lado la cuesti¨®n de si la gesti¨®n de la crisis ser¨¢ o no exitosa. O mejor, pensemos de manera optimista y digamos que s¨ª, que ser¨¢ exitosa. A lo que nos estamos enfrentando, en cualquier caso, es a un cambio absoluto en la manera de entender Europa. La Uni¨®n era un espacio donde las decisiones se adoptaban de forma multilateral; ahora, sin embargo, tienden a ser unilaterales, y todas confluyendo en Berl¨ªn. La visi¨®n alemana de c¨®mo resolver la crisis se est¨¢ aplicando en un nivel europeo, lo que cuestiona el consenso que alcanzamos hace a?os. Como alemanes, no quer¨ªamos una Europa alemana sino una Alemania europea.
P. ?En qu¨¦ se traduce este cambio?
R. Por un lado, genera quejas de Espa?a, Portugal, Italia o Grecia, que perciben que su soberan¨ªa, o incluso su dignidad, est¨¢n siendo da?adas. Por otro, molesta a los alemanes, que se dicen que, al final, tienen que pagar por todos.
P. Se afirma, sin embargo, que solo hay una pol¨ªtica para salir de la crisis, sea o no la que defiende el Gobierno alem¨¢n.
R. Es cierto que la crisis obliga a la austeridad, en Espa?a y en el resto de los pa¨ªses. Pero est¨¢n surgiendo nuevos conflictos en la eurozona que sobrepasan el que exist¨ªa entre donantes y receptores de recursos. Estos ¨²ltimos est¨¢n perdiendo su voz a la hora de tomar decisiones dentro de la UE. Al mismo tiempo, se ha empezado a transmitir la impresi¨®n de que no se forma verdaderamente parte de la Uni¨®n si no se est¨¢ en el euro y, como en el caso de los receptores de recursos, se est¨¢ apartando del proceso de toma de decisiones a los pa¨ªses en esta situaci¨®n. Si se mantiene semejante rumbo, y aun en el supuesto de que, como dec¨ªa, la gesti¨®n de la crisis fuera exitosa, la UE se puede convertir en un monstruo pol¨ªtico.
El paralelismo con Estados Unidos no vale. No hay una naci¨®n europea¡±
P. ?Est¨¢ en riesgo el proyecto de la Europa unida?
R. Desde hace unos meses, en Alemania existe un consenso, no s¨®lido, pero al fin y al cabo un consenso, acerca de que la salida de la crisis no exige menos Europa, sino m¨¢s. Creo que este consenso responde a lo que llamo el "imperativo cosmopolita", esto es, la conciencia de que no existe otra alternativa que cooperar o fracasar. Cuando se percibe que el proyecto europeo est¨¢ en peligro, la inmediata reacci¨®n de los partidos pol¨ªticos es reclamar m¨¢s Europa. Lo sorprendente, sin embargo, es que nadie sabe exactamente qu¨¦ significa eso.
P. Y, ?qu¨¦ significa?
R. Se tiene una idea confusa acerca de Europa. En ocasiones se habla de los Estados Unidos de Europa como una utop¨ªa que deber¨ªa colocarse en el horizonte, y que tomar¨ªa como modelo los Estados Unidos de Am¨¦rica. El paralelismo no vale: no es lo mismo una sociedad de inmigrantes, organizada como un ¨²nico Estado y orientada hacia la idea de naci¨®n, que la situaci¨®n de la que parte Europa. No hay una naci¨®n europea ni deber¨ªa haberla, porque eso ser¨ªa tanto como entregarse a un nacionalismo de mayor dimensi¨®n que en absoluto encaja con las diferencias que existen por historia y por cultura. A menudo, los alemanes pensamos Europa como un Estado federal. Joschka Fisher, un pol¨ªtico al que aprecio y del que soy amigo personal, tiene esta visi¨®n. Pero existen otras.
P. Trat¨¢ndose de construir Europa, da la impresi¨®n de que no hay diferencias entre derecha e izquierda.
Merkel cambia de opini¨®n seg¨²n las necesidades, para mantener el poder¡±
R. En Alemania, no. Adenauer, Kohl eran firmes europe¨ªstas. Pero ahora los problemas para cada una de ambas opciones son otros. Los programas de austeridad que todos se ven obligados a aplicar se han convertido en un suicidio pol¨ªtico para los Gobiernos, sin importar si son de derecha o de izquierda. Los socialdem¨®cratas en Alemania est¨¢n a la b¨²squeda de un programa, mientras que Merkel va cambiando de opini¨®n seg¨²n las necesidades para mantener el poder.
P. Y, sin embargo, s¨®lo se habla de crisis de la izquierda. Se suele citar el caso de Espa?a.
R. Seguramente el Gobierno espa?ol ha cometido errores espec¨ªficos, pero no es solo la izquierda la que est¨¢ en crisis. Son tambi¨¦n los partidos pol¨ªticos. Ni la derecha ni la izquierda parecen haber adquirido conciencia de hasta qu¨¦ punto la seguridad es lo que m¨¢s importa a la gente de la calle.
P. Tal vez porque no pueden ofrecerla.
R. Se ha manifestado una curiosa paradoja durante estos ¨²ltimos a?os, y es que, cuando las instituciones financieras entraron en crisis, su poder no disminuy¨® sino que se ha acrecentado. Todo el mundo est¨¢ obligado a hablar el lenguaje econ¨®mico y a entender lo que ocurre, incluidos los expertos que no supieron prever los acontecimientos. Es imposible escapar a la econom¨ªa, y de ah¨ª el incremento del poder de las instituciones financieras.
P. Que, adem¨¢s, es un poder transnacional.
R. La democracia est¨¢ atrapada en una contradicci¨®n: permite votar y elegir Gobiernos en un sistema nacional que cada vez pierde m¨¢s poder en el nivel transnacional. La pol¨ªtica es nacional y est¨¢ nacionalmente organizada, pero los problemas no son nacionales. A mi juicio, ese es el mayor problema pol¨ªtico en estos momentos, c¨®mo reinventar el sistema pol¨ªtico en el nivel transnacional.
P. Reinventarlo, ?en qu¨¦ sentido?
R. Los padres fundadores de Europa fueron extremadamente inteligentes. Dijeron que Europa es, en realidad, una larga crisis, y convinieron en que construirla consist¨ªa en identificar siempre el siguiente paso pol¨ªtico. En un momento, ese paso fue el euro, por m¨¢s que ahora no tengamos ni recursos ni ideas para seguir adelante. Pero existe un profundo desfase entre la realidad de Europa que ya estamos viviendo y las instituciones, una realidad m¨¢s compleja de la que se capta en los debates p¨²blicos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.