Un interminable juego del gato y el rat¨®n
Rajoy, rocoso, echa balones fuera cuando Rubalcaba le pregunta por sus planes El candidato del PSOE, a la ofensiva, llega a hablar de lo que ¡°va a hacer¡± su rival
Es dif¨ªcil pensar que un candidato con todo cuesta arriba, como Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, crea que puede ganar las elecciones. Es mucho m¨¢s razonable imaginar que realmente est¨¢ jugando a intentar evitar una mayor¨ªa absoluta del PP y una derrota aplastante del PSOE que le condenar¨ªa a una dur¨ªsima traves¨ªa del desierto. Solo visto desde esa perspectiva se puede entender una estrategia arriesgad¨ªsima que Rubalcaba puso en marcha ayer: habl¨® de su rival como si diera por hecho que va a ganar ¡ª¡°le voy a decir lo que va a hacer usted, usted va a rebajar el seguro del desempleo¡±¡ª.
El objetivo era evidente desde el primer momento: romper la estrategia fundamental de Rajoy en estos ¨²ltimos a?os, que consiste en no aclarar sus planes m¨¢s duros, evitar dar miedo.
Rubalcaba trat¨®, una y otra vez, de dibujar a Rajoy como un representante de los empresarios, aliado con la CEOE, que va a quitar derechos a los trabajadores, que va a reducir el seguro de desempleo, y va a dejar sin convenio y al albur de la voluntad de los empresarios a los espa?oles que trabajan para pymes, lo que forzar¨¢ bajadas de sueldos.
Una y otra vez, con todo tipo de t¨¦cnicas, con el propio programa del PP, y en ocasiones casi como si fuera un entrevistador al que Rajoy no contestaba, Rubalcaba trat¨® de demostrar a los televidentes que el l¨ªder del PP tiene un programa oculto. Pero enfrente se encontr¨® un hombre, como Rajoy, muy rocoso, que evitaba una y otra vez las preguntas. Y que se molest¨® con algunas de ellas. ¡°Eso es mentira¡±, lleg¨® a decir en alg¨²n momento. Rajoy no quiso entrar a nada. Jugaba al empate, a ganar sin entrar al campo, como a ¨¦l le gusta. Tampoco quiso debatir sobre impuestos, cuando Rubalcaba le plante¨® su idea de gravar a las grandes fortunas, como en Francia, o a los bancos, como en Inglaterra.
Rubalcaba quiso mostrar que Rajoy aplicar¨¢ recetas de los empresarios
El l¨ªder del PP ni siquiera se molest¨® en sacar sus propuestas. El candidato del PSOE s¨ª arriesg¨® con las suyas. Habl¨® de replantear las inversiones en Defensa, pero sobre todo de pedir a la UE un retraso de dos a?os en los objetivos de d¨¦ficit, porque los recortes est¨¢n ahogando a las econom¨ªas europeas. Rajoy ten¨ªa todo preparado, y para no salirse del guion ley¨® constantemente sus papeles, mientras Rubalcaba no lo hac¨ªa. El l¨ªder del PP mir¨® sus notas 12 veces m¨¢s que su rival (585 veces frente a 48). Incluso en su alocuci¨®n final, que en teor¨ªa llevaba tres d¨ªas preparando, ley¨® casi todo el tiempo.
En realidad, el formato del debate, con largos mon¨®logos ¡ªaunque hubo algunos cruces r¨¢pidos, los momentos m¨¢s vivos e interesantes¡ª era perfecto para Rajoy, que as¨ª evitaba contestar a las preguntas de su oponente. Adem¨¢s, ten¨ªa un comod¨ªn cada vez que algo se complicaba m¨ªnimamente: los cinco millones de parados. Unos segundos tard¨® en sacarlos en su primer discurso, y cada vez que Rubalcaba le apretaba con alg¨²n asunto, sobre todo con las pol¨ªticas sociales, ¨¦l le recordaba que con el PSOE se destruyeron tres millones de empleos.
Rajoy ten¨ªa una enorme ventaja: pod¨ªa acudir a los desastrosos datos de la econom¨ªa. Y lo hizo en todo momento, lanz¨¢ndose contra el Gobierno. Tanto que Rubalcaba le espet¨®: ¡°Creo que los parados esperan de nosotros algo m¨¢s y no solo que les digamos que est¨¢n parados, esperan soluciones¡±.
Apenas hubo sorpresas. Aunque Rajoy, que se hab¨ªa preparado muchos datos, parec¨ªa no conocer bien su propio programa, mientras Rubalcaba, que fue creciendo a lo largo del debate, lo ten¨ªa claramente muy estudiado.
El l¨ªder del PP, que ley¨® mucho, dice que no congelar¨¢ las pensiones
Rajoy sab¨ªa que Rubalcaba intentar¨ªa movilizar a sus abstencionistas dibujando un PP muy duro. Esquiv¨® los golpes, dej¨® pasar el tiempo, y en asuntos sensibles, como las pensiones, se cur¨® en salud antes de asegurar: ¡°Yo no voy a congelar las pensiones¡±, prometi¨®. Pero hablaba de 2013. A¨²n no est¨¢ claro qu¨¦ har¨¢ con el Presupuesto de 2012, ya que si lo prorroga, mantendr¨ªa la congelaci¨®n que hizo el PSOE.
Rubalcaba no se rindi¨® en ning¨²n momento en su intento de lograr que Rajoy aclarara algunos puntos de su programa. Sobre todo despu¨¦s del primer bloque, centrado en el paro y mucho m¨¢s complicado para ¨¦l.
El momento de mayor tensi¨®n se produjo, como estaba previsto, cuando Rubalcaba trat¨® de lanzar contra Rajoy el modelo de Madrid, especialmente en educaci¨®n y en sanidad. ¡°Con ustedes la sanidad y la educaci¨®n p¨²blica no est¨¢n garantizadas¡±, le lleg¨® a decir despu¨¦s de ofrecer datos sobre los porcentajes de ni?os inmigrantes (el 80%) que van a colegios p¨²blicos o las ayudas a la educaci¨®n de ¨¦lite. Rajoy contestaba a todo interrumpiendo a Rubalcaba: ¡°Eso es una insidia¡±, ¡°eso no es verdad¡±, ¡°eso tendr¨¢ usted que probarlo¡±. El socialista le invitaba constantemente a leer la prensa para informarse.
En alg¨²n momento, hubo incluso gestos de desprecio. Rajoy, poco acostumbrado a las preguntas y repreguntas, hizo enormes esfuerzos para mantener el tono calmado que ten¨ªa preparado. ¡°?D¨¦jeme hablar! No le va tan mal el debate, no se ponga nervioso¡±, le lleg¨® a espetar.
A Rubalcaba se le acababa el debate ¡ªsolo hay uno¡ª y Rajoy segu¨ªa despejando todos los balones. Y as¨ª, en el ¨²ltimo bloque, el que m¨¢s tem¨ªan los populares porque ah¨ª se pod¨ªa hablar de aborto y matrimonio homosexual, se lanz¨® al cuello de su rival: ¡°Me extra?a que personas tan liberales en econom¨ªa se opongan incluso a la p¨ªldora poscoital. Han hecho ustedes un recurso contra el matrimonio homosexual. D¨ªgale a los que ya se han casado que no teman, que no van a cambiar, que van a poder seguir casados. ?D¨ªgaselo!¡±. Rajoy, de nuevo, esquiv¨® el tiro. Rubalcaba insisti¨®. Y Rajoy volvi¨® a esquivarlo. Y as¨ª, en un constante juego del gato y el rat¨®n, se fue el debate. Y no habr¨¢ m¨¢s.
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