Transici¨®n a un nuevo modelo

Vivimos en un mundo global, abierto, menos jer¨¢rquico, con m¨¢s jugadores ¨Clos pa¨ªses y mercados emergentes? y m¨¢s multilateral. Un mundo que en estos ¨²ltimos cuatro a?os ha enfrentado la primera gran crisis de la globalizaci¨®n. Sin precedentes. Un escenario de extrema complejidad. Lo vivimos con la perplejidad del que no est¨¢ preparado ni prevenido para aquello que le acontece. Tambi¨¦n con un cierto des¨¢nimo colectivo. Sin embargo debemos saber aprovechar las exigencias de la crisis para avanzar en nuestra modernizaci¨®n institucional y productiva recuperando en el camino algunos ¡°viejos¡± valores como el esfuerzo, el rigor, la constancia o la siempre necesaria resiliencia.

De alg¨²n modo la crisis ¨Cla estructural del cambio de paradigma derivado de la globalizaci¨®n, y la coyuntural caracterizada por el colapso de los mercados financieros y, en Espa?a, por la implosi¨®n del sector inmobiliario y la falta de un modelo de crecimiento alternativo y sostenible?, impone la transici¨®n hacia un nuevo modelo.

La globalizaci¨®n es un hecho irreversible y viene acompa?ada de una transferencia de poder y redistribuci¨®n de la riqueza y de los niveles de bienestar desde el mundo desarrollado hacia el mundo de los emergentes. Lejos de la frustraci¨®n ¨Co del miedo a la p¨¦rdida? debemos ser capaces de reconocer cu¨¢l es nuestra posici¨®n relativa en este mundo global. Saber donde estamos y tomar consciencia de que, quiz¨¢s, no somos tan perif¨¦ricos y que somos ¨Cpodemos ser? puerta de entrada y de salida. Reconocer nuestras fortalezas. Reconocernos en lo hecho y conseguido en estos ¨²ltimos 30 a?os de profunda transformaci¨®n y aggiornamento de nuestro pa¨ªs. Identificar lo que queremos y nos queda por hacer. Y, sobre todo, la actitud con la que nos ponemos a ello.

Austeridad, ahorro para invertir y abrirse a nuevos mercados son s¨®lo algunas de las exigencias del momento. De su adecuada interpretaci¨®n depende en buena medida la recuperaci¨®n de la actividad econ¨®mica sobre bases s¨®lidas. La dimensi¨®n y el alcance de esta crisis deber¨ªa ser motivo suficiente para actuar a modo de catalizador que permitiera superar el exceso de tacticismo en las actitudes de los actores pol¨ªticos y sociales. Es momento, pues, para el acuerdo y para la acci¨®n. En el G20, en Europa y en Espa?a.

La normalizaci¨®n de la actividad econ¨®mica ¨Cy la urgente necesidad social de crear ocupaci¨®n estable y con perspectivas?, no s¨®lo pasa por el restablecimiento de los equilibrios macroecon¨®micos y financieros, sino porque seamos capaces de concretar de un modo efectivo las decisiones y reformas que deben emprenderse. En el ¨¢mbito laboral, de los servicios, de la fiscalidad, de la colaboraci¨®n entre los sectores p¨²blico y privado y, de manera muy significativa, en el ¨¢mbito de la proyecci¨®n internacional de nuestras empresas y su dimensionamiento para crecer fuera y mantenerse aqu¨ª. Para ello debemos imprimir una visi¨®n m¨¢s industrial, de largo plazo, y menos financiera, de mirada corta, a nuestros proyectos y leg¨ªtimas ambiciones. ¡°Dejemos de quejarnos¡±, le¨ªa recientemente en un art¨ªculo, y a?ado, pues depende de nosotros.