"La m¨²sica es la flauta de Sat¨¢n"
Un grupo salafista echa ra¨ªces en Melilla e impregna a una minor¨ªa de sus costumbres m¨¢s extremas y rigoristas Ni oyen m¨²sica ni se acercan a instrumentos El conflicto ha llegado hasta un instituto, donde tres ni?os se niegan a estudiar m¨²sica porque es ¡°pecado¡±
Los 30 ni?os de una de las clases de primero de la ESO del Instituto de Educaci¨®n Secundaria Rusadir de Melilla levantan sus flautas y arrancan una melod¨ªa. Las de Suleiman y su primo Abdelkrim (nombres supuestos para proteger su intimidad), ambos de 12 a?os, reposan sobre sus pupitres dentro de sus fundas. Desde que comenz¨® el curso, los dos ni?os se han negado, primero a llevar el instrumento a clase y luego a tocarlo. Esgrimen excusas y evasivas. Lamia, de 14 a?os, hermana de Suleiman y alumna de tercero en el mismo centro, tampoco quiere estudiar m¨²sica, aunque mantiene una actitud m¨¢s d¨®cil. Los tres son espa?oles.
¡ªSuleiman, ?por qu¨¦ no tocas? ¡ªpregunta la profesora una vez m¨¢s.
¡ªNo quiero tocar la flauta, no quiero estudiar m¨²sica.
¡ª?Por qu¨¦?
¡ªNo s¨¦¡ No quiero.
¡ªLa m¨²sica es una asignatura obligatoria. T¨² no puedes elegir lo que estudias y lo que no. ?Coge tu mochila y sal de clase!
Ninguno de los tres ni?os explica su secreto, ninguno se atreve a confesar a su profesora la raz¨®n por la que no quieren estudiar m¨²sica. Desde ni?os han o¨ªdo en su entorno una frase rotunda y turbadora: ¡°La m¨²sica es la trompeta de Sat¨¢n¡±, la encarnaci¨®n suprema del mal. Suleiman, Abdelkrim y Lamia, tambi¨¦n nombre supuesto, temen que el sonido de sus flautas les hechice y empuje al pecado. Ellos no quieren pecar, alguien les ha dicho al o¨ªdo que los instrumentos musicales est¨¢n prohibidos en su religi¨®n. Como en Afganist¨¢n durante el r¨¦gimen talib¨¢n o en Somalia, donde hace un a?o Moallim Hashi Mohamed Farah, un jefe del grupo islamista Al Shabab, fiel aliado de Al Qaeda, dio 10 d¨ªas de plazo a las emisoras de radio de Mogadiscio para que pararan la emisi¨®n musical.
El salafismo crece en Melilla y sus costumbres m¨¢s rigoristas comienzan a aflorar en las aulas de algunos colegios p¨²blicos. Es la estampa de una minor¨ªa creciente que componen algunos taxistas barbudos, mujeres con burka y niqab y mezquitas radicales donde se explica sin rubor que cantar, bailar, ir al teatro, al cine o ver la televisi¨®n es pecado. ¡°Pronto nos dir¨¢n que el f¨²tbol est¨¢ prohibido¡±, augura F¨¢tima, de 25 a?os, residente en el barrio de la Ca?ada de Hidum, el m¨¢s deprimido de la ciudad.
El instituto Rusadir acoge a 1.000 alumnos, casi en su totalidad musulmanes. Se levant¨® hace una d¨¦cada en el barrio del Tiro Nacional y ostenta el r¨¦cord de fracaso escolar de la ciudad y uno de los mayores de Espa?a. ¡°De cada 200 alumnos que comienzan la ESO, solo terminan 30. Casi la mitad de los padres son analfabetos¡±, afirma su director, Miguel ?ngel L¨®pez D¨ªaz. A Suleiman y Abdelkrim, los primos que se niegan a estudiar m¨²sica, no les arrastra esa estad¨ªstica: los dos son buenos estudiantes.
S¨¦ que la m¨²sica es mala. S¨¦ que me har¨ªa da?o a mi cabeza, a mis pensamientos¡±. Suleim¨¢n, 12 a?os
Suleiman tiene unos enormes ojos negros, cara redonda, pelo corto y una mirada dulce y confiada. Viste un pantal¨®n de ch¨¢ndal azul marino, camiseta blanca y zapatillas deportivas. En Melilla es el d¨ªa de Aid el Kebir, la fiesta del cordero o el sacrificio, y no ha acudido a clase. ¡°?C¨®mo ha conseguido mi direcci¨®n?¡±, pregunta en presencia de Azzid, su padre, un marroqu¨ª de 46 a?os que reside desde hace 21 a?os en Espa?a y se apoya en su furgoneta aparcada frente a su casa.
El ni?o contesta con monos¨ªlabos hasta que por fin se arranca. ¡°La m¨²sica es mala y no sirve para nada. El a?o pasado tambi¨¦n me negu¨¦ a estudiar y no me dijeron nada. Me pusieron insuficiente y nada m¨¢s. Este a?o han empezado los castigos. Me han castigado tres veces. Me dicen: ¡®Coge la mochila y sal fuera¡¯. Un d¨ªa estuve varias horas castigado y perd¨ª varias clases¡±.
¡ª?Por qu¨¦ es mala la m¨²sica? Expl¨ªcamelo.
¡ªS¨¦ que es mala. S¨¦ que me har¨ªa da?o. A mi cabeza, a mis pensamientos. La m¨²sica no es buena para las personas. Lo s¨¦ desde peque?o. Hay otro ni?o como yo (su primo) que tampoco quiere estudiarla.
¡ª?Por qu¨¦ no das la clase y evitas los castigos?
¡ªNo quiero pensarlo. No quiero tentaciones. Nunca estudiar¨¦ m¨²sica aunque tenga que dejar el colegio. Voy a clase, pero no hago nada, no escucho, no aprendo, no participo. Intento pensar en otra cosa. Intento no escucharla.
Azzid, su padre, tiene barba larga, viste una chilaba oscura y pantalones lo suficientemente cortos para dejar ver los tobillos. Es la se?al de los que se consideran puros y aut¨¦nticos musulmanes, un perfil cada vez m¨¢s frecuente en las calles y en algunas mezquitas de Melilla. Ha vivido y trabajado 15 a?os en Barcelona, donde nacieron sus dos hijos. Hace seis se estableci¨® en esta ciudad de 71.000 habitantes, la mitad musulmanes, para estar m¨¢s cerca de su familia marroqu¨ª. Azzid elude explicar lo que representa la m¨²sica para ¨¦l, pero opina en un perfecto espa?ol sobre la postura de su hijo.
¡ª?Le ha dicho usted al ni?o que la m¨²sica es pecado?
Chadia no ha vuelto al instituto
Chadia, de 15 a?os, no ha vuelto al Instituto Rusadir de Melilla. La ni?a espa?ola abandon¨® sus estudios de 3? de la ESO porque no le permit¨ªan acudir al colegio con su burka negro, tapada por completo y con guantes hasta el codo. En su relato, publicado en EL PA?S en julio pasado, asegur¨® que se matricular¨ªa este curso, pero no lo ha hecho. Miguel ?ngel L¨®pez, el director del centro, asegura que no saben nada de ella: ¡°La ni?a se tiene que matricular. Si no se ha matriculado, est¨¢ fuera de la red escolar. No sabemos si sigue aqu¨ª o est¨¢ en otro lugar. No sabemos nada de ella. Ahora ya no es un caso de absentismo escolar¡±.
Chadia, nombre supuesto para preservar su intimidad, sigue viviendo en Melilla junto a su madre, de 42 a?os, en el mismo domicilio, una casa alquilada y sin ascensor de 90 metros cuadrados, seg¨²n aseguran sus vecinos. ¡°No est¨¢ en casa, pronto va a cumplir 16 a?os y puede hacer lo que quiera¡±, dice una voz femenina muy parecida a la suya al otro lado de la puerta.
La escolarizaci¨®n es obligatoria hasta los 16 a?os y Chadia los cumplir¨¢ en febrero, pero supuestamente est¨¢ sin escolarizar. El Ministerio de Educaci¨®n y la Fiscal¨ªa de Menores actuaron en su caso. ¡°No me importa perder el curso. Si no me dejan llevar el burka no quiero estudiar. Quiero hacer algo ¨²til¡±, dec¨ªa en julio. O
¡ªTiene convicciones muy fuertes e ideas firmes. Sabe lo que quiere desde peque?o. ?No le parece? Te dicen que aqu¨ª hay libertad religiosa, pero no es verdad porque luego te imponen estudiar cosas que van contra tu religi¨®n. ?No es una contradicci¨®n?
¡ªLa m¨²sica es una asignatura obligatoria.
¡ªYa s¨¦ que lo es, pero usted ya ha visto que ¨¦l no la quiere estudiar y yo no le voy a obligar a hacerlo. Que cambien la ley, que le den libertad de estudiarla o no.
¡ª?No est¨¢ haciendo el ni?o lo que le dicen sus padres?
¡ªEs una decisi¨®n de ¨¦l. A la ni?a, mi otra hija, le pasa lo mismo, tampoco quiere estudiar m¨²sica. Los dos piensan lo mismo.
Azzid asegura que su hijo no va a ceder y confiesa que se plantea sacarlos del colegio. ¡°Le est¨¢n rompiendo el coraz¨®n y si no le dejan seguir estudiando aqu¨ª me lo llevo a cualquier otro pa¨ªs. Yo voy detr¨¢s de ¨¦l. Es buen estudiante, de los mejores de su clase. Le he dicho al director que me ponga por escrito por qu¨¦ lo echan y yo me lo llevo a otro lado. La ¨²ltima vez que lo recog¨ª despu¨¦s de un castigo estaba amarillo. Le est¨¢n acosando con los castigos. Est¨¢ perdiendo la paz que debe tener un ni?o. ?Por qu¨¦ no respetan su forma de pensar y de vivir? Tengo miedo de que esto le afecte y estropeen sus estudios. ?Qui¨¦n ser¨¢ el responsable?¡±.
¡ª?Usted no se considera responsable?
¡ªNo.
¡°?C¨®mo se ha enterado d¨®nde vivimos?¡±, pregunta de nuevo Suleiman antes de atravesar el portal de su casa, cerca de la mezquita central de la ciudad.
A diez minutos a pie de su casa vive la familia de Abdelkrim, su primo. La vivienda est¨¢ cerrada durante los d¨ªas de la fiesta del cordero y las calles vac¨ªas. La mayor¨ªa de los vecinos ha cruzado la frontera para visitar a sus familiares en Marruecos. Hace varias semanas la madre de Abdelkrim acudi¨® envuelta en su burka negro a la puerta del colegio Rusadir, pero no le permitieron entrar. El director hab¨ªa llamado a los padres de ambas familias para informarles de la negativa de los ni?os a estudiar m¨²sica.
Miguel ?ngel L¨®pez, director del centro, lo recuerda as¨ª: ¡°La profesora de m¨²sica me avis¨® de que dos ni?os se negaban a dar m¨²sica. No tra¨ªan la flauta, no hac¨ªan los deberes, no tocaban. Cuando vino la madre de uno de ellos, no la dejamos pasar. No puedo hablar con una se?ora a la que no veo la cara. No est¨¢ permitido entrar as¨ª al instituto. Pas¨® una hermana del chico, de unos 20 a?os, y le explicamos que aqu¨ª no se estudia a la carta, que la m¨²sica es una asignatura obligatoria. Le intentamos convencer de que el lenguaje musical es necesario, que es una forma de expresi¨®n. Sin decirlo abiertamente reconoci¨® que era una cuesti¨®n religiosa, que la familia era muy ortodoxa. Nos dijo que hablar¨ªa con sus padres¡±.
Abdelkrim, de 12 a?os, acudi¨® al d¨ªa siguiente con su flauta y asisti¨® a clase. ¡°La puso encima de la mesa, pero no quer¨ªa tocarla. Creen que la m¨²sica es pecado, ese es el problema, aunque los ni?os no lo confiesan. ?Qu¨¦ hacemos con un ni?o que se niega a dar una asignatura? Es la primera vez que nos encontramos con un caso parecido¡±, asegura el director en su despacho. L¨®pez tuvo una conversaci¨®n parecida con Azzid, el padre de Suleiman, y el primero insisti¨® en que la decisi¨®n era del menor: ¡°Ve como no quiere, ?qu¨¦ quiere que haga yo si no quiere?¡¯, me dec¨ªa el padre delante del chaval. Tengo miedo que esto se extienda y que contagie a otros ni?os¡±. La direcci¨®n del instituto Rusadir ha enviado un informe a la direcci¨®n de Educaci¨®n.
Abdelila, de 44 a?os, natural de Nador (Marruecos), es el im¨¢n de la ¡°mezquita blanca¡±, en la Ca?ada de Hidum, el centro religioso m¨¢s rigorista y donde se concentran los barbudos. Abdelila vive aqu¨ª desde hace 11 a?os, pero no habla espa?ol, al igual que la mayoria de los 12 imanes marroqu¨ªes que dirigen el rezo en las mezquitas de la ciudad. El pasado lunes, d¨ªa de la fiesta del cordero, sus fieles rezaron en un parking cercano al templo. No acudieron a la gran concentraci¨®n musulmana, m¨¢s de 5.000 personas, que subieron a rezar junto al cuartel de la Legi¨®n. No quieren mezclarse con ellos. El im¨¢n viste una t¨²nica de tonos dorados y descansa sobre una alfombra antes del rezo de media tarde. ¡°Si escuchas m¨²sica y te toca al coraz¨®n, no te llega la lectura del Cor¨¢n. El islam dice que la m¨²sica es pecado. Est¨¢ escrito. La m¨²sica es lo contrario del Cor¨¢n y te gu¨ªa por el mal camino¡±, afirma con una sonrisa.
¡ª?Y si la letra habla de paz y amor?
¡ªDa igual el mensaje, da igual la letra. ?No entiende usted que es un gran pecado? No podemos escucharla, ning¨²n buen musulm¨¢n debe o¨ªrla. ?C¨®mo vamos a permitir que nuestros hijos se contaminen con ella?
Uno de los hijos de Abdelila irrumpe en la habitaci¨®n contigua a la mezquita y el im¨¢n confiesa que el ni?o no oye m¨²sica ¡°salvo la de algunos dibujos animados¡±. ¡°Para el creyente es muy f¨¢cil. Hay muchos ni?os de 14 o 15 a?os que son muy creyentes. Hay mucha gente que piensa como nosotros, no somos una minor¨ªa¡±. Mohamed, de 34 a?os, fumigador y fiel de la mezquita, apostilla: ¡°No la oigo desde hace cuatro a?os. No es buena para el buen musulm¨¢n¡±.
A las 16.20, alrededor de 30 fieles, todos con barbas, todos con t¨²nicas y pantalones que dejan ver los tobillos, entran a rezar. El centro se levant¨® en 2005, est¨¢ pintado de blanco y aparece en informes de polic¨ªa y del CNI. Sus responsables niegan cualquier relaci¨®n con el salafismo, una de las corrientes m¨¢s radicales del islam.
?ngel L¨®pez, director del instituto Rusadir de Melilla: ¡°Tengo miedo que esto se extienda y que contagie a otros ni?os¡±
La Ca?ada de Hidum ostenta la mayor tasa de paro y fracaso escolar. Durante las recientes elecciones a la Asamblea de Melilla) grupos de j¨®venes quemaron contenedores en protesta por la victoria del PP, que obtuvo 15 de los 21 esca?os. Aseguraban que con Juan Jos¨¦ Imbroda, presidente de la ciudad, los planes de empleo no llegar¨ªan ¡°nunca¡± al barrio. La cita con los ¡°extra?os¡± se produce en la carretera que conduce a este barrio, el m¨¢s marginal. Al anochecer, Mustaf¨¢, de 40 a?os, uno de los impulsores de la ¡°mezquita blanca¡± charla bajo las estrellas con cinco de sus amigos. Sentados en sillas de tijera visten t¨²nicas oscuras, exhiben orgullosos sus tobillos y largas barbas. Todos cubren la cabeza con gorros de lana o casquetes de punto. Parecen sacados de una estampa de Pakist¨¢n o Afganist¨¢n. Se saben extra?os para los dem¨¢s, pero presumen de su diferencia. ¡°Apunta esto. Comenz¨® el islam como algo extra?o y volver¨¢ a ser extra?o como comenz¨®. Bienaventurados ser¨¢n los extra?os, aquellos que permanecieron firmes mientras los dem¨¢s se degeneraban¡±, espeta Mustaf¨¢.
Ellos son los ¡°firmes¡±, el resto, los 5.000 musulmanes que el pasado lunes subieron a rezar unidos junto al cuartel de la Legi¨®n, representan a los que se degeneran. ¡°Dicen que son musulmanes, pero no lo son. Muy pocos saben qu¨¦ es el islam en su esencia pura. Lo utilizan para sus intereses mundanos y materiales. Aparentan una cosa, pero son otra. Nuestra relaci¨®n con ellos es de indiferencia. Nos pintan como radicales y extremistas. ?Qui¨¦nes son los terroristas? Los que atacan a un pa¨ªs con bombas, matan a ni?os y mujeres o los que defienden su casa. Cambian el nombre a las cosas¡±.
Mustaf¨¢ es el ¨²nico que habla, los dem¨¢s escuchan. Todos est¨¢n casados y tienen hijos peque?os. Ninguno oir¨¢ ni cantar¨¢ una canci¨®n. ¡°?Que hay ni?os que no quieren estudiar m¨²sica! ?C¨®mo van a estudiar m¨²sica si est¨¢ prohibida? Te dicen que si no la estudias te suspenden el curso. Es como vivir en una c¨¢rcel grande, como los muros que rodean esta ciudad. La m¨²sica es para las fieras, la m¨²sica es la trompeta de Sat¨¢n¡±. Osama Bin Laden, el jefe de Al Qaeda muerto hace meses en Abottabad (Pakist¨¢n), defin¨ªa a la m¨²sica con una frase parecida a la de Mustaf¨¢: ¡°La m¨²sica es la flauta del diablo¡±.
¡ª?Por qu¨¦ es tan mala para vosotros?
¡ªPorque lleva a la gente a hacer cosas il¨ªcitas, porque distrae y contamina.
Mohamed viste una brillante chilaba azul y es el ¨²nico que se atreve a intervenir mientras habla su compa?ero. ¡°Hay otros problemas adem¨¢s de la m¨²sica, en los colegios no te dejan usar el hiyab. Para nosotros el hiyab (pa?uelo isl¨¢mico) es el niqab (la prenda que permite una rejilla en los ojos)¡±.
La gran mayor¨ªa de los musulmanes de Melilla, m¨¢s de 30.000 personas, no piensan como ¡°los extra?os¡±. ¡°Les das el saludo de paz y ni te contestan. Se creen los puros¡±, dice Mohamed, uno de los enterradores del cementerio musulm¨¢n Arrakma.
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