Tras el fin de ETA
"Memoria es b¨¢sicamente compromiso con las v¨ªctimas de la banda terrorista", dice el autor
El pasado 20 de octubre, a¨²n con su liturgia y ret¨®rica habitual, la banda terrorista que acab¨® con la vida de 829 personas a lo largo de m¨¢s de 40 a?os acept¨® su final. No ha sido fruto de un examen de conciencia ni de una catarsis moral, sino de su debilidad operativa y de su deslegitimaci¨®n social. Por supuesto, no hay que bajar la guardia y debemos seguir alerta ante cualquier tentaci¨®n de volver a las andadas por improbable que sea, que lo es. Pero, adem¨¢s, y a la vez, debemos hacer otras cosas sin las cuales la ansiada paz no ser¨¢ plena; las m¨¢s importantes son memoria y justicia para sus v¨ªctimas; tambi¨¦n promover el respeto a las personas, a las instituciones democr¨¢ticas y a las reglas del juego, la tolerancia positiva y un sano relativismo en Euskadi que espante los integrismos y dogmatismos que fortalecieron a ETA.
Memoria por tanto; primero y antes que nada. Memoria que es b¨¢sicamente compromiso con las v¨ªctimas de ETA (no edulcoremos su principal sentido) por definici¨®n todas inocentes. Memoria tambi¨¦n del conjunto de los ciudadanos que la combatieron m¨¢s directamente, h¨¦roes sin duda. Por eso decimos que el fin de ETA es el triunfo de la democracia y no de una parte de la sociedad frente a otra. La memoria es por consiguiente algo m¨¢s que el mero relato o que la historia de lo que pas¨® que corresponder¨¢ elaborar a los historiadores o al periodismo de investigaci¨®n y que exige rigor cient¨ªfico y una vocaci¨®n descriptiva que aspira a la objetividad.
La memoria, sin embargo, supone tomar partido; no es neutral sino deliberadamente parcial; es una apuesta excluyente a favor de los que sufrieron el terror, para honrarlos primero y como testimonio despu¨¦s para que la violencia fan¨¢tica no vuelva a repetirse jam¨¢s. Por eso es tan importante que se impulse cuanto antes el Centro de la Memoria que prev¨¦ la nueva ley de v¨ªctimas del terrorismo, aprobada en septiembre pasado por todos los grupos pol¨ªticos excepto por UPyD.
Es importante que se impulse cuanto antes el Centro de la Memoria"
Y debe ser un Memorial exclusivamente para las v¨ªctimas del terrorismo, fundamentalmente v¨ªctimas de ETA, y no un caj¨®n de sastre que incluya a otro tipo de v¨ªctimas, por ejemplo, de violaciones de derechos humanos o de otros delitos violentos, que merecen sin duda todo el respeto y la m¨¢xima consideraci¨®n y reconocimiento pero que unific¨¢ndolas, haciendo tabla rasa, diluy¨¦ndolas en un todo com¨²n, les hacemos un flaco favor a todas, a unas y a otras; no solo porque se trate de violencias diferentes, ninguna aceptable, sino porque cada tipolog¨ªa de v¨ªctimas merece un tratamiento espec¨ªfico, un reconocimiento particular, por respeto a su singularidad.
Es como si pretendi¨¦ramos mezclar a las v¨ªctimas del franquismo, a las que debemos por cierto otro Memorial, o de violaciones de derechos humanos en general, con las de la violencia de g¨¦nero o las de delitos especialmente horribles como algunos asesinatos, desapariciones y violaciones de j¨®venes y menores conocidos en los ¨²ltimos tiempos. Porque todas estas v¨ªctimas son diferentes entre s¨ª, aunque todas compartan un elemento com¨²n de sufrimiento y de dolor injustificado.
Y en el caso de las v¨ªctimas de ETA, que es el que aqu¨ª nos ocupa, existe otra raz¨®n para su singularidad: no contribuir, ni consciente ni inconscientemente, a legitimar la ¡°teor¨ªa del conflicto¡±, imposible en una democracia avanzada como la nuestra, ¡°de las v¨ªctimas de los dos bandos¡±, sostenida falazmente por ETA y por la izquierda abertzale; una teor¨ªa que enmascara la cobard¨ªa de no afrontar con grandeza y hombr¨ªa de bien la responsabilidad por el inmenso da?o causado unilateralmente; es esa ¡°huelga moral¡± de la que habl¨® Primo Levi. Y no pienso tanto en que se pida perd¨®n, del que no soy entusiasta ni tampoco el conjunto de las v¨ªctimas y que ser¨ªa ¡°mucho pedir¡± si se hiciera en serio, m¨¢s all¨¢ de su valor jur¨ªdico para la obtenci¨®n de beneficios penitenciarios de acuerdo con la legalidad vigente. Basta con que no manipulen la verdad de lo sucedido, aunque sea solo por respeto a los muertos, el que no le tuvieron cuando fueron asesinados.
Justicia, en segundo lugar. Por supuesto, la justicia del Estado constitucional de derecho. A sensu contrario: ni venganza, ni impunidad. S¨ª, para los presos, posibilidad de reinserci¨®n social, tal y como prev¨¦ la Constituci¨®n de 1978. Tambi¨¦n y antes reparaci¨®n integral de las v¨ªctimas, a poder ser por sus victimarios o incluso por los miles de simpatizantes y votantes que hoy no quieren ya violencia y s¨ª pol¨ªtica democr¨¢tica en las instituciones. No ser¨ªa un mal paso; a mi juicio, mejor, m¨¢s pr¨¢ctico y tangible, que el metaf¨ªsico perd¨®n y su intr¨ªnseco arrepentimiento, poco probable y, hoy, poco cre¨ªble¡ Es una justicia, en suma, garantista para el reo, sin tratos inhumanos ni degradantes, posibilista en la reinserci¨®n, respetuosa con los derechos humanos fundamentales. Una justicia que tambi¨¦n protege a la v¨ªctima, antes, durante y despu¨¦s del proceso penal; que le concede derechos que salvaguardan su dignidad y su buen nombre, incluso su intimidad; que garantizan su derecho a ser escuchada y a saber y que aseguran su reparaci¨®n administrativa y/o judicial como en ning¨²n otro pa¨ªs del mundo. Es verdad que la decisi¨®n ¨²ltima en un Estado de derecho que se precie corresponde a los jueces, ese tercero imparcial que dise?aron Montesquieu o Beccaria, int¨¦rpretes y aplicadores de la ley, y as¨ª debe seguir siendo, tambi¨¦n cuando no compartimos sus decisiones.
En definitiva, Memoria y Justicia son las dos ideas fuerza que a mi juicio deben inspirar a partir de ahora, en este nuevo tiempo sin ETA, a las instituciones y a la sociedad vasca y espa?ola. Tambi¨¦n m¨¢s respeto, en el sentido profundo del t¨¦rmino: a las personas (Homo homini sacra res, dec¨ªa S¨¦neca), a las reglas del juego y a la diversidad social y cultural de Euskadi y de Espa?a, con un pluralismo pol¨ªtico que es estructural y no coyuntural y que bien interpretado es una bendici¨®n para todos, que imposibilita la secesi¨®n y que ¡°condena¡± a los vascos primero y al conjunto de los espa?oles despu¨¦s a vivir juntos, a convivir. Bendita convivencia. Bendito pluralismo.
Jos¨¦ Manuel Rodr¨ªguez Uribes ocupa la C¨¢tedra Berinstain sobre el terrorismo y sus v¨ªctimas de la Universidad Carlos III y es director general (en funciones) de Apoyo a V¨ªctimas del Terrorismo en el Ministerio del Interior.
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