La Moncloa asume el estilo de su nueva inquilina
Viri Fern¨¢ndez ser¨¢ pr¨®diga en la vida oficial y celosa en lo familiar
Hace apenas tres semanas que los Rajoy se han mudado al palacio de la Moncloa y, esta misma semana, el presidente ha cumplido su primer mes al frente del Gobierno. Pero en este tiempo, su esposa, Elvira Fern¨¢ndez, Viri, ya ha dejado entrever, por el ritmo de sus apariciones p¨²blicas, que tendr¨¢ un papel m¨¢s activo que su antecesora, Sonsoles Espinosa, consorte de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Ella quiere tener su propio estilo como lo han hecho Carla Bruni en Francia o Michelle Obama en Estados Unidos. Sabe que est¨¢ en el punto de mira sobre todo en estos primeros d¨ªas en los que trazar¨¢ las l¨ªneas de lo que ser¨¢ su particular mandato.
Vestida de gala, con una falda color berenjena y una chaqueta negra de esmoquin de marcada tendencia, acudi¨® el pasado martes al Palacio Real a la recepci¨®n que los Reyes ofrecieron al cuerpo diplom¨¢tico en Espa?a, la misma en la que un invitado neg¨® el saludo a la princesa Letizia. Esa misma tarde, de riguroso luto, acompa?¨® a su esposo en el funeral por Manuel Fraga en la catedral de la Almudena de Madrid. El jueves, con otro sobrio vestido de noche, volvi¨® al Palacio Real con Rajoy para asistir a la cena de gala de los Reyes en honor del presidente de Per¨², Ollanta Humala.
No es que la esposa del nuevo presidente pretenda ahora imponerse una agenda cargada de actos oficiales, puesto que, seg¨²n fuentes del PP, mantendr¨¢ el perfil discreto que la ha caracterizado todos los a?os en los que Rajoy ha sido el jefe de la oposici¨®n. Pero todo apunta a que marcar¨¢ distancias con Sonsoles Espinosa, quien recibi¨® las cr¨ªticas de los populares por, seg¨²n ellos, descuidar su papel como esposa del presidente Zapatero. No les parec¨ªa bien que el expresidente visitara solo a otros mandatarios extranjeros.
Elvira Fern¨¢ndez ha prolongado adem¨¢s el permiso que solicit¨® en su puesto en Telef¨®nica Contenidos durante la campa?a electoral, para acompa?ar a su esposo por todo el pa¨ªs. Su intenci¨®n es ser el soporte de su familia ¡ªlos Rajoy tienen dos hijos varones de seis y 12 a?os¡ª para facilitar su vida en el palacio de la Moncloa. Despu¨¦s, acompa?ar a su marido en los actos oficiales y en los viajes de Estado. Por eso, no ha estado en las visitas que Rajoy ha hecho ya a Marruecos, Portugal y Alemania, porque todos han sido lo que se denominan viajes de trabajo, con un car¨¢cter m¨¢s t¨¦cnico que institucional. S¨ª acudir¨¢, sin embargo, a la recepci¨®n oficial que ma?ana a mediod¨ªa ofrecer¨¢ el pr¨ªncipe Felipe en la isla de El Hierro para celebrar su 44 cumplea?os y con la que pretende apoyar el turismo.
Los Rajoy apenas han realizado transformaciones en la decoraci¨®n que se encontraron en el palacio
Poco se sabe de la nueva vida de los Rajoy. Guardan con celo su intimidad, su entorno se niega a dar detalles, y tan solo ha trascendido que apenas han hecho transformaciones en la decoraci¨®n del palacio. Se pintaron las habitaciones que forman parte de su residencia antes de que se mudaran desde su chal¨¦ adosado de Aravaca, una zona residencial de la capital. La escasez de cambios es en buena medida por una cuesti¨®n de austeridad, acorde con el perfil que en p¨²blico demuestran los Rajoy, pero tambi¨¦n por la situaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs.
Aunque el palacio se decora con los muebles de Patrimonio Nacional, ya Ana Botella, la esposa de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, quiso en 1996 que las dependencias familiares se asemejaran a su hogar anterior con una decoraci¨®n m¨¢s recargada y las transform¨® de arriba abajo. A su vez, la esposa de Zapatero volvi¨® a rehacerlas a su llegada en 2004 y apost¨® por un estilo minimalista.
Elvira Fern¨¢ndez no se parece ni a una ni a otra. A ella no se le escuchar¨¢n las cr¨ªticas que Ana Botella hizo a La Moncloa cuando se mud¨® y asegur¨® que aquel palacio era ¡°inhabitable para una familia normal¡±. S¨ª es probable que imite a su antecesora, Espinosa, a la hora de guardar celosamente la intimidad de sus hijos. Aunque ella se cuidar¨¢ mucho de que no se hagan, o al menos no se difundan, fotos con mandatarios en el extranjero.
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