A los 956
Los delegados al 38? Congreso del PSOE tienen en sus manos elegir un l¨ªder solvente
En Sevilla se decide hoy qui¨¦n va a ser el pr¨®ximo secretario general del PSOE. Es una cuesti¨®n clave no solo para los 956 delegados con derecho a voto en el 38? Congreso de este partido, sino para el conjunto de la sociedad. Aunque lastrado por las graves derrotas electorales sufridas, el PSOE contin¨²a siendo una de las corrientes centrales de la pol¨ªtica espa?ola y ha de responder a siete millones de votantes. La trascendencia de la decisi¨®n supera la guerra de nervios de los ¨²ltimos d¨ªas sobre los apoyos de cada candidatura, situando al delegado ante una opci¨®n que debiera guiarse por criterios de solvencia y responsabilidad.
La elecci¨®n se produce sin haber debatido a fondo las causas de la fuga de votos sufrida, y entre dos candidatos que han compartido el Gobierno saliente. Los delegados pueden optar por la experiencia acreditada de Alfredo P¨¦rez Rubalcaba y su intento de reconstruir un espacio socialdem¨®crata capaz de recuperar los votos perdidos. O bien dar curso a la promesa de refundaci¨®n en la que ha insistido Carme Chac¨®n, que cuenta con el precedente de la llevada a cabo por Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Un l¨ªder que ayer se despidi¨® resaltando sus esfuerzos para evitar la intervenci¨®n de Espa?a, sin otra autocr¨ªtica que no haber reconocido a tiempo la crisis econ¨®mica.
Ser¨ªa muy deseable que los delegados agarrasen el toro por los cuernos desde el primer momento. Las disputas internas no son el terreno en que les aguardan sus votantes, menos a¨²n los 4,3 millones de antiguos electores que optaron por otros partidos o se quedaron en casa el 20-N. No cabe sino reiterar la importancia de salir de la introspecci¨®n y abrir el debate, objetivos tanto m¨¢s necesarios cuanto m¨¢s profunda y veloz es la contrarreforma social y pol¨ªtica emprendida por el Gobierno del PP.
Reunirse tras verse expulsados de casi todos los ¨®rganos del poder ejecutivo tambi¨¦n es un momento emocional. Pero sobre todo, esta es la hora de detenerse a pensar en el futuro proyecto socialista y marcar el camino para una tarea de oposici¨®n ¨²til. No es momento de dejarse llevar por soluciones de fachada o trucos de mercadotecnia. En todo caso, el triunfador o triunfadora deber¨ªa comprometerse a hacer cuanto est¨¦ en su mano para mantener la unidad, no caer en tentaciones disgregadoras y promover una oposici¨®n tan firme como responsable.
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