M¨¢s acuerdo del que aparentan
PNV, PSE y PP vasco acercan posiciones sobre la gesti¨®n del final de la banda
La proximidad de las elecciones vascas est¨¢ enrareciendo el clima pol¨ªtico en Euskadi con un fuerte enfrentamiento entre el l¨ªder del PNV, I?igo Urkullu, y el lehendakari, el socialista Patxi L¨®pez. Pese a todo, PNV, PSE y PP vasco, as¨ª como el Gobierno central de Mariano Rajoy y el Ejecutivo de Patxi L¨®pez, tienen m¨¢s voluntad de acuerdo de lo que aparentan sobre el reto pol¨ªtico m¨¢s importante de Euskadi: la gesti¨®n del final de ETA.
Los tres partidos coinciden en un punto clave: la decisi¨®n del cese definitivo de la violencia por parte de ETA el 20 de octubre marca un antes y un despu¨¦s, en l¨ªnea con la opini¨®n mayoritaria de la sociedad vasca. M¨¢s del 75% de los vascos opina que ETA ha terminado definitivamente, seg¨²n una encuesta del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS) de noviembre.
Tambi¨¦n coinciden en que, una vez verificado el cese definitivo de la violencia de ETA, se dan las condiciones para que el Gobierno vaya eliminando las medidas extraordinarias que, en aras de la pol¨ªtica antiterrorista, se ha aplicado a los presos etarras y, de ese modo, contribuir a consolidar ese final. As¨ª consta en el Pacto de Ajuria Enea de 1988 y en el Antiterrorista de 2000, suscritos ambos por el PP, como record¨® el presidente del PNV, I?igo Urkullu, a un Rajoy muy receptivo, en su reciente encuentro en La Moncloa.
Los tres partidos coinciden tambi¨¦n en su pretensi¨®n de que los movimientos que hagan las instituciones y el Gobierno para consolidar el fin de la violencia no los capitalice pol¨ªticamente la izquierda abertzale ni tampoco generen una convulsi¨®n en los sectores m¨¢s conservadores, incluidas algunas asociaciones de v¨ªctimas del terrorismo.
Las tres formaciones convergen tambi¨¦n en la idea de conceder un margen de discreci¨®n y tiempo al Gobierno. En este sentido, a la estrategia del Ejecutivo le convendr¨ªa un pacto entre los partidos vascos que le sirva de cobertura pol¨ªtica para envolver su actuaci¨®n en este campo.
Antonio Basagoiti, el l¨ªder del PP vasco, es el que m¨¢s insiste en la necesidad de ese pacto pol¨ªtico, que tendr¨ªa varias vertientes. En primer lugar, solicitar a la izquierda abertzale que pida a ETA su disoluci¨®n, as¨ª como mantener la exigencia a ambas organizaciones de que reconozcan el da?o causado a las v¨ªctimas.
Junto a ello, pretende hacer hincapi¨¦ en el prestigio de las instituciones, en deslegitimar la violencia y en el reconocimiento de las v¨ªctimas del terrorismo. La pr¨®xima creaci¨®n del Centro de la Memoria en Euskadi, anunciado hace dos semanas por el ministro del Interior, Jorge Fern¨¢ndez, ser¨¢ otro paso en esa direcci¨®n. En ese mismo paquete ir¨ªa la eliminaci¨®n progresiva de las medidas extraordinarias aplicadas a los presos de ETA.
Tanto el lehendakari, Patxi L¨®pez, como el l¨ªder del PNV, I?igo Urkullu, est¨¢n de acuerdo en l¨ªneas generales con las propuestas de Basagoiti como una especie de hoja de ruta del final de ETA que sirva al Gobierno de Rajoy como cobertura pol¨ªtica.
Pero Urkullu no quiere que se escriba ni se escenifique ese pacto ¡ª¡°es de cara a la galer¨ªa¡±, dijo el jueves en Madrid¡ª, sino que se lleve a la pr¨¢ctica discretamente. Objet¨® que no deb¨ªa marginarse a la izquierda abertzale y se ofreci¨® como puente.
La izquierda abertzale tiene asumido, a su vez, que el proceso ser¨¢ lento. Tiene previsto avanzar en el reconocimiento del da?o causado, igual que ETA. Pero no acepta la v¨ªa Nanclares ¡ªel arrepentimiento individual¡ª por la que ha empezado a apostar el Gobierno de Rajoy.
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