Politizados
En la historia universal de las revueltas siempre hay un chispazo. Al cabo del tiempo, cuando eso crece (como creci¨® el 15-M, o el Mayo del 68, por ir m¨¢s lejos) y ya se habla de ello como se habla de los siglos o de los monumentos, siempre hay alguno que pregunta: ?y c¨®mo empez¨® todo?
Es curioso que lo que ha pasado en Valencia empez¨® en realidad porque los chicos ten¨ªan fr¨ªo. Hab¨ªan cortado la calefacci¨®n en las aulas y consideraron que esa era una raz¨®n para salir a la calle, a protestar. Es verdad que en Valencia hab¨ªa tendida mucha p¨®lvora, porque la comunidad se ha empobrecido en medio de fastos que ahora averg¨¹enzan, y entre fastos y nefastos se quedaron sin dinero para la educaci¨®n, la investigaci¨®n y, en general, la vida. Y los chicos entendieron que entre las cosas que se hacen para expresar, ya que son ciudadanos, se puede salir a la calle a decir, a voz en grito, que no est¨¢n contentos. Otra gente protesta por el matrimonio gay, y ah¨ª se juntan cat¨®licos y pol¨ªticos, y unos bendicen a otros, y aqu¨ª paz y en el cielo, se supone, gloria bendita. En el cat¨¢logo de las protestas hay de todo, y siempre se dice que ese es el ejercicio sacrosanto de la democracia.
Bendita sea la democracia, pues, que hace que la gente se junte incluso para decir que tiene fr¨ªo. Lo que ha sucedido luego en Valencia, tras el primer chispazo, es la consecuencia de una torpeza policial, y sobre eso ya est¨¢n de acuerdo tanto los tratadistas gubernamentales como los antigubernamentales, los chicos, los profesores y los padres. Se pas¨® la polic¨ªa tanto que hasta el ministro que los manda y el presidente que manda al ministro insinuaron que ese podr¨ªa ser un rasgo de torpeza que el Estado no deber¨ªa permitirse. El Estado no puede llamar enemigo al estudiante, si dicen todos que ah¨ª est¨¢ el futuro, c¨®mo va a ser enemigo el futuro...
Pero, claro, las cosas se sabe c¨®mo empiezan pero no se sabe c¨®mo acaban. Y los que no quisieron que pasara, es m¨¢s, los que no quisieron que se tratara de torpes a los polic¨ªas torpes, ni que salieran a la calle los chicos que ten¨ªan fr¨ªo, empezaron a edificar, en torno a las intenciones de los estudiantes, todo tipo de insinuaciones que luego fueron portadas aguerridas de medios que no soportan la levedad del ser. A partir de este desesperado intento de te?ir a los j¨®venes con la tinta m¨¢s perjudicial empezaron a decir que no solo estaban politizados, sino que hab¨ªan sido infriltrados, desde las conocidas hordas violentas, por individuos que estaban aprovechando el fr¨ªo para calentar el ambiente contra las sedes gubernamentales. Y a los pol¨ªticos que dijeron, m¨¢s o menos, lo que ya dijo, m¨¢s o menos, el ministro del Interior, tambi¨¦n les dedicaron el mismo adjetivo: politizados, que est¨¢n politizados, y por tanto est¨¢n politizando las quejas por el fr¨ªo.
Vuelve, pues, la dichosa palabra al verbo nacional, la pol¨ªtica como disfraz de una sospecha. ?Politizado? Ah, pues se van a enterar.
Estar politizado es ser; el alma del hombre, tenga fr¨ªo o calor, est¨¢ politizada, es pol¨ªtica todo lo que sale del ser. Escuch¨¦ decir, como adjetivo que desmejora, que era ¡°politizado¡± el documental que hizo Isabel Coixet sobre el juez Garz¨®n, que gan¨® un Goya. ?Un documental politizado! Vuelve Pontecorvo y le clavan flechas, ?por politizado!
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