Dorribo, humo al por mayor
El principal imputado del 'caso Campe¨®n¡¯ no fabricaba nada en su planta de O Ceao El industrial presum¨ªa de laboratorio y hac¨ªa ostentaci¨®n de sus certificados de calidad
¡°Con respecto a este tema, no me gusta nada la orina del enfermo¡±. A principios de febrero de 2011, un directivo del Igape que los agentes de Aduanas no identifican, expon¨ªa sus temores a Carlos Monjero, socio de Proitec y elemento fundamental de la trama Campe¨®n. Le hablaba de Jorge Dorribo y de esos ama?os de facturas que hab¨ªan llegado al delirio. A los pocos d¨ªas, Monjero hablaba con su asociado, Javier Rodr¨ªguez, de la necesidad de desvincularse del farmac¨¦utico lucense porque los jefes del Igape le hab¨ªan dicho que sab¨ªan que ¡°era todo una trapuchada¡±, que era ¡°todo una mierda¡±, y que a ver con qu¨¦ cara volv¨ªan a pedir subvenciones a la Xunta despu¨¦s de esta aventura.
Cuesta entender c¨®mo Dorribo y sus c¨®mplices pudieron mantener su gran mentira, adem¨¢s de su tren de vida, sus 16 barcos y sus 230 coches, tanto tiempo sin ser objeto de ninguna investigaci¨®n, hasta que el asunto lleg¨® al juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 3 de Lugo por un pinchazo telef¨®nico a narcotraficantes. Tal y como figura en declaraciones que recoge el sumario, hac¨ªa a?os que en la planta de O Ceao no se fabricaba nada y lo poco que hab¨ªa almacenado ven¨ªa de fuera. Las m¨¢quinas permanec¨ªan eternamente paradas y el laboratorio, perfectamente decorado de probetas y microscopios, no era m¨¢s que un escenario de pel¨ªcula. Dorribo se lo ense?aba a las visitas y antes o despu¨¦s las hac¨ªa pasar por aquella colecci¨®n de puertas con placas dignas de gran multinacional, ¡°direcci¨®n t¨¦cnica adjunta a la gerencia¡±, ¡°desarrollo de negocios¡± y cosas parecidas.
Su propio despacho representaba estupendamente el h¨¢bitat de un emprendedor que se est¨¢ comiendo el mundo. Mapas planetarios colgados de las paredes, rimbombantes diplomas en ingl¨¦s y certificaciones de Aenor. As¨ª, y con su labia (hablaba de viajes, de restaurantes, de hoteles de hasta seis estrellas), el principal imputado de la Operaci¨®n Campe¨®n fascinaba a los reci¨¦n llegados a su mundo. Hace unos a?os, fue a Ourense a recoger el premio Gacela a la carrera m¨¢s fulgurante. En Lugo ya se empezaba a rumorear, m¨¢s que nada por su opulencia, pero nunca pasaba nada.
Aunque el toque ¨²nico, imposible de imaginar en cualquier otro despacho de Galicia, se lo daba el retrato de un jeque ¨¢rabe. Seg¨²n ¨¦l, aquel hombre le hab¨ªa brindado mucho m¨¢s apoyo para triunfar en los Emiratos que los directivos de la Xunta para ser profeta en su tierra. De hecho, antes del proyecto unidosis, para el que los exdirectivos imputados del Igape le concedieron la ayuda de tres millones, contaba que hab¨ªa emprendido otra gran haza?a empresarial en Abu Dhabi, que dispon¨ªa all¨¢ de 30.000 metros de terreno, que pensaba invertir 35 millones y que en 2007 inaugurar¨ªa su f¨¢brica de medicamentos para surtir todo Oriente Medio. Nada se supo despu¨¦s de este proyecto.
El d¨ªa de su detenci¨®n, en el Registro Mercantil figuraban hasta 43 firmas, gran parte inactivas, en las que el vendedor de humo hab¨ªa ocupado u ocupaba alg¨²n puesto. Con tal diversificaci¨®n no se atrever¨ªa ni Ruiz Mateos. Desde la fabricaci¨®n de carpinter¨ªa met¨¢lica y parqu¨¦s, al negocio de los aparcamientos, las emisoras, la producci¨®n de energ¨ªas renovables (la empresa en la que se embarc¨® tambi¨¦n Jacques Songo'o y, presuntamente, el nacionalista Fernando Blanco), las aguas minerales, la cester¨ªa, el turismo rural o una escuela para pilotos de rallies. En un documento notarial del ¨²ltimo a?o de actividad, tambi¨¦n se citan otras facetas como la ¡°comercializaci¨®n¡± de porcelana, vidrio para el hogar, barnices, pinturas, perfumer¨ªa, instrumental m¨¦dico-quir¨²rgico, insecticidas, alimentos para la infancia, diet¨¦ticos y geri¨¢tricos, e instrumentos fotogr¨¢ficos y ortop¨¦dicos. Para nada, el notario, da fe de que se fabrique cosa alguna en Laboratorios Asociados Nupel.
En una declaraci¨®n ante la juez Estela San Jos¨¦, su socio desde la juventud, Arsenio M¨¦ndez, dec¨ªa que se pasaba el d¨ªa yendo al notario a firmar la constituci¨®n de nuevas sociedades, y que aquello era ¡°un desprop¨®sito¡±: ¡°Se han creado tantas empresas, que al final uno tiene un l¨ªo y ya no sabe de cu¨¢l es administrador¡±.
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