Rectificaci¨®n pactada
El resultado del 25-M, la huelga y las manifestaciones han sido un voto de censura al Gobierno
La mayor¨ªa parlamentaria, por muy absoluta o superabsoluta que sea, es siempre una minor¨ªa social. As¨ª ha sido en todas las elecciones generales celebradas desde la entrada en vigor de la Constituci¨®n. En las elecciones de 1982 el PSOE obtuvo la mayor¨ªa m¨¢s amplia de todas las que se han producido hasta la fecha. 202 esca?os en el Congreso de los Diputados. Pero solo obtuvo el 48,11% de los sufragios v¨¢lidamente emitidos. Tuvo much¨ªsimos m¨¢s esca?os que todos los dem¨¢s partidos juntos, pero menos votos. Si a?adimos la abstenci¨®n, a pesar de que fue baja, el 20,03%, la no coincidencia de la mayor¨ªa parlamentaria y la mayor¨ªa social se hace todav¨ªa m¨¢s visible. En las elecciones de 2011 el PP ha obtenido el 44,62%, con una abstenci¨®n del 28,31%.
Un Gobierno prudente no debe perder nunca de vista esta circunstancia. Un sistema pol¨ªtico, por muy democr¨¢tico que sea, es siempre una expresi¨®n simplificada de la complejidad social. La sociedad es siempre m¨¢s compleja que el Estado. La sociedad necesita expresarse pol¨ªticamente de manera simplificada para poder autodirigirse. Sin la reducci¨®n pol¨ªtica de la complejidad social no se podr¨ªan tomar decisiones y se desembocar¨ªa en la par¨¢lisis.
Pero la complejidad social no deja de existir porque se la simplifique pol¨ªticamente para poder tomar decisiones. Para que un sistema pol¨ªtico sea eficaz, tiene que producirse la reducci¨®n de la complejidad social. Tiene que haber una mayor¨ªa parlamentaria que pueda tomar decisiones. Pero si el Gobierno resultante de esa reducci¨®n confunde la mayor¨ªa parlamentaria con la mayor¨ªa social, comete un error grave, que puede acabar afectando seriamente a la legitimidad de su acci¨®n.
Esto no es que sea as¨ª, sino que no puede dejar de ser as¨ª. Un Gobierno puede hacer uso de su mayor¨ªa parlamentaria como si fuera mayor¨ªa social, pero no debe hacerlo. Y cuanto m¨¢s dif¨ªcil sea la situaci¨®n en la que se encuentra el pa¨ªs que tiene que dirigir, menos. Por mucha que sea su mayor¨ªa parlamentaria, el Gobierno tiene que asegurarse que su pol¨ªtica cuenta con mayor¨ªa social. Siempre, pero en situaciones de crisis todav¨ªa m¨¢s.
En mi opini¨®n, el Gobierno presidido por Mariano Rajoy ha sido notablemente imprudente en sus primeros 100 d¨ªas. Ha dado por supuesto que el desmoronamiento electoral del partido socialista y lo que entend¨ªa que era una debilidad extraordinaria de los sindicatos le dejaban las manos libres para tomar decisiones, convencido de que la sociedad espa?ola tendr¨ªa que hacerlas suyas ante la ausencia de cualesquiera otras con credibilidad.
Despu¨¦s del resultado electoral en Asturias y, sobre todo, en Andaluc¨ªa el pasado domingo y de la huelga general y, sobre todo, de las manifestaciones del pasado jueves, parece claro que el Gobierno ha errado en su apreciaci¨®n. Las elecciones del 25-M fueron elecciones regionales, pero se celebraron en dos comunidades que representan algo m¨¢s del 20% de la poblaci¨®n del Estado y han sido las primeras desde que Mariano Rajoy fue investido presidente del Gobierno. Tuvieron, adem¨¢s, un componente nacional por la propia decisi¨®n del Gobierno de posponer la presentaci¨®n de los Presupuestos hasta despu¨¦s de la celebraci¨®n de las mismas. Han sido simult¨¢neamente unas elecciones auton¨®micas y una suerte de refer¨¦ndum sobre los primeros 100 d¨ªas del Gobierno. No hay una mayor¨ªa social tras la acci¨®n de Gobierno.
La huelga general y, sobre todo, las manifestaciones del jueves han venido a confirmar el resultado electoral del domingo. La parcialidad del Gobierno en la adopci¨®n de las medidas para hacer frente a la crisis ha generado un rechazo que ha ido mucho m¨¢s all¨¢ de lo que pod¨ªan haber instrumentalizado el PSOE, IU y dem¨¢s partidos minoritarios o las centrales sindicales. El resultado electoral, la huelga y las manifestaciones han sido un voto de censura al Gobierno mucho m¨¢s que un voto de confianza a la izquierda pol¨ªtica y sindical. Pero el rechazo ha sido inequ¨ªvoco.
La rectificaci¨®n se impone. Entre otras cosas, porque la situaci¨®n sigue siendo tan dif¨ªcil que no hay mayor¨ªa parlamentaria que pueda hacerle frente por s¨ª sola. La distribuci¨®n de los costes tiene que ser pactada. Pactada de verdad y entre todos. Y cuanto m¨¢s pronto se llegue a este convencimiento, mejor. Ya se han perdido 100 d¨ªas, como escrib¨ªa el jueves Xavier Vidal-Folch (4 suspensos a los 100 d¨ªas). Cuando digo rectificaci¨®n no pienso solamente en el Gobierno, sino en todos. Comprendo que el clima no es el m¨¢s propicio tras la pasada legislatura y el comienzo de esta, pero no creo que tengamos otra alternativa.
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