El Gobierno rebaja la tensi¨®n para dar imagen de normalidad y di¨¢logo

Justo al llegar hoy formalmente a los 100 d¨ªas de Gobierno, Mariano Rajoy se ha encontrado con un descontento social inesperado. A estas alturas, en sus planes estaba contar con el aval a sus pol¨ªticas de las elecciones andaluzas y un fracaso estrepitoso de la huelga general. No ha sido as¨ª. El paro y, sobre todo, las multitudinarias manifestaciones del jueves en toda Espa?a, con el propio Ministerio del Interior calculando un seguimiento cercano al mill¨®n de personas en las calles, han evidenciado un malestar y una tensi¨®n que ahora el Gobierno trata de reconducir. El primer giro a esa estrategia se apreci¨® ayer mismo. La vicepresidenta Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa mostr¨®, tras el Consejo de Ministros, su respeto por las opiniones y decisiones de UGT y CC OO, que ayer emplazaron de nuevo al Gobierno a negociar con una fecha en el horizonte: el Primero de Mayo. Si antes de esa fecha no se han abierto conversaciones para cambiar el rumbo de la reforma laboral, los sindicatos tratar¨¢n de convertir esta simb¨®lica fecha en una nueva jornada de protesta contra el Gobierno.

Tras el Consejo de Ministros, Santamar¨ªa, adem¨¢s de lanzar un mensaje interno tranquilizador, se esforz¨® por dirigirse m¨¢s all¨¢ de los Pirineos, a nuestros socios europeos y a los mercados internacionales. Puso ¨¦nfasis en separar el paro bastante normalizado en toda Espa?a de los sucesos violentos de Barcelona con los que culmin¨® la manifestaci¨®n de la capital catalana. ¡°No son la sociedad espa?ola¡±, ahond¨® Santamar¨ªa. Estas palabras llegaron en respuesta a una pregunta de un periodista de una televisi¨®n holandesa, que estaba retransmitiendo en directo la conferencia, y en la misma la vicepresidenta se esforz¨® para que no se asimile a Espa?a con im¨¢genes aisladas de violencia que se han visto en otros pa¨ªses como Grecia. Preocupa mucho esa asociaci¨®n de ideas.

La vicepresidenta no dej¨® pasar la oportunidad para condenar lo ocurrido en Barcelona, pero situ¨¢ndolo en su contexto m¨¢s medido: ¡°Esa no es la no es la manera en que los espa?oles ejercen sus derechos o salen de las situaciones complicadas¡±. A lo que a?adi¨® que el jueves ¡°se ejercieron todos los derechos en una situaci¨®n pac¨ªfica y ordinaria¡±.

Lejos de criticar a los sindicatos al d¨ªa siguiente de la huelga, las declaraciones de la vicepresidenta apuntalan la l¨ªnea que inaugur¨® la jornada anterior la ministra de Empleo. El mismo d¨ªa de la huelga, F¨¢tima B¨¢?ez se dispuso a preparar una tarea dif¨ªcil: gestionar el d¨ªa despu¨¦s. ¡°Los sindicatos son actores muy importantes para la soluci¨®n de los problemas de este pa¨ªs y conf¨ªo en su responsabilidad para que den lo mejor de s¨ª mismos¡±, resalt¨® la titular de Empleo, volviendo a mostrar su disposici¨®n al di¨¢logo.

Las palabras de B¨¢?ez y Santamar¨ªa contrastan con la manera en la que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, afronta la resaca de la huelga: ¡°[Los sindicatos] van a caer como el muro de Berl¨ªn¡±. A pesar de haberse sentado a negociar con los sindicatos, y ser la primera comunidad aut¨®noma que pact¨® servicios m¨ªnimos en todas las ¨¢reas esenciales (transportes, sanidad, educaci¨®n y atenci¨®n social), Aguirre atac¨® con crudeza a los sindicatos al calificar la huelga de ¡°pol¨ªtica, y por tanto, ilegal¡±.

El contraste se acent¨²a escuchando a Santamar¨ªa: ¡°Yo respeto el derecho de cada cual, en este caso de las organizaciones sindicales a defender lo que consideren oportuno con los m¨¦todos que consideren oportunos. Luego cada cual tiene que dar explicaci¨®n de los resultados de esos instrumentos¡±.

La estrategia de La Moncloa es clara. La espiral de confrontaci¨®n con los sindicatos y con los miles de espa?oles que representan y se manifestaron masivamente el jueves no puede aportar nada bueno. Y esa amenaza de ¡°creciente conflictividad social¡± si no se rectifica y se negocian enmiendas a la dura reforma laboral durante el tr¨¢mite parlamentario tambi¨¦n est¨¢ presente. El PP, por de pronto, tambi¨¦n entrar¨¢ en juego en ese escenario.

En el propio partido reconocen que han perdido pulso en estos meses, desde la victoria electoral de Mariano Rajoy, el pasado 20 de noviembre, y pretenden recuperarlo para contraponer sus tesis a las del PSOE y los sindicatos. Hoy mismo, Mar¨ªa Dolores de Cospedal, la secretaria general, convocar¨¢ en la sede central de G¨¦nova a m¨¢s de 150 dirigentes (los diputados de las comisiones econ¨®micas del Congreso, Senado y C¨¢maras auton¨®micas) para darles las instrucciones. No quieren quedarse encerrados en sus sedes ni en sus argumentos. Intentan, al menos, dar la batalla de las ideas. Tienen imposible defender que los Presupuestos no han bajado pr¨¢cticamente en todas las partidas, pero al menos quieren servirle de parapeto al Gobierno y a Rajoy.