El final de ETA es pr¨¢cticamente irreversible
Son pocos los que siguen atrincherados en la tesis de que nada ha cambiado, pero son poderosos
Seis meses despu¨¦s de que ETA declarase el cese definitivo de la violencia, ya se va asentando en la sociedad espa?ola la idea mayoritaria de que esta vez va en serio. Son pocos los que siguen atrincherados en la tesis de que nada ha cambiado, pero son poderosos: algunos medios de comunicaci¨®n de la derecha; algunas ¨¦lites de las asociaciones de v¨ªctimas y el sector m¨¢s radical del PP al que se ha sumado UPyD.
La consecuencia inmediata de todo ello es que el Gobierno de Rajoy, que s¨ª cree que la situaci¨®n ha cambiado, no se atreve a dar pasos (como, por ejemplo, un acercamiento de presos a las c¨¢rceles vascas, que es una medida perfectamente reversible y que ya adopt¨® Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en la tregua de 1998-99) por temor a abrir un frente pol¨ªtico muy delicado cuando ya los tiene abiertos por todas esquinas por las medidas que tiene que adoptar para afrontar la gravedad de la crisis econ¨®mica.
Sin embargo, el Gobierno, que tiene ante s¨ª el reto de ejercer una pol¨ªtica de Estado, debe dar pasos para consolidar ese final. Esa necesidad se le plantea de modo cada vez m¨¢s acuciante por la presi¨®n de los partidos vascos.
Tanto el PSE como el PNV ¡ªel PP vasco no lo dice por no contribuir a la presi¨®n al Gobierno de su partido¡ª le reclaman a Rajoy que d¨¦ pasos para desactivar el victimismo de una izquierda abertzale, que ya ha capitalizado electoralmente, a trav¨¦s de Bildu y Amaiur, su papel en el logro del cese definitivo de ETA y que en las pr¨®ximas elecciones vascas puede a¨²n mejorar su ya notable estatus.
La izquierda abertzale contempla con comodidad pol¨ªtica esta situaci¨®n. El inmovilismo del Gobierno y los tribunales ¡ªsigue pendiente la legalizaci¨®n de su partido, Sortu, y la excarcelaci¨®n de su l¨ªder, Otegi¡ª le favorece pol¨ªticamente y evita que el foco de la responsabilidad recaiga sobre ella, aunque le quedan tareas pendientes, en el reconocimiento del da?o causado por su complicidad con ETA y la reclamaci¨®n a esta para que se disuelva.
En todo caso, el final de ETA es pr¨¢cticamente irreversible. Pero a¨²n queda un largo camino por recorrer en su consolidaci¨®n y en el logro de la convivencia mientras en el terreno pol¨ªtico se dirime si la derrota de ETA puede tornarse en victoria electoral de la izquierda abertzale.
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