Guindos se ata la soga al cuello
Vaciar la supervisi¨®n del banco central hacia manos privadas baliza la intervenci¨®n de Espa?a
Igual Luis de Guindos se ha atado la soga al cuello. El suyo y los nuestros. Ojal¨¢ no. Pero es probable que la doble ¡°auditor¨ªa independiente¡± sobre la banca que ha decidido el ministro, ampar¨¢ndose en un supuesto y discutible deseo de la UE, vac¨ªe ¡ªya del todo¡ª al Banco de Espa?a. Y que la torpe entrega de la tutela bancaria al BCE desemboque en la completa intervenci¨®n del Reino de Espa?a.
Lo que est¨¢ en juego no es la persona del gobernador, MAFO; ni las inversas animosidades acumuladas contra la entidad; ni si aciertan quienes les imputaban rigor excesivo con la banca (test de estr¨¦s, provisiones), o laxitud benevolente.
Est¨¢ en juego, ante todo, el control de la crisis espa?ola. Si deriva o no en descontrol por culpa de una improvisaci¨®n en las finanzas. Es lo que casi sucedi¨® tras la reacci¨®n soberanista al d¨¦ficit presupuestario excesivo. Con el agravante, hoy, de que ambas facetas ¡ªd¨¦ficit y debilidad de la banca¡ª se autoestimulan.
Encomendar el examen de los tres billones de activos de los bancos espa?oles a dos auditores independientes implica desautorizar de ra¨ªz la supervisi¨®n del Banco de Espa?a. Es el descr¨¦dito mayor al que ha sido sometido, errores internos incluidos: su anulaci¨®n de hecho. Pero como la auditor¨ªa privada no va boyante de fama, se la envuelve dentro de una seudo tutela del BCE, ¨®rgano interesado en el negocio porque la banca espa?ola le debe unos 300.000 millones de euros.
Ahora bien, el auditor privado tiende, en una crisis, a sesgarse de tremendismo. As¨ª gallea de neutral. Detectar¨¢ bancarrotas por doquier. Eso balizar¨¢ el uso del Fondo de rescate de la UE en favor de la banca de uno de los socios. Con los condicionantes establecidos, que se resumen en: intervenci¨®n, con sus misiones trimestrales, intervenci¨®n, intervenci¨®n.
Para m¨¢s inri, como habr¨¢ dos auditor¨ªas, o bien sentar¨¢n conclusiones poco o mucho divergentes, o bien habr¨¢n hecho trampa. Y ya tendremos tres fotograf¨ªas, la fragmentaci¨®n del diagn¨®stico, el caos.
El BCE, que jugar¨ªa de ojeador gen¨¦rico, de coseleccionador de los auditores o de alto patronazgo, sabe de pol¨ªtica monetaria, pero no de supervisi¨®n bancaria. Carece de inspectores y del know how para averiguar las tripas de las entidades. Parece un disparate funcional, jur¨ªdico y estatutario mezclarlo en este asunto: al menos hasta que no se ampl¨ªe su rol de vigilante de la inflaci¨®n.
Otra cosa ser¨ªa que se hubiese apelado al apoyo ¡ªcomplementario, no sustitutivo¡ª de la instituci¨®n que debe convertirse en el gran supervisor transeuropeo, la Autoridad Bancaria Europea (EBA). Era lo l¨®gico, por su papel, a futuro, de superior jer¨¢rquico de los bancos centrales nacionales en su funci¨®n de control de la banca. Y porque es quien tiene experiencia en este ¨¢mbito, aunque sea pol¨¦mica: los test de estr¨¦s de julio de 2011.
Est¨¢ tambi¨¦n en juego un modelo de organizaci¨®n. Si, tras la esterilizaci¨®n de los otros organismos reguladores, ya descrestados y uniformizados bajo Industria, es mejor que en la econom¨ªa de este pa¨ªs se gobierne o bien solo se mande.
Una econom¨ªa s¨®lida necesita una Administraci¨®n, un entramado institucional potente. Dani Rodrik lo acaba de reformular con brillantez: ¡°Los ¨²nicos pa¨ªses que han logrado hacerse ricos con el capitalismo son los que han creado un amplio conjunto de instituciones formales para gobernar los mercados¡± (La paradoja de la globalizaci¨®n, Antoni Bosch, Barcelona, 2011).
Los que crean, no los que destruyen o erosionan. El Banco de Espa?a era dos cosas clave: el m¨¢s potente taller de reflexi¨®n y estad¨ªstica sobre la econom¨ªa espa?ola, basado en el Servicio de Estudios que invent¨® en los cincuenta el profesor Sard¨¤ Dexeus. Y la supervisi¨®n de Mariano Rubio y Arist¨®bulo de Juan, fogueada en la crisis de los ochenta como una de las m¨¢s certeras, aunque a veces errase, incluso mucho. Requiescat.
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