El Supremo decide hoy el futuro de D¨ªvar por sus 20 viajes a Marbella
Tres jueces conservadores y dos moderados analizan la querella por malversaci¨®n El jefe del Consejo sigue enrocado en que no ha hecho "nada malo"
Carlos D¨ªvar, m¨¢xima autoridad judicial del Estado, afronta hoy uno de los d¨ªas m¨¢s amargos de su vida. Cinco de sus subordinados de la Sala de Admisi¨®n de Causas Especiales del Tribunal Supremo (¨¦l es el presidente) decidir¨¢n su futuro inmediato. En las manos de tres jueces conservadores, Jos¨¦ Manuel Maza, Miguel Colmenero y Jos¨¦ Ram¨®n Soriano, y dos moderados, Perfecto Andr¨¦s Ib¨¢?ez y Juan Saavedra, est¨¢ que D¨ªvar contin¨²e o no como presidente del Consejo del Poder Judicial y del Tribunal Supremo.
Tres opciones se abren ante el Supremo tras la querella por estafa, apropiaci¨®n indebida y malversaci¨®n de caudales p¨²blicos que ha interpuesto un despacho de abogados de Murcia por sus 20 viajes de lujo, en largu¨ªsimos fines de semana caribe?os, a Puerto Ban¨²s (Marbella).
La primera opci¨®n es rechazar la querella, con el argumento de que los pagos endosados al Consejo por esos desplazamientos no constituyen delito, como sostiene la fiscal¨ªa, que pide el archivo del asunto. Una decisi¨®n que sofocar¨ªa algunos fuegos pero que activar¨ªa otros. La segunda alternativa es elevar el asunto al pleno de la Sala de lo Penal, a sus 15 magistrados. Y que sea toda la Sala, y no solo cinco de sus miembros, la que adopte y asuma la decisi¨®n. La tercera opci¨®n no dejar¨ªa otra posibilidad a D¨ªvar que abandonar el primer sill¨®n de la judicatura espa?ola. La admisi¨®n a tr¨¢mite no obligar¨ªa al Consejo a actuar de inmediato contra D¨ªvar; el Consejo solo suspende inmediatamente a un juez cuando un ¨®rgano judicial le procesa o entiende que un juez debe ir al banquillo.
Documentaci¨®n aportada a la causa revela unas 40 cenas y almuerzos cargados en fechas y horas de las que no consta que correspondan a viajes institucionales de D¨ªvar. Fuentes judiciales y del Consejo se?alan que si el Supremo decide encartar a D¨ªvar, opci¨®n que parece la menos probable, le estar¨ªa indicando la puerta de salida. D¨ªvar decepcion¨® en su comparecencia p¨²blica, en la que todos cre¨ªan que explicar¨ªa, y detallar¨ªa, los conceptos y motivos de los casi 13.000 euros que ha cargado a las arcas del Consejo desde noviembre de 2008. No lo hizo. El car¨¢cter oficial y reservado de esos gastos le impiden dar detalles, sentenci¨® ante la prensa.
D¨ªvar sigue enrocado en un pensamiento que agitan su debate interior: dimitir es sin¨®nimo de asunci¨®n de culpa, muy estigmatizante para alguien que es nieto e hijo de juez. ¡°No tengo por qu¨¦ dimitir, no he hecho nada malo¡±, se defiende cuando oye sugerencias de que presente la dimisi¨®n. El s¨¦quito que le acompa?a (siete escoltas por turno), asesores personales y secretarias (casi todos cargos de confianza), tres coches oficiales prestos para ¨¦l las 24 horas del d¨ªa¡ Todos se ir¨ªan con ¨¦l si decide arrojar la toalla.
Muchos de los vocales del Consejo que le sostienen ahora coinciden en que tendr¨ªa que irse si es admitida la querella contra ¨¦l. Pero aun cuando el Supremo archivase la querella, el calvario de D¨ªvar no habr¨ªa acabado, y todav¨ªa le queda un a?o y medio de mandato. Desde que estall¨® el esc¨¢ndalo muchos juristas deslindan el reproche penal del ¨¦tico en una persona que es la cuarta autoridad del Estado.
A¨²n con un auto absolutorio de sus colegas bajo el brazo, le aguarda un Consejo General del Poder Judicial dividido y convulsionado por el grave deterioro que han causado sus viajes a la justicia. En ese ¨®rgano hay cinco vocales liderados por Margarita Robles, insatisfechos con sus explicaciones, y que le han exigido ya que deje el cargo. Y 15 que le han pedido que contin¨²e. Eso s¨ª, con la boca peque?a.
Hay un art¨ªculo en la Ley Org¨¢nica del Poder Judicial, el 126, que permite que tres quintos de los 20 vocales (21 con D¨ªvar) puedan destituir a su presidente ¡°ante un incumplimiento grave de los deberes del cargo¡±.
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