Lanzacohetes, tornillos y ¨¢rboles ca¨ªdos
Dos horas de batalla campal en el pozo Sot¨®n entre mineros y antidisturbios
Despu¨¦s de 17 d¨ªas de huelga en la miner¨ªa astur-leonesa es raro el tramo de carretera de la zona que no tiene marcas de fuego de las barricadas. Pero la fuerte presencia policial hace que los cortes en la red principal sean cada vez m¨¢s r¨¢pidos y que los focos de mayor resistencia se registren en carreteras secundarias pr¨®ximas a los pozos mineros.
Esta ma?ana en el pozo del Sot¨®n se ha producido uno de los episodios m¨¢s violentos desde que comenzaron las protestas. M¨¢s de un centenar de mineros bien organizados con escudos y lanzacohetes caseros han cortado con troncos de madera el corredor del Nal¨®n, una de las carreteras que pasa cerca del pozo. Cuando varias unidades de antidisturbios han acudido a la zona han sido recibidos con artefactos pirot¨¦cnicos desde el otro lado de la barricada. La polic¨ªa se ha organizado en grupos y ha intentado rodear a los mineros. Estos han retrocedido por una pasarela peatonal sobre el r¨ªo Nal¨®n, y se han resguardado en las instalaciones mineras.
Los agentes han entrado en el pozo disparando una bater¨ªa de gases lacrim¨®genos y pelotas de goma. A lo que los mineros han respondido lanzando numerosos cohetes, adem¨¢s de tornillos y bolas de rodamientos, uno de los cuales atraves¨® la visera protectora del casco de uno de los polic¨ªas alcanz¨¢ndole en un ojo. Uno de los mineros no pod¨ªa creer que los agentes estuviesen dentro de sus instalaciones y actuasen con esa contundencia, ¡°no deber¨ªan entrar en el pozo, parec¨ªa esto la guerra¡±.
Los mineros aguantaron el acoso de los antidisturbios durante una hora y volvieron a montar barricadas en la puerta principal del pozo, una zona menos transitada por veh¨ªculos y donde la polic¨ªa no parec¨ªa tener tanta urgencia por liberar la carretera del corte. En un primer momento los agentes formaron una l¨ªnea de contenci¨®n con tres veh¨ªculos y una veintena de agentes. A partir de este momento es cuando los mineros han comenzado a avanzar y a acercarse a distancia de alcance de sus lanzacohetes, aproxim¨¢ndose en grupos reducidos. Dos sujetaban escudos rotulados con la palabra mineros, otro se proteg¨ªa tras ellos con una lanzadera y un cuarto preparado con los cohetes para encenderlos. La polic¨ªa consigui¨® rodear a los mineros y atacarles por dos frentes con pelotas y lanzando continuamente botes de gas lacrim¨®geno, que alcanz¨® tambi¨¦n a un grupo de periodistas.
Tras unos minutos de tranquilidad desde el monte que bordea la carretera se oy¨® una sierra el¨¦ctrica y un joven encapuchado grita ¡°?Cuidado, ¨¢rbol va!¡±. Despu¨¦s de derribar varios ¨¢rboles, los mineros han intensificado sus ataques con varias escaramuzas hasta casi agotar su munici¨®n de cohetes pirot¨¦cnicos. El balance final tras m¨¢s de dos horas de enfrentamiento ha sido de cuatro polic¨ªas heridos, uno de ellos con pron¨®stico reservado y un fot¨®grafo herido por una pelota de goma en el pecho.
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