Xiol, un jurista en el c¨¦nit de su carrera
El presidente de la Sala de lo Civil se hace cargo interinamente de la presidencia del Supremo Est¨¢ considerado uno de los juristas m¨¢s prestigiosos, h¨¢biles y did¨¢cticos en los argumentos
El presidente de la Sala de lo Civil, Juan Antonio Xiol Rios, que se hace cargo hoy interinamente de la presidencia del Tribunal Supremo, est¨¢ considerado uno de los juristas m¨¢s prestigiosos del alto tribunal, adem¨¢s de uno los m¨¢s h¨¢biles y did¨¢cticos en la justificaci¨®n de sus argumentos. Xiol est¨¢ en el c¨¦nit de una dilatada carrera judicial que inici¨® en 1972 y que ha alternado con cargos pol¨ªticos o gubernativos de segundo nivel, como consejero del Poder Judicial o director general de Relaciones con la Administraci¨®n de Justicia. Su alto perfil t¨¦cnico fue durante a?os el complemento ideal para acompa?ar a magistrados m¨¢s pol¨ªticos, como Fernando Ledesma o Pascual Sala, pero desde su nombramiento como presidente de la Sala de lo Civil del Supremo en 2005 ha brillado con luz propia. Hoy le llueven en reconocimientos y galardones como el premio Pelayo a juristas de prestigio, es un serio candidato a la presidencia del Poder Judicial y es seguro que acabar¨¢ su trayectoria como magistrado del Tribunal Constitucional, cargo que lleva a?os anhelando.
Es un serio candidato a la presidencia del Poder Judicial y es seguro que acabar¨¢ su trayectoria como magistrado del Tribunal Constitucional
A mediados de los a?os ochenta, cuando desempe?aba el cargo de secretario general del Tribunal Constitucional, Xiol recibi¨® a una delegaci¨®n de periodistas que se quejaban de que casi nunca ten¨ªan acceso a las fotocopias de las sentencias. Xiol escuch¨® a los periodistas y respondi¨® que, por su parte, no hab¨ªa ning¨²n problema en dar a cada medio una fotocopia de cada sentencia. ¡°La ¨²nica cuesti¨®n¡±, objet¨®, ¡±es qui¨¦n va a pagar las fotocopias¡±. ¡°Porque¡±, a?adi¨®, ¡°el pago de fotocopias no est¨¢ consignado en el presupuesto del Tribunal, y si corren por nuestra cuenta podr¨ªamos incurrir en una desviaci¨®n presupuestaria¡±. Los informadores se miraron entre ellos y creyeron ver el cielo abierto. ¡°Si ese es todo el problema, por supuesto que cada uno de nuestros medios pagar¨¢ su fotocopia¡±, respondieron. ¡°D¨¦jenme que lo piense¡±, concluy¨® Xiol. ¡°Porque si las pagan los medios, podr¨ªamos estar creando una tasa ilegal¡±.
Entre la desviaci¨®n presupuestaria y la tasa ilegal, el problema no parec¨ªa tener soluci¨®n y los informadores salieron del Tribunal con la impresi¨®n, bastante acertada, de que les hab¨ªan tomado el pelo. El leguleyismo diab¨®lico de Xiol fue muy celebrado siempre entre sus colegas, por m¨¢s que los periodistas le pusieran de paradigma de la obstrucci¨®n informativa y de la falta de transparencia de la Justicia. Por supuesto que las cosas siguieron igual hasta que un nuevo secretario general nombrado poco despu¨¦s puso las sentencias a disposici¨®n de los medios, sin m¨¢s requisito que enviar un motorista a recogerlas.
Han pasado casi tres d¨¦cadas y Xiol sigue siendo refractario a los medios, pero la situaci¨®n ha cambiado radicalmente. Desde su acceso a la presidencia de la Sala Civil del Supremo se ha preocupado como nadie de hacer llegar a los medios las sentencias de su sala, acompa?adas de amplias notas informativas que facilitan en gran medida la tarea de los informadores. Es la ¨²nica sala del Supremo que lo hace, y en la Sala de lo Civil acaban todos los pleitos de la prensa del coraz¨®n, las demandas del derecho al honor, el derecho de familia, y multitud de situaciones de inter¨¦s humano. En resumen, una mina. No es que los periodistas le adoren, pero ha sabido invertir la situaci¨®n y ganarse su reconocimiento y respeto.
Entre sus compa?eros del Supremo nadie discute su condici¨®n de jurista excepcional en distintas ramas del Derecho. Magistrado de la Sala de lo Contencioso desde 1996, fue el juez seleccionado por sus colegas para redactar, en nombre de siete magistrados de la Sala del 61, --entre ellos, otros dos presidentes de Sala del Supremo--, los votos disidentes del sector progresista a las sentencias de Sortu y Bildu. El voto particular de Xiol a la sentencia de Sortu fue un fundado argumento de autoridad al que el Constitucional acaba de dar la raz¨®n al reconocer que no caben ilegalizaciones preventivas y que el Estado cuenta con resortes suficientes para ilegalizar sobrevenidamente a un partido si no respeta las reglas del juego democr¨¢tico. Iron¨ªas del destino, Xiol sustituye hoy en la presidencia a Carlos D¨ªvar, cuyo voto inclin¨® la balanza hacia la ilegalizaci¨®n de Sortu por el Supremo.
Magistrados de su entorno destacan su car¨¢cter riguroso, que le ha llevado a ser una autoridad en el mundo de la inform¨¢tica. Entre sus aficiones citan la m¨²sica, preferentemente cl¨¢sica, senderismo y el monta?ismo. ¡°Se ha subido una o dos veces al Teide, pero andando, no en el funicular como hacemos los dem¨¢s, que para algo se inventaron los funiculares¡±, dice un alto magistrado que ha compartido con ¨¦l muchos a?os en el Supremo.
Pese a su car¨¢cter tranquilo, discreto y poco amante de los focos, en su trayectoria ha tenido que afrontar algunas situaciones dif¨ªciles. Quiz¨¢ la m¨¢s amarga fuera el papel¨®n que tuvo que desempe?ar en el primer conflicto serio entre el Ejecutivo y el Poder Judicial en la etapa de Felipe Gonz¨¢lez. Una juez de Bilbao, Elisabeth Huertas, ante las trabas puestas a una investigaci¨®n sobre torturas a un presunto etarra, cit¨® a 90 guardias civiles para reconocimiento en rueda. El Gobierno vet¨® la comparecencia y el ministro Fernando Ledesma mand¨® a Xiol, a la saz¨®n director general de Relaciones con la Justicia, que compareciera ante las c¨¢maras de televisi¨®n a dar explicaciones. Xiol justific¨® la incomparecencia de los guardias en su derecho a la integridad f¨ªsica y rechaz¨® que hubieran incurrido en denegaci¨®n de auxilio a la justicia al considerar que la orden de la juez era manifiestamente ilegal. Asociaciones judiciales y juntas de jueces descalificaron el ¡°intolerable¡± veto del Gobierno y Jueces para la Democracia exigi¨® la dimisi¨®n de Xiol.
Tambi¨¦n tuvo sus momentos durante su etapa como vocal del Poder Judicial, en el Consejo presidido por Pascual Sala, quiz¨¢ el m¨¢s conflictivo de toda la historia, con permiso del actual. Entre sus decisiones m¨¢s pol¨¦micas de aquella etapa figura su respaldo a la prohibici¨®n de acceso de los medios audiovisuales al Tribunal Supremo, medida impugnada por los periodistas de Tribunales y que revoc¨® despu¨¦s el Tribunal Constitucional. Casi al t¨¦rmino del mandato present¨® su dimisi¨®n a Pascual Sala para intentar su candidatura al Constitucional, pero el presidente, que acababa de renovar algunas vacantes, no se la admiti¨®. Al a?o siguiente, sin embargo, present¨® su dimisi¨®n junto con otros cinco vocales y Sala las admiti¨® todas para forzar la renovaci¨®n del Consejo.
Ya como presidente de la Sala de lo Civil, ha impulsado una jurisprudencia avanzada en temas de familia y derecho al honor de la que son ilustrativas sentencias como la que recientemente ha avalado la difusi¨®n de la identidad de un maltratador porque su juicio ten¨ªa inter¨¦s para la comunidad.
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