El musculado activista se evapor¨®
Miembros del 15-M sevillano afirman que tuvieron a un polic¨ªa infiltrado durante ocho meses
M. se qued¨® con la mosca detr¨¢s de la oreja. La primera vez que le presentaron a Luis en Las Setas, el epicentro del 15-M sevillano, tuvo la sensaci¨®n de que le conoc¨ªa. Fue a finales de octubre del a?o pasado:
¡ªOye, yo te conozco...
¡ª No.
¡ª?No te conozco del Antique?
¡°Se ve¨ªa que era un chaval que ven¨ªa con las lecciones aprendidas¡±, dice Mar¨ªa, activista del 15-M
¡ªNo.
Tan tajante fue la respuesta de Luis, y tan cambiado estaba de aspecto que M. opt¨® por pensar que se hab¨ªa equivocado. Pero lo cierto es que ese chico que ahora luc¨ªa vaquero negro, ri?onera negra, botas de monta?a y pa?uelo palestino poco ten¨ªa que ver con aquel camarero guaperas que conoci¨® en la discoteca sevillana Antique. Recordaba a un Luis con camisa blanca y pajarita desfilando con la bandeja entre la gente guapa de la zona VIP de la exclusiva sala de fiestas. M. tiene 25 a?os y es licenciada en publicidad. Por aquel entonces, hace m¨¢s de cinco a?os, trabajaba algunas noches como azafata para una marca. Luis le cont¨® que en sus planes estaba irse a ?vila. Se estaba preparando para ser polic¨ªa.
Esta es la historia de un presunto polic¨ªa presuntamente infiltrado en el 15-M al que sus compa?eros, presuntamente, consiguieron desenmascarar.
Luis se los gan¨® a todos. Si hab¨ªa que quedarse a un desahucio toda la noche, ¨¦l se quedaba; si hab¨ªa que sellar una cerradura con la pistola de silicona, se propon¨ªa voluntario; si hab¨ªa que gritar bien alto y fuerte ¡°Polic¨ªa asesina¡±, all¨ª estaba ¨¦l, siempre dispuesto. Cari?oso, afable, comprometido, se met¨ªa a la gente en el bolsillo cada vez que renunciaba a las ca?as de despu¨¦s de la asamblea para ir a cuidar de su abuela enferma. ?Qui¨¦n iba a imaginar que pudiera tratarse de un topo?
Elena recuerda perfectamente la primera vez que le vio. Fue a finales de octubre de 2011, en el Mercado ocupado de la Encarnaci¨®n. Sentada en una terraza, se?ala las ruinas de aquel mercado derribado (el pasado 24 de enero) que durante tres meses fue uno de los centros neur¨¢lgicos del 15-M en Sevilla. ¡°Llamaba la atenci¨®n: era guapo, alto y se le ve¨ªa muy buena gente¡±, cuenta Elena, estudiante de Derecho de 21 a?os. ¡°No creo que el 15-M sea un movimiento en el que se tenga que infiltrar un polic¨ªa si se vela por la seguridad ciudadana. ?C¨®mo si nosotros fu¨¦ramos los malos! Nos est¨¢n criminalizando por luchar por nuestros derechos¡±.
Luis empez¨® a acudir a las asambleas que se celebraban en ese viejo mercado de suelos verdes y se integr¨® en la comisi¨®n de Acci¨®n. En cuanto intimaba un poco con alguien, contaba su historia completa. Era de Sevilla, pero en los ¨²ltimos a?os hab¨ªa estado en Barcelona, estudiando Magisterio de Educaci¨®n F¨ªsica; de ah¨ª su musculatura. Trabajaba en piscinas municipales pero nunca sab¨ªa d¨®nde le tocaba estar al d¨ªa siguiente, cada ma?ana le llamaban para asignarle un turno. A Elena le cont¨® que hab¨ªa cumplido dos meses de trabajo comunitario tras un juicio por robo: un amigo suyo, al que ayud¨® a pintar una casa, rob¨® y les pillaron.
En noviembre se apunt¨® al encuentro estatal que el 15-M celebraba en la localidad sevillana de Marinaleda. No tard¨® en integrarse en el grupo de Okupaci¨®n. Ese fin de semana tambi¨¦n viajaba en el grupo Fidel: ¡°Siempre se declar¨® anarquista, pero no ten¨ªa un discurso pol¨ªtico s¨®lido¡±, explica este sevillano de 32 a?os que trabaja para una fundaci¨®n.
Mar¨ªa, exempleada de telemarketing en paro y miembro activo del 15-M, confirma esta impresi¨®n: ¡°Se ve¨ªa que era un chaval que ven¨ªa con las lecciones aprendidas¡±. Mar¨ªa sale del bloque de viviendas ocupadas en Sevilla, La Corrala, La Utop¨ªa. Lleva una bolsa negra y verde que a¨²n conserva la mancha de silicona que le hizo Luis en una acci¨®n de sellado de una cerradura de una oficina de Cajasol. ¡°La gente le quer¨ªa¡±, afirma. Luis siempre acud¨ªa a las reuniones de la comisi¨®n de Acci¨®n cargado de mandarinas y de paquetes amarillos de galletas de chocolate que compraba en el chino.
Un d¨ªa, hablando con Luis, Mar¨ªa frunci¨® el ce?o. ?ste le cont¨® que hab¨ªa estudiado en el Instituto La Giralda. El mismo en el que hab¨ªa estudiado ella. ¡°Me extra?¨®, no me acordaba de ¨¦l¡±. Ten¨ªan la misma edad, hab¨ªan ido al mismo curso. Luis arguy¨® que de peque?o era gordito y que apenas se relacionaba con los compa?eros. ¡°Eran cosas muy raras, pero pod¨ªa ser¡±. A Mar¨ªa le cont¨® que estaba en busca y captura porque no se hab¨ªa presentado a un juicio.
En febrero, Luis ya hace sus primeros acercamientos a los colectivos anarquistas y antisistema sevillanos. Para entonces, ha estudiado algo m¨¢s. D., estudiante de Derecho de 18 a?os y miembro de estos colectivos, recuerda una de sus brillantes intervenciones en una asamblea en la que se decid¨ªan los mensajes a incluir en un panfleto: habla en p¨²blico de ¡°disonancia cognitiva¡±.
Llega la huelga general del 29 de marzo y asiste a las manifestaciones integrado entre los grupos que acuden vestidos de negro, con capuchas. El 8 de mayo participa en la ocupaci¨®n simb¨®lica de un edificio de Cajasol en Pasaje Mallol. Se producen episodios de violencia al llegar la polic¨ªa, seis detenidos. Por la tarde Luis acude a los juzgados a reclamar la libertad de los apresados. Se abraza a ellos cuando los liberan.
A estas alturas un rumor recorre el 15-M sevillano: Luis es polic¨ªa. Dos personas ajenas al movimiento le reconocen. La informaci¨®n llega por dos sitios distintos. Una asegura que sabe que es polic¨ªa por unos amigos comunes. La otra es una chica que le conoci¨® en Antique.
Sentada en una terraza cercana al hospital Virgen de la Macarena, M. cuenta que cuando empez¨® a o¨ªr estas historias acerca de que Luis era polic¨ªa, cay¨® en que, efectivamente, ten¨ªa que ser el camarero al que conoci¨®. Una persona del 15-M le hace llegar a M. la identidad real de Luis. Buscando en Internet, M. se encuentra con el BOE en que se comunica la graduaci¨®n del agente.
El viernes 1 de junio por la noche, tres miembros del 15-M quedan con Luis en La Alameda y le someten a un interrogatorio. Le cuentan que un ex empleado de Antique, adem¨¢s de M., le ha reconocido. Le piden que demuestre que es quien dice ser, que les d¨¦ alg¨²n tel¨¦fono de alg¨²n amigo de su etapa de Barcelona. Luis aduce que ¨¦l llama desde el fijo de casa, que all¨ª tiene la libreta con los tel¨¦fonos. Los tres compa?eros le piden que les lleve a su casa.
De camino al domicilio, Luis se para en un bar para ir al ba?o. Tarda en salir. M¨¢s de siete minutos. Al poco, al llegar a la altura del Arco de la Macarena, una patrulla policial lo detiene en un control. El oficial dice que Luis est¨¢ en busca y captura. ¡°?Lo esposamos?¡±, pregunta un agente. ¡°No hace falta¡±, responde el oficial
Este peri¨®dico se puso en contacto con la polic¨ªa nacional de Sevilla para preguntar por la persona detenida el viernes 1 de junio. Respuesta policial: ¡°Una vez realizadas las gestiones oportunas con los juzgados, esa persona fue puesta en libertad¡±.
Luis nunca llevaba el DNI. Cada vez que le identificaba la polic¨ªa se lo llevaban aparte. Siempre se libraba de la detenci¨®n a pesar de no llevar papeles.
Sus amigos acudieron tras la detenci¨®n al domicilio que figuraba en su DNI. En aquel bloque de casas no hab¨ªa ning¨²n Luis con esos apellidos.
Luis se evapor¨®. Ninguno de sus amigos del 15-M ha vuelto a saber nada de ¨¦l.
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