La vecina londinense de los etarras ¡°Cre¨ªa que eran inmigrantes ilegales¡±
Los vecinos londinenses de los etarras se muestran sorprendidos por su detenci¨®n y afirman que apenas sal¨ªan de casa
Los etarras Ant¨®n Troti?o y Ler¨ªn S¨¢nchez, Belea, llevaban una vida tan discreta en su domicilio londinense que llegaron a levantar las sospechas de una vecina: ¡°Cre¨ªa que eran inmigrantes ilegales¡±, afirma. ¡°A m¨ª ya me parec¨ªa que hab¨ªa algo extra?o porque casi nunca sal¨ªan de la casa¡±, a?ade. Pero se queda de piedra al enterarse de que los que ella cre¨ªa que eran inmigrantes ilegales eran en realidad dos etarras reclamados por la polic¨ªa espa?ola.
La vecina explica que las detenciones las llevaron a cabo una decena de polic¨ªas vestidos de civil que llegaron a la vivienda de madrugada en una furgoneta de color blanco. ¡°Hicieron mucho ruido al entrar en la casa¡±, explica.
Los etarras se hab¨ªan instalado en esa vivienda ¡°hace unos meses y nunca nos intercambiamos ni una sola palabra¡±, relata. Y explica que sus sospechas sobre los misteriosos vecinos se acentuaron el viernes pasado, cuando lleg¨® una camioneta y descargaron como media docena de maletas.
La vivienda en la que viv¨ªan Troti?o y Belea forma parte de un bloque de seis casas pareadas en la High Street de Cranford, en el distrito municipal de Hounslow, en el oeste de Londres. Desde la calle se puede ver al fondo c¨®mo los aviones vuelan ya casi a ras de suelo cuando se disponen a aterrizar en el vecino aeropuerto de Heathrow. Se trata de un grupo de viviendas no demasiado anticuadas, quiz¨¢s de los a?os 60 o 70, que suelen tener tres dormitorios, sal¨®n, comedor y cocina repartidos en una planta baja y un primer piso, con un peque?o jard¨ªn trasero. Algo muy com¨²n en los suburbios residenciales de Londres.
Aunque enclavada en un barrio vibrantemente multicultural, en el que destaca la presencia de una gran colonia de hind¨²es y est¨¢ a tiro de piedra del famoso barrio indio de Southall, ese segmento de calle es absolutamente impersonal, sin apenas comercios en los alrededores y no demasiadas viviendas: enfrente hay una gran escuela de ¨¦lite y, detr¨¢s de esta, un centro deportivo de British Airways. Detr¨¢s de la casa de los etarras hay otro gran centro deportivo y un campo de golf. Un lugar ideal para pasar inadvertido porque a nadie le extra?a que no vayas a las tiendas: no hay.
No muy lejos hay una casa de hu¨¦spedes con muy buena pinta junto a un pub que est¨¢ cerrado por obras. Un poco m¨¢s all¨¢ hay otro pub, The Queen Head. La ermita?a vida de los etarras invita a pensar que no eran clientes habituales y el patr¨®n del pub as¨ª lo confirma: ¡°Me he enterado por unos clientes de que han detenido a alguien en la High Street, pero no sab¨ªa que eran espa?oles ni que fueran terroristas¡±, explica. ¡°No, no recuerdo que tengamos parroquianos espa?oles¡±, asegura, y confirma que no reconoce a ninguno de los dos hombres que aparecen en las fotos de Troti?o y Belea que se han difundido por Internet.
Aunque en The Queen Head podr¨ªan haber degustado una sopa de lentejas con garbanzos y chorizo, es dif¨ªcil que fuera un local de su gusto: el sal¨®n principal est¨¢ presidido por un gran retrato de la reina Victoria y una bandera brit¨¢nica de considerables dimensiones.
A la vecina parlanchina no solo le extra?aba la tendencia de sus vecinos a estar todo el d¨ªa en casa. Tambi¨¦n le sorprend¨ªan sus maniobras en el jard¨ªn: ¡°Hace un tiempo hicieron unas marcas extra?as en el jard¨ªn, con unos bastones, como si fueran a plantar algo o a esconder algo. Pero ayer lo sacaron todo. Quiz¨¢s les hab¨ªan dado un soplo de que les iban a detener¡±, conjetura, pero enseguida admite que no tiene mucho sentido que supieran que les iban a detener y se quedaran en casa en lugar de huir.
Aunque dice que casi no les ha visto, la vecina sabe que con ellos viv¨ªa una mujer de algo m¨¢s de treinta a?os y que a veces les visitaban dos muchachos de algo m¨¢s de veinte. Quiz¨¢s hijos de uno de ellos. Pero no tiene quejas de ellos: ni la m¨²sica alta, ni discusiones, ni juergas hasta altas horas de la madrugada.
Tampoco la familia hind¨² que habita otra de las viviendas pareadas sabe apenas nada de ellos. ¡°Nunca nos hemos saludado¡±, asegura el padre. ¡°No les he visto nunca¡±, afirma la hija. Se instalaron en Londres hace muy pocos meses procedentes de Alemania porque creen que aqu¨ª hay mejores escuelas para el hermano de ella, un joven de 15 a?os que padece una discapacidad. ?C¨®mo es el barrio? ¡°No lo s¨¦. Yo solo voy al colegio con mi hermano y luego de vuelta a casa¡±, explica ella. Y se le pone un cara de susto tremendo al saber que esos vecinos tan discretos eran terroristas reclamados por la polic¨ªa espa?ola.
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