¡°Quiz¨¢ podr¨ªamos haber sacado a la gente a pie por la carretera¡±
El alcalde de Portbou duda de si podr¨ªa haberse evitado la muerte de dos personas
En cinco minutos todo cambi¨®. Una carretera de dos kil¨®metros y medio, estrecha, sin arcenes y repleta de recodos se convirti¨® en una ratonera para una cincuentena de conductores el domingo por la noche, que se vieron asediados por las llamas en Portbou (Girona). Dos personas, un hombre de 46 a?os y su hija de 14, murieron al precipitarse por un acantilado cuando hu¨ªan del fuego. Hac¨ªa 15 minutos que el incendio ard¨ªa en la N-260 y nadie les recomend¨® que abandonasen sus veh¨ªculos.
¡°Quiz¨¢ una persona tendr¨ªa que haber subido y sacarles a pie por la carretera¡±, dice con sentido autocr¨ªtico el alcalde de la ciudad, Josep Llu¨ªs Salas. El punto en el que se quedaron atrapados est¨¢ a dos kil¨®metros del pueblo, lo que hubiese supuesto unos 20 minutos a pie. Ahora que todo ha pasado, el alcalde se pregunta si podr¨ªan haber evitado la desgracia: ¡°Nos faltaron cinco minutos porque ya sub¨ªa la ambulancia¡±.
Pero a todos sorprendi¨® la magnitud del incendio. Cuando pasaban dos minutos de las siete de la tarde, los vecinos divisaron una peque?a humareda en la monta?a, a unos 300 metros de la frontera. ¡°Ten¨ªa un poco de llama, pero muy poco¡±, recuerda Clara S¨¢nchez, periodista, que lo vio. ¡°No ten¨ªa m¨¢s de un metro cuadrado¡±, coincide el alcalde. El t¨ªpico incendio de matojos.
La Guardia Civil corri¨® a cortar la frontera y los accesos a Portbou. El fuego era peque?o, pero hab¨ªa cerca una gasolinera. ¡°Quer¨ªamos vaciar la carretera de bajada¡±, recuerda el guardia civil Jos¨¦ Mar¨ªa Lia?o. Era la ¨²nica forma de que los bomberos llegasen a la zona y conseguir que el resto de veh¨ªculos diesen media vuelta. Pasaban cinco minutos de las siete.
Pero en un instante, el fuego creci¨® azuzado por la tramontana. La polic¨ªa pidi¨® a los coches que tratasen de maniobrar para dar la vuelta, hacia el pueblo, que era la v¨ªa que estaban aliviando de tr¨¢fico. Pero segu¨ªa muy cargada. Eran poco m¨¢s de las siete y cuarto. ¡°Entramos en p¨¢nico. Pas¨® en dos minutos¡±, record¨® a este diario Izzet K?ken, de 38 a?os. En un arranque colectivo, ocupantes de los veh¨ªculos decidieron bajar por la ladera, entre chumberas y rocas, por un terreno resbaladizo. ¡°Yo, el fuego no lo vi acercarse¡±, reconoci¨® Daniel P¨¦rez, de 35 a?os, que descendi¨® con su hija de seis a?os y su mujer. Algunos eligieron correr carretera abajo.
Mientras, vecinos del pueblo se subieron a las barcas para acercarse y poder indicarles c¨®mo encontrar el camino que lleva de la monta?a a la playa. Otro grupo se dirigi¨® hacia el acantilado en el que estaba la familia francesa, que se desvi¨® de la mayor¨ªa. Eran ya m¨¢s de las siete y media de la tarde.
En ese momento, cuando las llamas llevaban ya media hora avanzando lleg¨® el primer coche de bomberos. Los esfuerzos estaban todos en La Jonquera y no quedaba nadie en la zona. Pero a duras penas pod¨ªa subir debido al colapso. Los refuerzos (cinco coches de bomberos, 10 de mossos y un hidroavi¨®n) no aparecieron hasta las ocho, casi una hora despu¨¦s.
Los conductores ya estaban a salvo en el pueblo, pero dos personas hab¨ªan muerto. A las diez de la noche se dio el fuego por controlado. A las doce, la carretera se reabri¨® y muchas personas se marcharon.
Josep Llu¨ªs Salas, alcalde de un pueblo de 1.290 habitantes, no hab¨ªa visto algo parecido nunca: ¡°La experiencia nos ense?ar¨¢, pero hay que tener en cuenta que todas las circunstancias fueron en contra: un tap¨®n en la carretera, el incendio empez¨® al lado y la tramontana lo hizo crecer¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.