Vacaciones del a?o 12
No basta con indignarse, hay que exigir responsabilidades a quienes nos han llevado a esta situaci¨®n, forzando un imprescindible cambio de rumbo
Hace cuatro a?os, publiqu¨¦ en estas p¨¢ginas un art¨ªculo, ¡°Vacaciones del a?o 8¡±, donde se?alaba una inversi¨®n de tendencia en la marcha de nuestra econom¨ªa, con los espa?oles alegres y confiados por todos los destinos tur¨ªsticos del mundo. El empe?o del Gobierno de Zapatero en evitar la palabra crisis y emplear el suced¨¢neo ¡°desaceleraci¨®n¡±, en hacer olvidar los efectos destructores del ¡°ladrillo¡±, suger¨ªa algo grave. Pero en el peor de los casos eran de temer una depresi¨®n transitoria y un nuevo ciclo marcado por la inseguridad. No un hundimiento como el registrado.
La angustia del presente lleva a pensar, ante todo, en la falta de ayudas europeas y en los efectos brutales de unos recortes impuestos sin cuidarse lo m¨¢s m¨ªnimo de la justicia social, ni de evitar el hundimiento de la demanda y, consecuentemente, de la recaudaci¨®n fiscal. Se olvida que si bien la crisis mundial y los errores en la reciente pol¨ªtica econ¨®mica actuaron como detonadores del desplome, los sucesivos derrumbamientos revelan que los desprop¨®sitos no correspond¨ªan solo a errores de una persona o un Gobierno, sino a las malformaciones de un sistema de poder donde hasta en la propia crisis intereses particulares dictaban las decisiones en detrimento de los colectivos. De ah¨ª la desconfianza actual, cuando peri¨®dicos europeos se preguntan incluso si Rajoy habr¨ªa decidido ¡°nacionalizar¡± la ruinosa Bankia para evitar a costa de todos ¡ªespa?oles y europeos¡ª los graves perjuicios de su quiebra al imperio inmobiliario y futbol¨ªstico de Florentino P¨¦rez.
Un sistema que fue incapaz de afirmar criterios de racionalidad en la gesti¨®n, sin liberarse de un legado de corrupci¨®n y de nepotismo que ven¨ªa de lejos; que no percibi¨® los requerimientos que implicaba la integraci¨®n en Europa, vista solo como un man¨¢ ben¨¦volo, y que en medio del auge econ¨®mico ignor¨® los desajustes estructurales de un Estado de las autonom¨ªas donde la citada corrupci¨®n y la ausencia de control de los gastos generaban una situaci¨®n de creciente fragilidad.
Los sucesivos derrumbamientos econ¨®micos muestran que los desprop¨®sitos no correspond¨ªan solo a errores de una persona o un Gobierno, sino a las malformaciones de un sistema de poder
Lo primero es una cuesti¨®n de usos sociales consolidados, seg¨²n los cuales las influencias, las redes clientelares y la aceptaci¨®n social de los comportamientos ilegales o arbitrarios configuran una trama donde naufraga con excesiva frecuencia la elecci¨®n racional. Conviene tener esto en cuenta cuando se critican los aeropuertos vac¨ªos, Bankia o AVE sin viajeros: fueron aplicaciones de la misma l¨®gica que presidi¨® todo. Es la idea de que el inter¨¦s general no cuenta, y en cambio los recursos p¨²blicos se encuentran disponibles a voluntad para quien tiene la capacidad de decisi¨®n a cualquier nivel, sea financiero, de pol¨ªticas p¨²blicas o de gesti¨®n cultural o universitaria. La historia del ¡°ladrillo¡± es bien conocida, pero constituye un espejismo suponer que ah¨ª se acaba todo. Hablemos de nepotismo. Se trata de mil historias, saludadas incluso con homenajes, protagonizadas por personajes sin conocimiento del idioma ni particulares m¨¦ritos, nombrados para puestos internacionales de privilegio, o como el profesor que desde su nada es elevado a responsabilidades culturales en Europa, gracias a la protecci¨®n fraternal de un pol¨ªtico amigo. Generosas recompensas a costa del inter¨¦s p¨²blico, igual que los salvavidas lanzados a cuadros socialistas al llegar el desastre y las escalas de trepa proporcionadas luego por el PP a los suyos, con designaciones ilustrativas, alguna esperp¨¦ntica para impulsar la educaci¨®n en Am¨¦rica. Entre los reci¨¦n nombrados para dirigir Institutos Cervantes, tenemos el de Roma, cuyo aval es ser ¡°catal¨¢n y cristiano con vocaci¨®n gitana¡±. Cuesta creer que no hubiera aspirantes m¨¢s id¨®neos. Importan lealtad y saber moverse. Fuera del c¨ªrculo de poder, cabe temer cualquier arbitrariedad; ejemplo, determinadas evaluaciones en la sombra de ANECA [Agencia Nacional de Evaluaci¨®n de la Calidad y Acreditaci¨®n]. Y no puede pedirse que el PP y el PSOE combatan corrupci¨®n y nepotismo, porque ambos los practicaron.
Si pasamos al Estado y las autonom¨ªas, el denominador com¨²n fue el despilfarro. M¨¢s all¨¢ de los sue?os de grandeza valencianos o de Gallard¨®n en Madrid, los signos ah¨ª est¨¢n, desde el pago del 30% de su presupuesto para la in¨²til Alianza de Civilizaciones a la pl¨¦yade de iniciativas en que al Gobierno se han sumado comunidades y Ayuntamientos, cual si fueran miniestados convertidos en Midas. Algunas subvenciones son geniales, como los fondos estatales para ¡°gobernabilidad democr¨¢tica¡± ?en Cuba!; otras, incomprensibles. ?Qui¨¦n se puede fiar de un pa¨ªs as¨ª?
El sistema fue incapaz de afirmar criterios de racionalidad en la gesti¨®n, liberarse de un legado de corrupci¨®n y de nepotismo que ven¨ªa de lejos
No basta con indignarse, hay que definir actuaciones concretas. En el fondo, tendr¨¢ raz¨®n la diputada Fabra con su insulto, si una vez jodidos, como ya estamos, no pasamos a exigir responsabilidades a quienes nos han llevado a esta situaci¨®n, forzando un imprescindible cambio de rumbo.
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