Moral hazard
El rescate sin castigo (o la zanahoria sin palo) equivale a una licencia para endeudarse sin tasa
Como ya empieza a ser habitual desde que comenz¨® la crisis, la histeria ha regresado en agosto a los mercados, con alzas y bajas espasm¨®dicas tanto de las Bolsas como de las primas de riesgo. Es la nueva serpiente de verano que tanto contribuye a reanimar la menguante audiencia de los medios informativos. Pero esta vez, el socorrido monstruo del lago Ness ha adoptado la forma del inescrutable Mario Draghi: el or¨¢culo del euro cuya tarea consiste precisamente en domesticar al monstruo de la desconfianza que agita las aguas de la liquidez monetaria. Pues bastaron en un primer momento ciertas palabras suyas, pronunciadas con toda la solemnidad de su cargo, para que la euforia se instalase durante algunos d¨ªas, ante las grandes expectativas creadas sobre una pr¨®xima resoluci¨®n de la crisis de la deuda soberana.
De ah¨ª que se hablase de palabras m¨¢gicas, atribuy¨¦ndole a su voz el poder taumat¨²rgico (o performativo, dicho sea en la jerga de la filosof¨ªa del lenguaje) de un ¡°S¨¦samo, ¨¢brete¡±. Pero la esperanza solo dur¨® unos pocos telediarios, pues muy poco tiempo despu¨¦s, tras la reuni¨®n del BCE el jueves pasado, otra nueva declaraci¨®n suya, esta vez de sentido aparentemente contrario, cay¨® como un jarro de agua fr¨ªa sembrando la confusi¨®n, con lo que los mercados se desplomaron descompuestos por el desconcierto y la incertidumbre. Y a la inicial decepci¨®n le sigui¨® la inquietud, pues la nueva postura del BCE parec¨ªa significar una flagrante contradicci¨®n con sus promesas de la semana anterior.
?C¨®mo pudo surgir tama?o equ¨ªvoco? En realidad, las palabras de Draghi una semana antes (¡°el BCE har¨¢ lo necesario para salvar el euro¡±) fueron mal interpretadas por todos, mercados financieros incluidos, entendi¨¦ndose que el BCE se dispon¨ªa a avalar los bonos espa?oles e italianos cuya creciente insolvencia amenaza con desestabilizar el euro. Y as¨ª se le pregunt¨® en la rueda de prensa del jueves pasado, a lo que el gobernador del BCE respondi¨®: ¡°?Ley¨® usted mi discurso? Ah¨ª no dije nada de comprar bonos¡±. Y a continuaci¨®n insisti¨® en que su misi¨®n es salvar al euro, para lo que har¨¢ todo cuanto sea necesario, incluyendo en ese todo el presionar a Espa?a e Italia exigi¨¦ndoles que soliciten oficialmente el auxilio del Fondo de Rescate. Una petici¨®n expresa de rescate que Mariano Rajoy todav¨ªa no se atreve a plantear, pero que los mercados le obligar¨¢n a solicitar antes o despu¨¦s.
De modo que la decisi¨®n de Draghi resulta concluyente: salvar el euro exige condenar a los pa¨ªses deudores al rescate condicional. ?C¨®mo desentra?ar este acertijo del or¨¢culo de Fr¨¢ncfort? Lo que parece querer decir es que salvar el euro no pasa por aliviar directamente la deuda espa?ola e italiana (mediante su compra por el BCE), sino por condicionarla, haciendo depender dicho alivio futuro del previo cumplimiento de exigencias de ajuste estructural por parte de sus Gobiernos respectivos. Es de nuevo el temible MOU (memorando de contrapartidas) que implicar¨¢ un nuevo castigo a la poblaci¨®n espa?ola o italiana (con probables recortes adicionales de sueldos, pensiones y prestaciones), pero que tambi¨¦n generar¨¢ como consecuencia un contraproducente agravamiento de la recesi¨®n econ¨®mica (lo que a su vez elevar¨¢ el coste de la deuda y har¨¢ m¨¢s dif¨ªcil de cumplir el objetivo de d¨¦ficit).
?C¨®mo se entiende que para salvar el euro haya que castigar al Sur (primero Grecia y Portugal, ahora Espa?a e Italia)? ?Significa esto la imposici¨®n punitiva de una especie de merecida penitencia, como justo castigo a nuestras desviaciones econ¨®micas del pasado? Algo de esto podr¨ªa haber, dado el fundamentalismo luterano que predomina en el Bundesbank, y que desde ah¨ª se impone al BCE. Pero sin duda tambi¨¦n hay algo m¨¢s. El motivo principal que lo explica es el deseo no de castigar las evidentes desviaciones pret¨¦ritas, sino de prevenir los posibles desv¨ªos futuros (m¨¢s que probables, a la luz de la experiencia anterior). Es lo que se conoce como teor¨ªa del riesgo moral (moral hazard):la versi¨®n econ¨®mica de los problemas de acci¨®n colectiva que los soci¨®logos englobamos bajo el concepto de dilema del gorr¨®n o par¨¢sito (free rider). Un dilema que solo puede resolverse conjugando las zanahorias (incentivos positivos) con los palos (incentivos negativos).
En suma, el rescate sin castigo (o la zanahoria sin palo) equivale a una licencia para endeudarse sin tasa, lo que estimula al pa¨ªs gratuitamente rescatado a volver a asumir nuevos riesgos de mayor insolvencia futura. Y el mejor modo de evitarlo es el de advertir que todo rescate tendr¨¢ un precio (o sea que quien quiera zanahorias tendr¨¢ que estar dispuesto a cobrar muchos palos). Es la estricta disciplina luterana seg¨²n el m¨¦todo de La cinta blanca (M. Haneke, 2009), como forma de aprender a gobernarse con rigor y solvencia: la letra con sangre entra.
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