¡°Ni me atienden en el ambulatorio ni me dan medicinas¡±
A partir del 1 de septiembre se restringir¨¢ la asistencia sanitaria a m¨¢s de 150.000 'sin papeles'
Hace m¨¢s de un mes que Carlos no tiene tarjeta sanitaria. No puede ir al m¨¦dico en la sanidad p¨²blica ni obtener recetas. Lleva d¨ªas paseando su caso por los centros de salud de Zaragoza, pero sin respuesta. Carlos es un inmigrante sin papeles. Ha perdido la residencia legal en Espa?a y con ella el derecho a la atenci¨®n m¨¦dica. Una asistencia que necesita para tratar la esquizofrenia paranoide que sufre. Este colombiano de 26 a?os no puede costearse un psiquiatra privado. Tampoco los m¨¢s de 300 euros al mes que cuestan los f¨¢rmacos que toma para controlar su trastorno. Depende por completo de la ayuda de una ONG que le proporciona cuidados y la medicaci¨®n. Una sanidad de beneficencia que no puede compararse a la que reciben el resto de ciudadanos.
Y un canal al que, si no cambian las cosas, se ver¨¢n abocadas a partir del 1 de septiembre m¨¢s de 150.000 personas que viven en Espa?a en situaci¨®n irregular. Ese d¨ªa se har¨¢ efectivo el decreto del Gobierno que restringe la asistencia sanitaria para extranjeros sin papeles. Las autoridades desactivar¨¢n sus tarjetas sanitarias ¡ªsalvo las de los menores y las embarazadas¡ª de modo que solo podr¨¢n acudir a urgencias.
El Ministerio de Sanidad insiste en que los enfermos cr¨®nicos seguir¨¢n siendo atendidos; aunque no aclara c¨®mo. Por eso, el caso de Carlos (prefiere que se le llame as¨ª), que se adelanta a lo que puede ocurrir dentro de poco m¨¢s de dos semanas porque su tarjeta ya ha caducado, no augura que la situaci¨®n est¨¦ en absoluto resuelta.
¡°Ya no me atienden en el ambulatorio. Me dicen que como no tengo papeles no me pueden dar otra tarjeta sanitaria. Ni las medicinas...¡±, explica abatido. Mientras, la consejer¨ªa de Sanidad de Arag¨®n encuentra ¡°extra?o¡± que situaciones como la que afronta este colombiano se est¨¦n produciendo. ¡°Se est¨¢ atendiendo a todo el mundo¡±, asegura una portavoz. Pero a Carlos no se le atiende. De hecho, ante la imposibilidad de solucionar su caso, y el riesgo de una reca¨ªda o de un brote, la trabajadora social de su centro de salud le deriv¨® a la consulta de salud mental que tiene M¨¦dicos del Mundo en Zaragoza. ¡°Ahora son ellos quienes me est¨¢n haciendo el favor de atenderme¡±, dice el hombre.
Carlos lleg¨® a Espa?a hace seis a?os. Fue en Arag¨®n, al poco de llegar, cuando le diagnosticaron el trastorno que padece. Le trataron y desde entonces ha estado medicado. ¡°Estaba bien, hasta ahora iba cada 14 d¨ªas a que le inyectaran la medicaci¨®n al centro de salud y luego a la consulta del m¨¦dico. Pero ya no puede¡±, informa Fernanda, su pareja. Ella, ecuatoriana, s¨ª est¨¢ en situaci¨®n regular en Espa?a. Trabaja y, de hecho, est¨¢ de baja por maternidad de su primer hijo, que acaba de cumplir un mes. Su sueldo es el ¨²nico que entra en casa. ¡°Cuando nos dijeron que ten¨ªamos que pagar todas las medicinas casi me muero. Es imposible. ?No podemos hacerlo!¡±, exclama.
Carlos explica que las cosas no siempre fueron as¨ª para ¨¦l. Trabaj¨® casi desde el momento en que puso un pie en Espa?a ¡°en lo que sal¨ªa¡±. Hizo de mozo de almac¨¦n, repartidor de pizzas, pe¨®n de obra. Cuando este ¨²ltimo contrato se le acab¨® no encontr¨® otro empleo. ¡°Met¨ª curr¨ªculos en todos los sitios, en pol¨ªgonos, en empresas de construcci¨®n. Y nada. No sale nada¡±, explica. As¨ª, como otros muchos golpeados por la crisis, termin¨® por agotar el paro y la prestaci¨®n por desempleo y, por ¨²ltimo, por perder la residencia legal. Sin embargo, lo que m¨¢s le preocupa es la asistencia sanitaria. ¡°Es por necesidad. S¨¦ que si no voy al m¨¦dico me pongo peor¡±, dice.
Erika Chueca, de M¨¦dicos del Mundo Arag¨®n, subraya que su centro solo puede ofrecer ¡ªa Carlos y a otros¡ª una consulta psiqui¨¢trica al mes. ¡°Adem¨¢s, hemos tenido que cambiarle la medicaci¨®n por otra m¨¢s antigua y con m¨¢s efectos secundarios porque no pod¨ªamos costear la que ¨¦l recib¨ªa. Pero al menos tiene tratamiento¡±, dice. Chueca reconoce que su organizaci¨®n, como otras dedicadas a la asistencia sanitaria, no tiene capacidad para atender por completo a los pacientes. Y menos para absorberlos a todos, tengan la enfermedad que tengan, si el Gobierno decide atenderlos a trav¨¦s de ONG como, en un principio, propuso la ministra Ana Mato. ¡°No tenemos los medios de la sanidad p¨²blica. Nuestros m¨¦dicos son voluntarios y dependemos de acuerdos con hospitales para las pruebas diagn¨®sticas. Y luego est¨¢ la medicaci¨®n... Somos un apoyo, un apoyo que adem¨¢s tiene cada vez menos fondos¡±, abunda.
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