El fuego de Le¨®n destruye un sue?o de salida de la crisis
El incendio da al traste con decenas de proyectos de reactivaci¨®n de la industria resinera Las llamas arrasan m¨¢s de 11.700 hect¨¢reas de terreno, del que 10.555 son de arbolado
Una ¡°chispita¡± que enciende la esperanza en el futuro, en vez de originar un cruel incendio. Es lo que ha representado para decenas de familias de los municipios de Castrocontrigo, de Luyego, y de Quintana y Congosto, en el sur de Le¨®n, la vuelta a la extracci¨®n de la resina de los miles de pinares que pueblan una zona que ahora ha quedado devastada por el incendio que, de acuerdo con los ¨²ltimos datos, ¡ªa falta de que se realice la evaluaci¨®n de los da?os¡ª ha arrasado m¨¢s de 11.700 hect¨¢reas, y que este martes se ha dado por controlado. Son gente joven que quiere quedarse en los pueblos, personas que hab¨ªan encontrado una salida laboral despu¨¦s del derrumbe de la construcci¨®n, herederos de una tradici¨®n de generaciones que llevaban tres a?os ilusionados con las posibilidades que les ofrec¨ªa el monte. El perfil calcinado de los ¨¢rboles les parece ¡°una pesadilla¡± ante la que a¨²n no saben c¨®mo reaccionar. Los resineros estaban en plena ¨¦poca de recolecci¨®n. Pero no quieren dar pena, aseguran, ¡°algo saldr¨¢¡±.
Las llamas se han llevado por delante 10.555 hect¨¢reas de arbolado, en su mayor¨ªa pino resinero, de acuerdo con los datos m¨¢s recientes ofrecidos por la Junta de Castilla y Le¨®n. 1.159 hect¨¢reas corresponden a matorrales, pastos y otros cultivos.
Se le han salvado 6.000 pinos despu¨¦s del incendio. No es de lo vecinos m¨¢s desafortunados. Jos¨¦ Manuel Fern¨¢ndez Juste, de 53 a?os y natural de Castrocontrigo, conoce bien el mundo de la resina, en el que comenz¨® a los 15 a?os cuando ayudaba a su padre. Hace tres, movido por la crisis y por el aumento de precios ¡ªque ahora son de poco m¨¢s de un euro por kilo de miera¡ª decidi¨® ¡°con mucho esfuerzo¡± probar, y arrend¨® 22.000 pinos. Se paga 20 c¨¦ntimos por temporada por cada uno de los ¨¢rboles, cantidad que se reparte entre la Junta Vecinal y la de Castilla y Le¨®n. Fern¨¢ndez form¨® una cuadrilla con su mujer, su hijo ¡°el que m¨¢s ha sufrido con todo esto¡±, y un chico que antes estaba desempleado. Esperaban obtener dos kilos por pino. Una jornada con todos trabajando pod¨ªa concluir con la recogida de cinco cubas, cada una de 250 kilos, que despu¨¦s eran transportadas a Coca (Segovia) a unos 200 kil¨®metros de distancia, donde se ubica la ¨²nica f¨¢brica de la Uni¨®n Resinera Espa?ola.
Como describe Santiago Santamar¨ªa ¡ªquien ha resinado junto con su mujer y sus hijos de 9 y de 16 a?os¡ª, las llantas de los camiones ¡°casi llegaban hasta el suelo¡±. A sus 47 a?os, ha vivido una historia distinta del monte, cuando, seg¨²n relata, eran m¨¢s responsables de ¨¦l, hasta el punto de que era ¡°obligatorio¡± sofocar los incendios, bajo amenaza de multa. ¡°Andamos un poquit¨ªn vac¨ªos y sin luces. Pinares que eran centenarios no los veremos m¨¢s¡±, comenta Fern¨¢ndez.
¡°Miro al frente y solo veo quemado¡±. A Segundo Caballero Carracedo, de 47 a?os, se le han destruido ¨ªntegros los 4.000 pinos en los que estaba trabajando y 15 barricas de unos 200 kilos de miera cada una. Hab¨ªa sido su primera campa?a en la resina, despu¨¦s de haber trabajado como encargado, en la construcci¨®n, ¡°un a?¨ªn en Segovia, en la carretera¡±. Caballero hab¨ªa invertido 3.000 euros en la compra de herramientas.
Ignacio Abajo es uno de las siete personas de Tabuyo del Monte que se hab¨ªan animado a resinar. ¡°Nos gusta el pueblo, y aqu¨ª queremos quedarnos¡±, indica este joven de 29 a?os, muy consciente de que ahora los medios de comunicaci¨®n les prestan atenci¨®n, pero despu¨¦s ¡°se olvidar¨¢n¡± de ellos. Ha quedado un trozo de monte sin arder, y eso cuenta. Abajo ha hecho de todo: ha sido bombero, gu¨ªa micol¨®gico ¡ªen una zona en la que las setas son muy abundantes¡ª y ahora ha formado una cooperativa con otros tres j¨®venes, que busca explotar los recursos de la tierra.
Como Abajo, Hip¨®lito Fern¨¢ndez Garc¨ªa, de 39 a?os, luchar¨¢ por permanecer en el pueblo, a pesar de que es originario de Ponferrada, y aunque solo los hijos de su hija ¡°ser¨¢n quienes resinen¡±. Lleg¨® a Tabuyo en busca de tierras m¨¢s baratas para abrir una granja de pollos ecol¨®gicos, que al final fracas¨®. Los 13.000 de su mata (conjunto de pinos) han sido pasto de las llamas. Unos 20.000 kilos de resina se han quedado en el cementerio en el que se ha transformado el monte, y que ¨¦l tambi¨¦n encontr¨® ¡°desarmado¡±, con zonas en las que era muy dif¨ªcil entrar. Hab¨ªa preparado sus ¨¢rboles para dos a?os. Fern¨¢ndez esperaba sacar alrededor de 40.000 euros al final de la campa?a, repartido entre ¨¦l y su sobrino. ¡°No es como en la ciudad, que hay que estar todo el d¨ªa con la cartera en la mano¡±, asegura, mientras espera que la Junta de Castilla y Le¨®n los compense con el encargo de trabajos para arreglar el monte.
Rosa Mar¨ªa Teruelo Gil volvi¨® a Nogarejas, localidad en la que su familia hab¨ªa vivido por generaciones, acompa?ada por su hija, Sa?da Pazo y su compa?ero, tras a?os viviendo en Castro Urdiales (Cantabria). Para ellos, era la oportunidad de un nuevo comienzo, gracias a la explotaci¨®n de la resina. Pazo, de 32 a?os, part¨ªa de cero en las tareas de resinaci¨®n. Despu¨¦s de tres a?os en el paro y experiencia en un servicio de catering, ahora experimentaba la alegr¨ªa de ver que, despu¨¦s de cinco meses expuesta a las penurias del monte, los 4.500 pinos que hab¨ªa arrendado se dispon¨ªan a dar su fruto. La tarea no les ha sido f¨¢cil: ¡°En el monte, hemos encontrado de todo: Vidrios, latas oxidadas, maleza por todas partes¡±, relata Teruelo. Habla tambi¨¦n por su hija, quien ha decidido pasar unos d¨ªas en Bilbao y tomar fuerzas para volver a intentarlo. Y la mujer de 52 a?os, que cobra una pensi¨®n de 385 euros mensuales de la que vive su familia, da las gracias a su padre, ¡°previsor¡± a la hora de construir la casa en Nogarejas en la que viven.
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