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Una alianza del PNV con la izquierda ¡®abertzale¡¯ solo ser¨ªa posible en torno al programa de los radicales
Para defender su posici¨®n favorable a la libertad condicional del preso etarra Bolinaga, enfermo de c¨¢ncer, el ministro del Interior quiso comenzar por dejar sentado ante Mayor Oreja, en la reuni¨®n de la direcci¨®n del PP del lunes pasado, que ETA estaba derrotada; a lo que respondi¨® el exministro afirmando que no solo no est¨¢ derrotada sino a punto de alcanzar el poder.
La idea de un sector del PP, compartida por la parte m¨¢s cr¨¦dula de las asociaciones de v¨ªctimas, es que el cese de ETA no equivale a su derrota porque es el resultado de un compromiso con el Gobierno anterior que sigue vigente y cuyo punto esencial ha sido la legalizaci¨®n del brazo pol¨ªtico de la banda. De ah¨ª la interpretaci¨®n de que ETA se ha colado en las instituciones a trav¨¦s de Bildu y Amaiur, y que se dispone a alcanzar su objetivo esencial: ser la fuerza mayoritaria en el Parlamento vasco para, desde esa posici¨®n, lanzar un desaf¨ªo rupturista a las instituciones espa?olas.
Los sondeos dan a la coalici¨®n Euskal Herria-Bildu (EHB) la segunda posici¨®n, a una distancia del PNV de entre 7 y 9 puntos, que podr¨ªan traducirse en una diferencia de entre 2 y 5 esca?os. No es imposible, por tanto, que pueda convertirse en el partido con m¨¢s diputados en la C¨¢mara vasca; pero tampoco es probable, y mucho menos que pueda articular una mayor¨ªa suficiente para que haya un, o una, lehendakari de la izquierda abertzale. Socialistas y populares ya han dicho que en ning¨²n caso pactar¨ªan con ellos, y tampoco lo har¨ªa el PNV si EHB fuera la primera fuerza.
Pero ?podr¨ªan entrar en un Gobierno de unidad nacionalista presidido por el candidato del PNV? Entre ambas formaciones sumar¨ªan m¨¢s del 60% de los votos y en torno a 45 esca?os, muy por encima de los 38 que marcan la mayor¨ªa absoluta. Y seg¨²n una encuesta de junio pasado, son m¨¢s numerosos (el 38%) los vascos que se inclinan por una alianza nacionalista que por una transversal con el PSE (34%).
Es dif¨ªcil que Urkullu se arriesgue a un pacto con EHB, que beneficiar¨ªa mucho m¨¢s a los radicales que al PNV
Pero es dif¨ªcil que Urkullu se arriesgue a un pacto con EHB, que beneficiar¨ªa mucho m¨¢s a los radicales que a su partido. Primero, porque esa alianza solo ser¨ªa posible sobre la base del programa soberanista-rupturista de la izquierda abertzale; y segundo, porque ello aumentar¨ªa su influencia con vistas a su objetivo esencial en este periodo: arrebatar al PNV su hegemon¨ªa en la comunidad nacionalista. La izquierda abertzale ya fue la segunda fuerza del Pa¨ªs Vasco en las primeras elecciones auton¨®micas, celebradas en 1980, pero entonces la hegemon¨ªa del PNV era manifiesta: doblaba de largo los votos de Herri Batasuna, que agrupaba al 26% del voto nacionalista. Mientras que ahora Bildu supone el 44% de ese voto.
Urkullu insinuaba ayer en una entrevista que si gana podr¨ªa intentar gobernar en solitario pero pactando con todos porque ¡°la crisis nos exige grandes acuerdos y consensos¡±. Y no quiere comprometerse, como le ha planteado Basagoiti, a concluir un acuerdo con el PP y el PSE para frenar a la izquierda abertzale. Iniciativa similar a la intentada sin ¨¦xito por los partidos constitucionalistas tras las elecciones locales y forales de 2011 a fin de cerrar el paso a los candidatos de Bildu a la Diputaci¨®n de Guip¨²zcoa y Ayuntamiento de San Sebasti¨¢n. Urkullu argument¨® entonces que era conveniente dejar gobernar a Bildu para que se evidenciase su incapacidad para gestionar las instituciones. Esa incapacidad se ha podido verificar, pero ello no tuvo influencia en las siguientes elecciones, las generales del 20-N. En este tiempo tambi¨¦n se ha evidenciado que ese sector, aun habi¨¦ndose alejado de la estrategia terrorista, conserva comportamientos, entre fan¨¢ticos y antidemocr¨¢ticos, visibles en episodios como las amenazas del asesor del alcalde donostiarra contra unos vecinos que celebraban el triunfo de Espa?a en la Eurocopa, la negativa de su candidata, Laura Mintegi, a condenar el asesinato de Miguel ?ngel Blanco o la incapacidad de Otegi para recordar el suplicio de Ortega Lara cuando se declar¨® en huelga de hambre en solidaridad con el secuestrador de ese funcionario.
Por no hablar de su atroz comentario ante la posibilidad de que los amenazados por ETA que se tuvieron que ir puedan votar en Euskadi: ¡°Claro, para que voten todos los txakurras y sus putas familias¡±. Comentario muy revelador de las obsesiones que siguen atenaz¨¢ndoles y no tan improvisado como podr¨ªa parecer: entrevistado en El Periodico el 29 de mayo de 1999, la periodista le pregunt¨® qui¨¦nes podr¨ªan votar en un refer¨¦ndum celebrado en el Pa¨ªs Vasco: ¡°Todos los que viven y trabajan en Euskal Herria excepto las fuerzas de ocupaci¨®n y la Administraci¨®n estatal¡±, respondi¨®. Ella insisti¨®: ¡°El hijo de un guardia civil nacido en Euskadi ?es tan vasco como usted?¡± Y Otegi: ¡°Esa pregunta no me la hab¨ªa hecho nunca. Si no trabaja de guardia civil, podr¨ªa entenderse, pero habr¨ªa que estudiarlo detenidamente¡±.
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