Del pacto fiscal a la secesi¨®n

Catalu?a celebrar¨¢ hoy la Diada con la manifestaci¨®n independentista m¨¢s importante de su historia. La iniciativa ha pillado a contrapi¨¦ a los partidos, que han fijado posiciones cuando ya estaba en marcha el carro de la convocatoria. El mismo entramado que tom¨® las riendas de las consultas populares sobre la independencia hace un par de a?os ha puesto ahora en pie esta movilizaci¨®n. La pancarta que la encabezar¨¢ tiene un lema inequ¨ªvoco: Catalu?a, nuevo estado de Europa. Es decir, un eslogan claramente independentista. Y ha conectado con una sociedad que ve ahora en la independencia la poci¨®n que la curar¨¢ de todos sus males. Una vez elevada a la categor¨ªa de verdad universal la tesis de que de Catalu?a salen anualmente 16.500 millones de euros que no regresan ¡ªel c¨¦lebre d¨¦ficit fiscal¡ª, el independentismo y el soberanismo se abstraen de la situaci¨®n de crisis que viven las econom¨ªas del sur de Europa y afirman que, de ser un Estado, Catalu?a estar¨ªa entre las primeras potencias de la UE. Ser¨¢ pues lo que se podr¨ªa denominar soberanismo de bolsillo ¡ªque Artur Mas sintetiza en su discurso de la Diada como la convergencia de las ¡°aspiraciones nacionales de Catalu?a y el bienestar de sus ciudadanos¡±¡ª lo que hoy movilizar¨¢ a la poblaci¨®n.

El precedente m¨¢s inmediato a esta irrupci¨®n del independentismo hay que buscarlo en la manifestaci¨®n del 10 de julio de 2010 en contra de la sentencia del Tribunal Constitucional que recortaba el Estatuto, aprobado por las Cortes Generales y, en refer¨¦ndum, por los ciudadanos de Catalu?a. Desde entonces, ninguna fuerza pol¨ªtica se ha atrevido a tomar los retales estatutarios como estandarte. Y el discurso de que no hay entendimiento posible con el resto de Espa?a ha ido abri¨¦ndose camino. Si el CIS cifraba en 2001 en un 36% el n¨²mero de catalanes partidarios de la independencia, la ¨²ltima encuesta del Centro de Estudios de Opini¨®n sit¨²a esa franja en el 51,1% de la poblaci¨®n.

Mientras crecen las expectativas de los independentistas, Artur Mas no tiene una papeleta f¨¢cil. Por una parte, sus bases insisten en la ¡°transici¨®n nacional¡± hacia la imprecisa plena soberan¨ªa, de la que el pacto fiscal es un primer escal¨®n. Por otra, la Generalitat ha pedido un rescate de m¨¢s de 5.000 millones de euros al Fondo de Liquidez Auton¨®mico, dependiente de un Gobierno central, pendiente de formalizar su petici¨®n de auxilio a la UE.

Con estas premisas, lo que puede salir de la reuni¨®n de Mariano Rajoy y Artur Mas el pr¨®ximo d¨ªa 20 de septiembre es m¨¢s bien poco. Un destacado dirigente de CiU reconoc¨ªa recientemente en privado que el Ejecutivo central ¡°no tiene un duro¡±. Es pues muy probable que Catalu?a vaya hacia una convocatoria electoral anticipada en la pr¨®xima primavera. El problema es c¨®mo ser¨¢ capaz de cabalgar Mas o cualquier partido ese ¡°clamor de la calle¡± al que se refer¨ªa en su discurso con motivo de la Diada. ?Con qu¨¦ programa ir¨¢ CiU a las elecciones? ?Con la independencia? Solo una suavizaci¨®n de la crisis permitir¨ªa cierta laxitud en esa agenda negociadora que proponen los nacionalistas de CiU, acuciados por el independentismo. En 2013 corresponde la renegociaci¨®n del modelo de financiaci¨®n, tal vez un primer pelda?o hacia la mejora de la situaci¨®n de Catalu?a. Todos los partidos, incluido el PP, consideran que hay que paliar el d¨¦ficit fiscal de una comunidad que pasa de la cuarta a la d¨¦cima posici¨®n en recursos despu¨¦s de hacer su aportaci¨®n a la solidaridad interterritorial.