Del estr¨¦s del combatiente al s¨ªndrome de la marmota
Poco m¨¢s del dos por mil de los soldados desplegados en Afganist¨¢n son repatriados por problemas ps¨ªquicos
En la noche del pasado 11 de marzo el sargento estadounidense Robert Bales sali¨® de la base del Ej¨¦rcito norteamericano en Kandahar (Afganist¨¢n) y se dirigi¨® a dos aldeas pr¨®ximas. Mat¨® a 16 civiles e hiri¨® a otros cinco. No consta que conociese a ninguno de ellos. Bales fue detenido y repatriado a EE UU, donde se enfrenta a un Consejo de guerra en el que podr¨ªa ser condenado a muerte. Salvo que se le declare enajenado.
El caso Bales ha vuelto a poner en evidencia la importancia de vigilar la salud mental de los militares desplegados en zonas de conflicto, donde se ven expuestos a situaciones de fuerte tensi¨®n, que combinan con el manejo de armas de fuego. La responsable de esta tarea en el contingente espa?ol en Afganist¨¢n es la capit¨¢n psic¨®loga Concha Pantojo. Su diagn¨®stico sobre el equilibrio ps¨ªquico de los 1.500 militares espa?oles implicados en la guerra contra los talibanes es tranquilizador: asegura que su moral es muy alta, incluso en los puestos avanzados de combate, ¡°a pesar de que se quejen de las condiciones f¨ªsicas en que viven y es l¨®gico que lo hagan, porque son muy duras¡±, apostilla.
Ning¨²n militar ha sido repatriado por problemas psicopatol¨®gicos en el actual contingente, que lleg¨® a la zona en junio y se marchar¨¢ en noviembre, pero lo habitual es que regresen anticipadamente a Espa?a dos en cada agrupaci¨®n; es decir, una tasa de poco m¨¢s del dos por mil, ¡°por debajo de la media de la poblaci¨®n general¡±, seg¨²n Pantojo.
Asegura que los problemas m¨¢s frecuentes est¨¢n relacionados con la lejan¨ªa de la familia y la angustia que provoca en los militares no poder estar cuando hay conflictos en casa. Intenta facilitarles la comunicaci¨®n con sus allegados y les presta asesoramiento psicol¨®gico. Pero no les suministra f¨¢rmacos, porque ellos manejan armas y porque ella no es psiquiatra. Sostiene que, debido a la ¨ªntima convivencia entre los soldados, es muy dif¨ªcil que alguno sufra un trastorno y sus compa?eros no den la voz de alarma.
Antes de iniciar la misi¨®n, los militares se someten a un exhaustivo examen psicol¨®gico. Pero el porcentaje de quienes son descartados por no superarlo es insignificante. Lo que no se hace es un nuevo examen al finalizar la misi¨®n, como en la mayor¨ªa de los Ej¨¦rcitos de la OTAN, aunque el Ministerio de Defensa est¨¢ estudiando su implantaci¨®n.
Ser¨ªa una forma de detectar el denominado s¨ªndrome postraum¨¢tico, que padecen quienes han vivido alguna experiencia extrema, como una herida en combate o la muerte de un compa?ero. El actual contingente no ha tenido ninguna baja de guerra, pero s¨ª dos heridos en ataques de los talibanes, en julio y agosto pasados.
En estos casos, lo previsto es ¡°una intervenci¨®n directa inmediata¡±, sobre el afectado y sus compa?eros, a quienes se trata psicol¨®gicamente con car¨¢cter preventivo. Pantojo advierte, no obstante, de que el s¨ªndrome postraum¨¢tico no aflora inmediatamente despu¨¦s del suceso que lo provoca, sino que puede aparecer pasado un tiempo, cuando el soldado ya se encuentra en Espa?a, en forma de pesadillas, insomnio o alteraciones del car¨¢cter, lo que requiere un seguimiento a medio plazo, que hasta ahora no est¨¢ previsto.
Frente a quienes padecen el estr¨¦s del combatiente est¨¢n quienes deben combatir el aburrimiento. ¡°El d¨ªa de la marmota¡±, como lo denomina la psic¨®loga. En bases no operativas, como Herat, las jornadas son mon¨®tonamente iguales, sin la menor variaci¨®n entre laborales y festivos, y eso puede tener efectos tan devastadores como la tensi¨®n permanente.
Aun as¨ª, Panatojo no cree que la prolongaci¨®n de la misi¨®n en Afganist¨¢n hasta los cinco meses y medio, frente a los cuatro que duraba antes, afecte psicol¨®gicamente a los soldados. ¡°Cuanto m¨¢s larga sea, m¨¢s pesada resulta, como es l¨®gico, pero si sabes previamente cu¨¢nto va a durar, te conciencias y te preparas mentalmente para ello¡±, argumenta. ¡°Lo que puede ser contraproducente¡±, advierte, ¡°es alargar la misi¨®n sin aviso previo, aunque sea por un periodo aparentemente corto, como 15 d¨ªas, porque muchos llegan al final al l¨ªmite de su resistencia¡±. Eso es lo que ha hecho el Ej¨¦rcito estadounidense con demasiada frecuencia.
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