Castigo
Prosigue la hemorragia de votos sufrida por el partido socialista, agravando el castigo electoral que le vienen propinando sus bases sociales. Un correctivo del que se benefician de forma pareja tanto el partido conservador, quien no recibe el castigo que merece por su injusta pol¨ªtica de recorte de derechos sociales, como las formaciones nacionalistas e izquierdistas seg¨²n el ejemplo de AGE: la nueva Syriza gallega. Y de continuar as¨ª, esta deriva a la griega de nuestro modelo pol¨ªtico podr¨ªa llegar a tener impredecibles consecuencias.
Por ahora, la reacci¨®n de propios y extra?os ante el nuevo derrumbe del voto socialista ha coincidido en culpar a Rubalcaba exigi¨¦ndole responsabilidades pol¨ªticas. Pero no parece que se deba buscar por esa v¨ªa la causa ni la soluci¨®n del problema. Es verdad que el actual l¨ªder del PSOE, con su ra¨ªda imagen de villano capit¨¢n Barbossa (el antagonista de Johnny Depp en la saga Piratas del Caribe), no parece la mejor opci¨®n que podr¨ªa so?ar el marketing electoral; en este aspecto, alguien como Carme Chac¨®n encabezar¨ªa mejor el casting con un aire a lo Lara Croft. Pero debe recordarse que esta obcecaci¨®n en la fotogenia medi¨¢tica del personaje, adem¨¢s de sus evidentes carencias y fracasos, fue lo que arruin¨® el fallido liderazgo de Zapatero.
No, la verdad es que Rubalcaba es hoy por hoy la mejor cabeza del PSOE actual. Pero se ha equivocado de estrategia, pues su misi¨®n hist¨®rica no es resta?ar la hemorragia electoral de su partido sino programar su refundaci¨®n interna. Es el papel de nuevo Mois¨¦s que un d¨ªa le atribu¨ª, como profeta que debe guiar la huida de su partido en la traves¨ªa del desierto pero sin alcanzar en persona la tierra prometida, cuya conquista le est¨¢ reservada a su sucesor (papel que no parece que pueda desempe?ar el derrotado Patxi L¨®pez), quien habr¨¢ de proceder necesariamente de otra generaci¨®n m¨¢s joven, af¨ªn al 15-M.
La crisis existencial del PSOE es tanto pol¨ªtica como generacional y organizativa
Pues personalismos al margen, la crisis existencial por la que atraviesa el PSOE es tanto pol¨ªtica como generacional y organizativa. Pol¨ªtica, porque para recuperar su autoridad moral debe empezar por hacer p¨²blica una completa autocr¨ªtica (abandonando su actual connivencia aquiescente con las ¨¦lites tecnocr¨¢ticas y financieras que est¨¢n castigando a las poblaciones del sur europeo para descargar sobre ellas el precio de la crisis) y dise?ar despu¨¦s un nuevo programa de lucha contra la pol¨ªtica de austeridad punitiva que est¨¢ arruinando a sus propias bases electorales: las clases medias y asalariadas. Organizativa porque los socialistas hace tiempo que perdieron su capacidad de sintonizar con la poblaci¨®n a la que pretenden representar, enquistados como est¨¢n en sus propias redes olig¨¢rquicas y clientelares, sin capacidad para penetrar en el nuevo tejido asociativo de las redes sociales. Y generacional porque sus menguantes bases electorales forjadas durante la transici¨®n est¨¢n envejeciendo, mientras las cohortes que nacieron con la constituci¨®n han aprendido a desconfiar de la doble moral practicada por los socialistas, progresistas de labios afuera y olig¨¢rquicos en la intimidad, por lo que no vacilan en castigarles mediante la abstenci¨®n, la independencia o el voto antisistema.
Esto explica que la llamada generaci¨®n perdida (los j¨®venes mileuristas de ambos sexos v¨ªctimas del paro y el subempleo), sacrificada como un chivo expiatorio al que se ha condenado a la precariedad perpetua con la complicidad de los socialistas, haya optado por vengarse de estos con nihilismo radical, culp¨¢ndoles de haberles abandonado en la miseria con hip¨®crita desfachatez. De ah¨ª que los indignados del 15-M se est¨¦n volcando sobre todo contra los socialistas, acus¨¢ndoles de que ya no les representan. Y de ah¨ª tambi¨¦n la cismog¨¦nesis explosiva de un secesionismo soberanista que desde el 11-S ha empezado a ocupar las calles de Barcelona.
Pero si este castigo a los socialistas contin¨²a durante mucho m¨¢s tiempo, el propio sistema pol¨ªtico espa?ol podr¨ªa entrar en una grave crisis existencial. Y ello por partida doble. Ante todo por el propio hundimiento del partido socialista, que constitu¨ªa una de las dos columnas vertebrales que fragu¨® el consenso de la transici¨®n. Y si esta columna se quiebra, el sistema entero se desequilibra. Pero adem¨¢s emerge la crisis adicional del sistema auton¨®mico, que tambi¨¦n corre el riesgo de quebrar por efecto de la doble cismog¨¦nesis catalana y vasca. Pues no debe olvidarse que el partido socialista era el ¨²nico que pod¨ªa gobernar en todas y cada una de las autonom¨ªas, por lo que constitu¨ªa su imprescindible cemento de integraci¨®n pol¨ªtica. De modo que si el PSOE declina, Espa?a entera empezar¨¢ a desintegrarse.
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