Procure no caer en este juzgado
El tribunal de Primera Instancia 32 de Madrid ha tramitado 1.200 desahucios este a?o Los desalojos lo han inundado desde 2009 "La mayor¨ªa somos interinos, nadie quiere este puesto", dice una funcionaria
Examina la demanda con ojos de forense. Sus manos pasan ¨¢giles las p¨¢ginas de delante atr¨¢s, y de atr¨¢s adelante; de la escritura de la hipoteca al acta notarial o a la nota del Registro de la Propiedad. En cinco minutos el juez ya conoce la historia completa de una familia deudora. Por qu¨¦ cantidad compraron el piso, por cu¨¢nto se tas¨®, el tiempo que llevan sin pagar¡ En la demanda que disecciona a primera hora del lunes la entidad reclama 166.000 euros; la hipoteca, firmada en 2005, fue de 168.000 euros. Da la impresi¨®n de que solo pagaron 2.000 euros. Pero no. Vuelve atr¨¢s: ¡°Mira, dejaron de pagar en noviembre de 2010¡±. Durante cinco a?os abonaron mes a mes sus cuotas de la hipoteca. Todo ese dinero es como si se hubiera esfumado: los primeros a?os de pr¨¦stamo casi todo lo que se amortiza son intereses. Dos a?os despu¨¦s, los implacables intereses de demora han ido elevando sin descanso la cantidad de la deuda. Cuanto m¨¢s se alarga el proceso, m¨¢s debe la familia. Y lo normal es que se extienda un a?o y medio por el atasco judicial.
Las carpetas blancas son las peores: son los casos en los que el banco reclama despu¨¦s de quedarse con la casa
A esta familia la van a echar de su casa. El juez lo sabe. No puede hacer nada, defiende. Su bol¨ªgrafo dibuja una letra uve de visto en la portada de la carpeta. Ya ha comprobado que la demanda cumple todos los requisitos formales para ser admitida. Poco m¨¢s. Lista para ejecutar. Se levanta y la deja en la mesita de una salita de estar que hay en su despacho. ¡°No me gusta tener papeles en mi mesa¡±, dice. Fuera de su despacho todo son papeles. Carpetas y carpetas desbordando estanter¨ªas, pilas de ellas sobre el suelo, encima de las mesas. Son los expedientes de miles de familias que van a perder su casa.
Agust¨ªn G¨®mez Salcedo es el titular del Juzgado de Primera Instancia n¨²mero 32 de Asuntos Hipotecarios de Madrid desde hace 20 a?os. De nueve de la ma?ana a dos y media de la tarde, de lunes a viernes, su se?or¨ªa se enfrenta a un inc¨®modo trabajo. Sobre todo desde que a partir de 2009 una avalancha de ejecuciones hipotecarias inund¨® su juzgado, en la sexta planta de un tosco edificio en la calle de Capit¨¢n Haya de la capital.
Esta ma?ana hay solo cinco carpetas en su escritorio. Hay d¨ªas que son 11. En lo que va de a?o su juzgado, en el que trabajan 17 personas, ha tramitado unos 1.200 desahucios. Al lado de las demandas descansa tambi¨¦n un ejemplar manoseado de la Ley de Enjuiciamiento Civil, esa que apenas le deja margen para actuar. El magistrado se cuida mucho de hacer valoraciones ¡ª¡°No puedo como juez¡±, se justifica¡ª, pero s¨ª es consciente de los problemas de la ley que aplica todos los d¨ªas.
Por ejemplo, que la deuda no prescribe nunca (se puede reclamar toda la vida del deudor). ¡°Encuentro casos en los que al cabo de los a?os, cuando la gente ya ha rehecho su vida, el banco vuelve a reclamar el cr¨¦dito despu¨¦s de adjudicarse la casa¡±, explica. ¡°Eso en Francia o Alemania no es as¨ª, al cabo de cinco o siete a?os hacen borr¨®n y cuenta nueva¡±. Y agrega: ¡°En ese sentido el deudor puede llegar a tener peor trato que el asesino. El asesinato prescribe a los 20 a?os y, sin embargo, puedes irte a la tumba con una deuda¡±.
Las cosas han cambiado mucho desde que se hizo cargo del juzgado, en los noventa. Ha visto c¨®mo la tortilla daba la vuelta: ¡°Hubo un tiempo en el que los que no pagaban incluso ganaban dinero. La casa se vend¨ªa por un precio m¨¢s elevado que la hipoteca y despu¨¦s de pagar al banco les sobraba dinero. Aqu¨ª tuvimos hasta 100.000 euros que nadie reclamaba¡±.
Pero eso fue otro tiempo; en los ¨²ltimos tres a?os la entrada de ejecuciones hipotecarias en los juzgados casi se ha cuadruplicado, seg¨²n los datos del Consejo General del Poder Judicial. En el primer semestre de 2012 los desahucios se han incrementado un 14% respecto al mismo periodo de 2011. ¡°Detr¨¢s de esto hay vidas¡±, dice levantando la demanda. ¡°Pero si la ley es as¨ª no te la puedes saltar. Yo aqu¨ª soy como el ¨¢rbitro, los que ganan o pierden son los equipos, yo estoy sujeto al reglamento¡±.
El asesinato prescribe a los 20 a?os; una deuda no lo hace nunca
La carpeta con el visto bueno del juez y un drama entre las p¨¢ginas llega a manos de Mar¨ªa. Esta funcionaria interina de 45 a?os, que no quiere revelar su apellido, est¨¢ sentada en la sala contigua, delante de una estanter¨ªa rebosante de expedientes. Los colores marcan el a?o en el que comenz¨® el proceso: rosa para el 2009, azul para el 2010, naranja para 2011. Las carpetas blancas son las peores: son los casos en los que el banco reclama la deuda que persiste despu¨¦s de adjudicarse la casa. Hay unas cuantas.
Mar¨ªa cuenta que el m¨¦dico le ha dicho que no tiene piel, que tiene que hacerse piel. ¡°Es que a m¨ª me duele todo, me pongo en su situaci¨®n. Este trabajo te afecta mucho¡¡± Se le humedecen los ojos: ¡°Es muy triste¡±. Ella lleva en el puesto desde enero. ¡°La mayor¨ªa somos interinos. Entre el volumen de trabajo y lo duro que es, los que tienen plaza no quieren esto¡±. En la habitaci¨®n se observan signos de que no est¨¢n de acuerdo con lo que hacen: carteles que aluden a la estafa de los bancos comparten espacio con los que denuncian recortes en Justicia. Como los que podr¨ªan verse en cualquier protesta del 15-M.
¡°Esto no tiene arreglo, hija¡±, apunta Loli, una funcionaria de 54 a?os que tampoco quiere revelar su apellido y que lleva casi tanto tiempo como el juez en el juzgado. Se mueve con viveza, los papeles aparecen y desaparecen entre sus manos. ¡°Lo de los bancos no tiene nombre, ?Es una desproporci¨®n tan grande! Si algo les molesta a los se?ores banqueros, eso s¨ª que se cambia r¨¢pido¡±. Ella atiende a los deudores. ¡°Todo el que aparece por esa puerta alg¨²n problema tiene, aunque los hay que no dicen toda la verdad, ?eh?¡±. Poco pueden hacer por ellos, explica, el ¨²nico margen es prorrogar un mes el desahucio. El juez sale del despacho y los dos se indignan porque los servicios sociales les remitan escritos pidiendo paralizar desalojos, cuando la ley no se lo permite. La pareja se lamenta: ¡°Los bancos aprietan para que las causas vayan para adelante. Es un procedimiento hecho a su medida¡±, concluyen. Son las tres menos cuarto. Recogen para marcharse. Desde la ventana del juzgado se ve, imponente, la sede de Bankia en una de las torres Kio que definen el skyline de la ciudad. Con el mismo logo que se repite en el tabl¨®n de edictos: la mayor¨ªa son ejecuciones instadas por la entidad rescatada con dinero p¨²blico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.