PSOE y democracia
Unas primarias permiten acortar el distanciamiento de los pol¨ªticos con los ciudadanos
El regreso del caim¨¢n a la charca pol¨ªtica ha producido desde un primer momento da?os econ¨®micos directos a Italia e indirectos a Espa?a. El hecho constituye la mejor prueba de que su prolongada aventura pol¨ªtica ha respondido siempre a sus intereses personales, sin preocuparle lo m¨¢s m¨ªnimo qu¨¦ pudiera suceder a los dem¨¢s. Hay, sin embargo, un componente del episodio que s¨ª responde a un criterio de elecci¨®n racional: el momento elegido para anunciar su decisi¨®n, y as¨ª de una tacada cargarse al Gobierno de Monti y acabar con la inseguridad en su propio partido.
Si algo conoce bien Silvio Berlusconi es la din¨¢mica del marketing pol¨ªtico. En las ¨²ltimas semanas, la primera plana de las noticias hab¨ªa estado consagrada a las primarias del centro-izquierda y, contra pron¨®stico, las mismas constituyeron un gran ¨¦xito, a pesar de la dureza del enfrentamiento final entre el sesudo Bersani y el provocador Renzi, con el elemento de tensi¨®n que supuso el llamamiento a favor de una ampliaci¨®n del censo electoral entre la primera y la segunda vuelta del voto que hab¨ªa de separar a los dos rivales mejor situados. Se impusieron las normas preestablecidas y gan¨® la democracia. Ganaron incluso las figuras de los dos contendientes, tan distintos y con amplia capacidad de razonamiento, e incluso mejor¨® su imagen el tercero, Nicki Vendola, otro fichaje at¨ªpico del espacio PD.
Suceda lo que suceda en las elecciones de febrero pr¨®ximo, e igual que ocurriera antes en Francia, unas primarias bien organizadas y con candidatos competentes permiten realzar las figuras de los l¨ªderes y sobre todo acortar un poco lo que est¨¢ siendo un defecto capital de las democracias occidentales: el distanciamiento entre el conjunto de los ciudadanos y una clase pol¨ªtica que funciona en s¨ª y para s¨ª, y que atiende solo a los primeros a efectos de mantener su fidelidad electoral. Fen¨®menos tan diferentes como el movimiento de los indignados en Espa?a o el impensable atractivo de un personaje como Beppe Grillo en Italia, son la expresi¨®n de esa deriva antipol¨ªtica de los ciudadanos, perfectamente explicable si atendemos a los acontecimientos que se suceden por todas partes en Europa.
El ejemplo italiano, sumado al anterior franc¨¦s, resulta tanto m¨¢s significativo si volvemos la vista a otros partidos socialdem¨®cratas europeos donde ese sobresalto democr¨¢tico no ha tenido lugar, y por el momento ni viene ni se le espera. Su anquilosamiento contrasta con la reactivaci¨®n habida en Francia y en Italia. Por supuesto, nada ha de extra?ar que ante la sensaci¨®n de cerco e impotencia que ha experimentado ¨²ltimamente la izquierda pol¨ªtica se produzca de modo espont¨¢neo una reacci¨®n hacia el encastillamiento, a evitar disensiones internas y a limitar en lo posible las p¨¦rdidas: ning¨²n ejemplo mejor que la actuaci¨®n del d¨²o PSOE-PSC en las elecciones catalanas. Esta deriva hacia la clausura autoimpuesta se sustenta adem¨¢s en el PSOE sobre lo que llamar¨ªamos el s¨ªndrome del monolito, practicado antes por Zapatero, y ahora por Rubalcaba con una intensidad que recuerda a los partidos leninistas. Por el silencio que sigue a cada manifestaci¨®n de m¨ªnima discordancia, nos imaginamos al l¨ªder o a sus colaboradores respondiendo de inmediato al infractor para que deponga su actitud, en nombre de los sagrados intereses de la unidad del partido. As¨ª por supuesto no hay disidencias, pero tampoco nada parecido al intelectual colectivo gramsciano. El aparato del partido se convierte en una red ¡ªmejor, trama¡ª de transmisores del famoso argumentario generado en la cumbre, lo mismo que sucede en el PP para peores fines, y lo ¨²nico que hace falta es dorar un poco la p¨ªldora. Tal como van las cosas, una vez constatado el malgobierno del PP, lo que constatamos todos, el congreso futuro consistir¨ªa en un desfile de figuras internacionales que avalar¨ªan a nuestro vigilante l¨ªder.
As¨ª las cosas, la ejemplaridad italiana resulta evidente. Para empezar, Bersani cre¨® el caldo de cultivo para el pluralismo con la apertura a la libertad de expresi¨®n de afiliados y l¨ªderes inferiores, y con las primarias a todos niveles. Nada pas¨®, a pesar de la distancia que puede separarle de Vendola. Ninguna exclusi¨®n de los medios del partido, oficiales u oficiosos. Y a partir de ah¨ª, a pensar, a proponer y a debatir razonadamente, en circunstancias tan dif¨ªciles como las del Gobierno de Monti. Hubiera sido imposible como aqu¨ª proponer federalismo, sin tener ni idea ¡ªejemplo, Rubalcaba¡ª, y refugiarse en sondeos para disimular una derrota. La oposici¨®n debe pensarse como un Gobierno en la sombra. Para ello en nuestro PSOE falta democracia.
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