Una de las cabecillas de la red de Gao Ping se querella contra el juez Andreu
El Supremo pregunta al fiscal si debe investigar al juez por prolongar las detenciones La secci¨®n tercera le oblig¨® a excarcelar a 20 de los m¨¢ximos responsables de la red de Gao Ping
La liberaci¨®n por parte de la secci¨®n tercera de la Audiencia Nacional de 20 de los cabecillas de la Operaci¨®n Emperador y puso en el disparadero al instructor del caso, Fernando Andreu, ha dado alas a uno de los l¨ªderes de la organizaci¨®n criminal, la mayor red de blanqueo desarticulada en Espa?a en los ¨²ltimos a?os, para querellarse contra el juez y contra los dos fiscales anticorrupci¨®n del caso, Jos¨¦ Grinda y Juan Jos¨¦ Rosa, por 20 presuntos delitos contra la libertad individual. La Sala Segunda del Tribunal Supremo ha preguntado al fiscal si debe admitir la querella a tr¨¢mite y ha nombrado como instructor de esa decisi¨®n al magistrado Juan Saavedra, el presidente de la sala.
En la noche del 18 de octubre, consciente de que el plazo de 72 horas de detenci¨®n para una treintena de detenidos en la operaci¨®n, entre ellos sus principales cabecillas, se iba a cumplir, Andreu dict¨® un auto por el que pon¨ªa a su disposici¨®n a todos ellos obligando a la polic¨ªa a poner fin a cualquier diligencia que estuviera realizando con los arrestados. El instructor, sin embargo, no orden¨® su inmediato traslado a la Audiencia Nacional para tomarles declaraci¨®n y, en su caso, enviarlos a prisi¨®n, sino que los dej¨® bajo custodia policial ante la falta de espacio en los calabozos de la Audiencia Nacional. Despu¨¦s fue ordenando su traslado a su juzgado que, en los dos d¨ªas siguientes -el 19 y el 20 de octubre- envi¨® a 20 de ellos a prisi¨®n.
La secci¨®n tercera de la Sala de lo Penal, sin embargo, consider¨® que la actuaci¨®n del juez no hab¨ªa sido correcta y que este hab¨ªa prorrogado ilegalmente la detenci¨®n de esas personas, con lo que oblig¨® a poner en libertad a todos ellos, entre los cuales se encontraba el presunto cabecilla de la trama, Gao Ping, su esposa Lizhen Yang y el considerado responsable del aparato coactivo de la red, el exguardaespaldas de Gao, Li Haibo. En un auto muy pol¨¦mico y que supon¨ªa un cambio de criterio, la secci¨®n aseguraba que, al haber sido el juez el que orden¨® las detenciones, este ten¨ªa un plazo improrrogable de 72 horas para enviarlos a prisi¨®n o liberarlos, por lo que declar¨® nulos los autos de Andreu por los que encarcel¨® a 20 de los detenidos.
Ahora, una de las arrestadas, Xiaoshuang Zhu, considerada un miembro de la c¨²pula de la organizaci¨®n ilegal, se ha querellado contra Andreu por esos hechos. En su escrito, que debe estudiar la Sala Segunda del Supremo al estar el juez aforado a ese tribunal, la cabecilla asegura que tanto el instructor como los dos fiscales anticorrupci¨®n del caso, "acordaron ilegalmente la detenci¨®n de 20 personas" y despu¨¦s "articularon un mecanismo procesalmente inviable" para tratar de desobedecer la resoluci¨®n de la secci¨®n tercera que les oblig¨® a liberarlos. Ese mecanismo, seg¨²n la cabecilla de la red de Gao Ping, consisti¨® en presentar un recurso de nulidad contra el auto que orden¨® excarcelarlos y que la secci¨®n tercera rechaz¨® de plano, lo que, seg¨²n la querella, prolong¨® su prisi¨®n seis d¨ªas m¨¢s.
La interpretaci¨®n de la detenci¨®n, regulada por la Ley de Enjuiciamiento Criminal, aprobada en 1882, no es un¨¢nime en los tribunales espa?oles. En la mayoritaria, se entend¨ªa que los agentes ten¨ªan un plazo de 72 horas para realizar su atestado, interrogar al detenido y hacer las diligencias necesarias ¡ªregistros, por ejemplo¡ª antes de ponerlo a disposici¨®n del juez. Este, a partir de ese momento, dispondr¨ªa de otras 72 horas para tomarle declaraci¨®n y decidir sobre su prisi¨®n. Es decir, que podr¨ªan transcurrir hasta seis d¨ªas antes de que el arrestado fuera encarcelado.
En el caso Emperador, Andreu actu¨® conforme a esa interpretaci¨®n. Los cabecillas ahora liberados por la secci¨®n tercera fueron detenidos por orden del juez hacia las seis de la ma?ana del 16 de octubre. Adem¨¢s de la detenci¨®n, Andreu orden¨® a la polic¨ªa que realizara 120 registros, en los que los imputados tuvieron que estar presentes. Posteriormente, el instructor fue tomando declaraci¨®n a los 108 detenidos y, siguiendo la l¨®gica de su investigaci¨®n, dej¨® para el final a los principales implicados, Gao Ping entre ellos.
Con plena conciencia de que se iban a cumplir las 72 horas de detenci¨®n, cuando se lleg¨® a la hora 64 de ese plazo ¡ªa las 22.00 del 18 de octubre¡ª, el juez dict¨® un nuevo auto en el que pon¨ªa a su disposici¨®n a los 29 imputados que a¨²n no hab¨ªan comparecido ante ¨¦l, aunque los manten¨ªa bajo custodia en comisar¨ªa y ordenaba a los agentes que los llevaran a los calabozos de la Audiencia ¡°seg¨²n exista disponibilidad¡± en estas instalaciones. La resoluci¨®n mandaba a los agentes que abandonaran ¡°cualquier tipo de diligencia¡± con los detenidos y que se pusiera en conocimiento del juzgado ¡°cualquier novedad respecto de los mismos¡±. Acto seguido, los funcionarios del juzgado de Andreu leyeron sus derechos a los imputados y fueron los m¨¦dicos forenses de la Audiencia los que los exploraron. Al ponerlos bajo su autoridad, el juez entend¨ªa que ten¨ªa otras 72 horas para enviarlos a prisi¨®n, como siempre se hab¨ªa hecho. En total fueron 20 los encarcelados despu¨¦s de ese auto: los que comparecieron el 19 y 20 de octubre. Gao, como principal capo, lo hizo en ¨²ltimo lugar.
Varios de ellos presentaron recurso contra el auto por el que se les envi¨® a prisi¨®n. En principio, la secci¨®n tercera, la encargada de estudiarlos, no hizo reproche alguno a la actuaci¨®n del juez. El 20 de noviembre confirm¨® el encarcelamiento de una de las principales colaboradoras de Gao, Kai Xu, que, como aquel, declar¨® pasadas las primeras 72 horas desde su detenci¨®n. Pero dos d¨ªas despu¨¦s, Carlos Aguirre de C¨¢rcer, el abogado del supuesto contable de la trama, Kay Yang, puso sobre la mesa una sentencia del Tribunal Constitucional de 2011 que manten¨ªa que, en los casos en que la detenci¨®n la ordenara el juez, el instructor ten¨ªa un ¨²nico plazo improrrogable de 72 horas para encarcelarlo. El tribunal liber¨® a Kay Yang y a otros tres capos de la mafia china y oblig¨® a Andreu a sacar de la c¨¢rcel a otros 16 m¨¢s aplicando su criterio. Seg¨²n la secci¨®n tercera, todos ellos se vieron ¡°privados ilegalmente de libertad¡±. Y la resoluci¨®n apuntaba como responsable al juez se?alando a los cabecillas el camino a la querella por detenci¨®n ilegal.
Andreu, varios magistrados de la Sala y otros jueces y fiscales consultados niegan la mayor. Aseguran que el caso que examin¨® el Constitucional (una detenci¨®n de la Operaci¨®n Malaya efectuada en 2006) es completamente diferente. En esa ocasi¨®n, el juez orden¨® la detenci¨®n y la puesta a su disposici¨®n del detenido sin que la polic¨ªa tuviera que hacer ninguna otra gesti¨®n. El instructor de la Operaci¨®n Emperador afirma que, una vez efectuados los arrestos, puso a los imputados a disposici¨®n de la polic¨ªa para que esta realizara 120 registros. La prueba de que se encontraban bajo su autoridad es que los agentes liberaron a varios de ellos, algo que hubiera tenido que decretar el juez si ya estuvieran bajo su responsabilidad.
La secci¨®n tercera asegura que lo que debi¨® hacer el juez fue decretar la prisi¨®n de todos los detenidos que quedaban por comparecer sin escucharlos y posponer sus declaraciones para las siguientes 72 horas. Se trata de una objeci¨®n sin efectos pr¨¢cticos en el caso, porque si Andreu hubiera obrado as¨ª, la ¨²nica diferencia ser¨ªa que los imputados habr¨ªan sido conducidos ante ¨¦l desde la c¨¢rcel en lugar de venir de comisar¨ªa. El juez considera que su actitud fue mucho m¨¢s garantista. Primero, porque los oy¨® antes de encarcelarlos, pero tambi¨¦n porque la detenci¨®n es una medida menos grave que la c¨¢rcel.
La secci¨®n tercera, pues, dej¨® a Andreu en una posici¨®n delicada solo por una interpretaci¨®n novedosa de la ley que, seg¨²n varios magistrados, obligar¨¢ a la Audiencia Nacional a replantearse todos los macrodispositivos contra el crimen organizado, con decenas de detenidos y registros, ante las dificultades que plantea. Porque los plazos aceptados mayoritariamente hasta ahora ¡ª72 horas a disposici¨®n policial y 72 a disposici¨®n del juez, independientemente de quien ordenara la detenci¨®n¡ª ya no valen. Y organizar estas operaciones puede poner en peligro nada menos que al juez, como demuestra la querella que se acaba de presentar.
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