El crep¨²sculo de los caciques
La investigaci¨®n a Baltar inicia el declive de una generaci¨®n de pol¨ªticos del PP que ha gobernado Galicia practicando el nepotismo
El alcalde ped¨¢neo de Morgade, una parroquia de 350 habitantes de Xinzo de Limia, llevaba un a?o intentando pedir, sin ¨¦xito, una ayuda para equipar con aire acondicionado el tanatorio del lugar. No es que no se la hubieran dado, es que en un a?o de intentos ni siquiera hab¨ªa logrado que lo recibieran. Pero un fin de semana de mediados de mayo, el l¨ªder provincial daba un mitin en Morgade, y ya se sabe que las elecciones son tiempos en que manan las promesas y fluyen los compromisos. As¨ª que en cuanto lo tuvo delante, se lo pidi¨®. "?A ti te lo voy a dar ahora mismo!", fue la inmediata respuesta del mandatario. Y, como en los cuentos, a pesar de que pas¨® en 2011, ni corto ni perezoso, dirigi¨®se raudo a su coche oficial, extrajo del mismo un fajo y entreg¨®le 3.000 euros en billetes de cincuenta al sorprendido buen hombre. "Ah¨ª tienes, ya me los devolver¨¢s cuando llegue la subvenci¨®n".
El hombre de los billetes de 50 era Jos¨¦ Luis Baltar, el presidente de la Diputaci¨®n y del PP de Ourense durante 22 a?os, ganador por mayor¨ªa absoluta de 38 elecciones. El pol¨ªtico est¨¢ retirado ahora y es acusado de prevaricaci¨®n por el fiscal jefe de Ourense, Florentino Delgado, que ha estimado una denuncia del PSdeG-PSOE presentada hace casi dos a?os por un delito continuado de prevaricaci¨®n en la contrataci¨®n de personal. Y todo por haber presuntamente enchufado en la Diputaci¨®n a 115 personas, para asegurar que la organizaci¨®n provincial del partido y la instituci¨®n quedasen en buenas manos, en las de su hijo, Manuel Baltar, quien ahora ocupa ambos cargos.
La palabra favorita de Baltar ante cualquier ruego o petici¨®n era ¡°feito!¡± (?hecho!), se hiciese despu¨¦s o no
Y es que Jos¨¦ Luis Baltar conoc¨ªa la importancia de los tanatorios. En el rural gallego, con una de las poblaciones m¨¢s envejecidas del mundo, han sustituido como ¨¢gora social a las iglesias, a las ferias y a las fiestas. Y Baltar era un asiduo de los funerales y de los entierros, la mayor muestra de respeto y solidaridad para un gallego. Aunque se produzcan en la otra punta de la provincia. Naci¨® en 1940 en Esgos, tierra de afiladores trotamundos y de bosques colgados sobre el Sil, de una familia humilde. Para ganarse la vida y pagarse los estudios de Magisterio, fue viajante de piensos y cobrador de coche de l¨ªnea. Actividades id¨®neas para practicar sus dos virtudes sociales: el don y el conocimiento de gentes.
Consigui¨® plaza de maestro en Lu¨ªntra, una aldea de la vecina Nogueira de Ramu¨ªn. Y llam¨® la atenci¨®n de Eulogio L¨®pez Franqueira, el promotor de las cooperativas Coren, ¡ªentonces y ahora la primera empresa de la provincia¡ª y de UCD y de Centristas de Galicia. Baltar fue el primer alcalde democr¨¢tico de Nogueira de Ramu¨ªn, y dicen que el hombre que la familia puso de guardia en la habitaci¨®n de Franqueira cuando este tuvo una apoplej¨ªa, para evitar determinadas visitas. Tambi¨¦n dicen que cuando el entonces presidente de la Diputaci¨®n orensana, Victorino N¨²?ez, fue designado para presidir el Parlamento gallego, Baltar no era el elegido para ocupar y guardarle el puesto. Fueron su permeabilidad selectiva en la puerta de Franqueira y su capacidad de moverse las que lo promovieron al cargo. No lo devolvi¨®. ¡°Los favores no se deben eternamente¡±, recuerda el periodista Francisco Sarria que le dijo por entonces Baltar.
Los a?os en el poder no le hicieron perder ni el don de gentes ni el conocimiento. Su palabra favorita ante cualquier ruego o petici¨®n era ¡°feito!¡± (?hecho!), se hiciese despu¨¦s o no. Y le hac¨ªan muchos. Incluso hab¨ªa gente que iba a su despacho a contarle problemas m¨¦dicos. Normalmente, todos sal¨ªan con algo. Cuando el exvicepresidente de la Xunta, el nacionalista Anxo Quintana fue a verle con otro regidor, se sorprendi¨® de que al despedirse sac¨® de pronto una pandereta y se la regal¨® a su acompa?ante. ¡°Es una persona muy alegre, muy cari?oso y muy expansivo. Casi siempre dice la verdad y va de frente¡±, reconoce Sarria, una de sus pocas bestias negras en las redacciones.
Demasiado expansivo. Restringi¨® lo de tocar el tromb¨®n en p¨²blico porque al entonces presidente Aznar y a su c¨ªrculo ¨ªntimo no les hac¨ªa ninguna gracia ver aquel aldeano contorsion¨¢ndose con ritmo como si en vez de en un acto pol¨ªtico estuviese en una banda funeraria en Nueva Orle¨¢ns. Tambi¨¦n es un hombre de prontos, y por eso, pese a haber sido propietario del CD Ourense (una de las cosas por las que en su d¨ªa fue denunciado a Anticorrupci¨®n), dej¨® de aparecer por el estadio. ?l mismo contaba que en un partido en Nogueira de Ramu¨ªn, descontento de la actuaci¨®n del ¨¢rbitro, trabajador de la Diputaci¨®n, le grit¨®: ¡°?Hoy mandas t¨², pero ma?ana mando yo!¡±
No es raro que el ¨¢rbitro fuese personal de la corporaci¨®n provincial. La Diputaci¨®n orensana tiene cerca de mil funcionarios o contratados, la segunda o tercera empresa de la provincia en personal, y la oposici¨®n lleva a?os denunciando que el acceso a esos puestos es, en muchos casos, un pago de favores, pasados, presentes o futuros. Alrededor de 400 de los 475 ediles del PP en la provincia trabajan o tienen familiares contratados en la instituci¨®n. Con o sin contrato, la capacidad de atracci¨®n de Baltar roza lo m¨ªtico.
Jos¨¦ Eugenio Galindo, miembro de la comisi¨®n de conflictos del PSdeG y portavoz de la testimonial oposici¨®n socialista al Baltar en Nogueira, pas¨® a ser su sucesor en la alcald¨ªa (por el PP). Ahora es el muy puntilloso jefe de la asesor¨ªa jur¨ªdica de la corporaci¨®n, a la que tambi¨¦n se ha incorporado su hija. Dos meses antes de las ¨²ltimas elecciones municipales, el PP present¨® a un nuevo fichaje, Eladio Fern¨¢ndez. Hasta ese d¨ªa, Fern¨¢ndez era el secretario provincial del PSOE de Ourense y portavoz del grupo socialista en la Diputaci¨®n. Hace tiempo, miembros de la asociaci¨®n cultural Alexandre B¨®veda, ligada a la izquierda nacionalista, dieron una rueda de prensa ?encapuchados! para denunciar el caciquismo de Baltar. Preguntado al d¨ªa siguiente, el aludido, dijo: ¡°Voy a tener que contar qui¨¦nes son estos p¨¢jaros¡±. Se acab¨® la asociaci¨®n.
Dej¨® de tocar el tromb¨®n en p¨²blico porque al presidente Aznar y a su c¨ªrculo pol¨ªtico no les hac¨ªa ninguna gracia
A todo esto, y pese a que el PP orensano nunca ha dejado de aportar su cuota de diputados, en realidad no es exactamente el PP. ¡°Una especie de UPN aplicada a Ourense¡±, en palabras del polit¨®logo Ant¨®n Losada. Pas¨® con UCD, Coalici¨®n Galega, Centristas de Galicia (fueron por libre en unas municipales cuando ya gobernaban con el PP). Y fuera de los rifirrafes habituales de las campa?as electorales, las mayores y m¨¢s reiteradas acusaciones de caciquismo que sufrieron los Baltar en los ¨²ltimos a?os vinieron del PP de N¨²?ez Feij¨®o en enero de 2010, cuando Manuel Baltar anunci¨® su intenci¨®n de suceder a su padre en la presidencia de la organizaci¨®n provincial del partido. Entre observadores enviados desde G¨¦nova como si en vez de Ourense fuese Kazajist¨¢n, Baltar hijo acab¨® ganando con el 62% de los votos al candidato oficial que apadrinaban Feij¨®o (que entr¨® al acto por una puerta lateral, entre abucheos) y Rajoy. ¡°No se puede excluir a nadie porque coincidan los apellidos¡±, se consol¨® el presidente de la Xunta. ¡°Ha sido bueno que las cosas sigan exactamente igual¡±, sentenci¨® Fraga.
As¨ª que, a principios de este a?o, a muchos sorprendi¨® que Jos¨¦ Luis Baltar anunciase que dejaba la presidencia de la Diputaci¨®n, pero a nadie que lo acabase sustituyendo su hijo, por mucho que el presidente saliente dijese que cualquiera de los diputados provinciales ten¨ªa las mismas posibilidades. ¡°Veo normal que una persona se dedique a lo que le gusta. Y veo normal que lo haga si lo apoyan en las elecciones¡±, contest¨® Manuel Baltar a si consideraba normal la sucesi¨®n padre-hijo en una instituci¨®n democr¨¢tica. ¡°Est¨¢ en la Constituci¨®n, en el art¨ªculo 14, la no discriminaci¨®n y la igualdad¡±.
Al norte de Ourense, el que rigi¨® los destinos de la provincia y del PP de Lugo durante 24 a?os, Francisco Cacharro Pardo (Guarrom¨¢n, Ja¨¦n, 1936) nunca tuvo veleidades centristas, a pesar de que su padre fue un maestro represaliado por socialista. Presidente provincial del partido desde que se tiene memoria, fue, con Abel Matutes, el ¨²nico representante de AP en el Senado constituyente de 1977 (refugiados ambos en el Grupo Mixto) y all¨ª se mantuvo hasta 2008. Lleg¨® a la presidencia de la Diputaci¨®n en 1983 y la dej¨® en 2007. Los contactos de Cacharro no fueron los compradores de pienso ni los usuarios del transporte p¨²blico. Pedagogo e inspector de ense?anza, los nudos de su red fueron los maestros. Ten¨ªa, como Baltar, el control de todo lo que se mov¨ªa en la provincia ¡ª "donde Cacharro no estaba, mandaba recado¡±¡ª, dice uno de sus antiguos correligionarios, ahora distanciado. Tanto que, pese a sus trienios como fraguista, cuando don Manuel opt¨® en 1989 a la presidencia de la Xunta, le impidi¨® presentarse por su provincia natal, Lugo, y tuvo que hacerlo por A Coru?a. Tambi¨¦n compart¨ªa con su colega orensano su capacidad de atraer contrarios. Su mano derecha en cuestiones de personal en la Diputaci¨®n, el delegado de UGT, Pedro Luaces, hab¨ªa sido secretario general de la UPG, el partido marxista-leninista que fund¨® el BNG.
Al contrario que Baltar, Cacharro no es precisamente la alegr¨ªa de la huerta, pero no carece de iron¨ªa. En 1999 Fraga le dio a elegir entre la presidencia del partido en Lugo y el acta de senador, y en 2007, le dijeron que no ser¨ªa el candidato a la presidencia de la Diputaci¨®n. El PP no conquist¨® la alcald¨ªa de Lugo ni ninguna otra de relevancia y perdi¨® la corporaci¨®n provincial a manos de socialistas y nacionalistas. ¡°Escuch¨¦ que los resultados fueron un ¨¦xito, y que N¨²?ez Feijoo los firmaba antes de las elecciones. No voy a ser yo quien les ag¨¹e la fiesta¡±, dijo cuando le pidieron su opini¨®n.
Alrededor de 400 de los 475 ediles del PP en Orense trabajan o tienen familiares contratados en la Diputaci¨®n
La Diputaci¨®n de Pontevedra, por el contrario, es la que m¨¢s ha cambiado de manos (entre ellas pas¨® por las de Mariano Rajoy), y nunca de partido. El pontevedr¨¦s de esta historia de barones y de varones fuertes es Xos¨¦ Cui?a (Lal¨ªn, 1950-2007), que tambi¨¦n ocup¨® el sill¨®n provincial, poco m¨¢s de dos a?os, pero suficientes para desalojar a los se?oritos de la capital aupado por un sindicato (sic) de alcaldes rurales que ¨¦l hab¨ªa creado. Lo dej¨® para ser el secretario general del PP de Galicia, mano derecha y eterno delf¨ªn de Manuel Fraga, responsable de Pol¨ªtica Territorial en sus gobiernos. Cui?a intent¨® unificar aquellas baron¨ªas, hacer un partido ¨²nico y ahondar en aquel galleguismo del que hac¨ªa gala el reci¨¦n llegado presidente Fraga. Hasta el punto de que en una asamblea del PPdG en abril de 1991, defendi¨® un galleguismo bien entendido ¡°en la frontera de la autodeterminaci¨®n¡±.
En el Monte Faro, en el centro geogr¨¢fico de Galicia, organiz¨® una especie de romer¨ªa-Aberri Eguna al que acud¨ªan miles y miles de afiliados. Dicen que la gota que colm¨® el vaso fue cuando invit¨® a Aznar y a Rajoy y all¨ª, entre calor, pulpo, polvo, gaitas, paisanos alegres y el tipo aquel del tromb¨®n, les entreg¨® un carn¨¦ ?del Partido Popular de Galicia! ¡°Su sue?o hubiese sido tener 15 diputados en el Congreso, y formar un grupo parlamentario¡±, seg¨²n su hijo, Rafael Cui?a. Rajoy logr¨® su expulsi¨®n de la secretar¨ªa a?o y pico despu¨¦s, en 1999. No fue el ¨²nico encontronazo con G¨¦nova.
A finales de 2002, cuando la marea negra del Prestige, Cui?a era partidario de que la Xunta gestionase la cat¨¢strofe y reaccionase pol¨ªticamente, en lugar de acatar la orden del partido y del Gobierno de seguir las instrucciones del Ministerio de Fomento. Alguien filtr¨® que una empresa familiar hab¨ªa vendido trajes y equipos anticontaminaci¨®n. Seg¨²n una comisi¨®n de investigaci¨®n, lo hab¨ªan hecho sin beneficio, pero Cui?a ya hab¨ªa sido destituido como conselleiro. El PP de Ourense reaccion¨® a favor de Cui?a y sus cinco diputados auton¨®micos, encabezados por Manuel Baltar, se encerraron en un piso mientras Jos¨¦ Luis Baltar presionaba a Fraga. Un a?o despu¨¦s, se repiti¨® la revuelta, a la que se sum¨® Francisco Cacharro, amenaza de escisi¨®n incluida. Retirado Fraga, Cui?a libr¨® la ¨²ltima batalla, la de la sucesi¨®n. ¡°Un gladiador muere en la arena¡±, dijo y fue casi premonitorio.
La perdi¨®, en teor¨ªa contra Alberto N¨²?ez Feij¨®o. En realidad, como todas las anteriores que libr¨® contra el hombre-provincia que falta, Jos¨¦ Manuel Romay Beccar¨ªa. Romay (Betanzos, 1934), el hombre de Madrid, es el ¨²nico de los cuatro barones de Fraga que proven¨ªa del franquismo, en cuyo r¨¦gimen fue secretario de Estado de Sanidad y subsecretario de Presidencia y de Gobernaci¨®n. Un t¨¦cnico eficaz y para todo.
Con la democracia, Romay volvi¨® a Galicia para ser vicepresidente de la Xunta en 1982, presidente de la Diputaci¨®n (lo hab¨ªa sido ya su padre antes de y durante el franquismo), conselleiro (Sanidad y despu¨¦s Agricultura), congresista, ministro de Sanidad con Aznar, presidente del Consejo de Estado, tesorero del PP en sustituci¨®n del ca¨ªdo Luis B¨¢rcenas y ahora de nuevo Presidente del Consejo de Estado. Romay, discreto, alto, educado, abacial, gorra marina y loden verde, ha estado siempre para lo que haga falta.
La rivalidad entre Cui?a, el joven hecho a s¨ª mismo, y Romay, el prestigioso abogado de familia de abolengo, fue no solo personal, sino de dos cosmovisiones, que una etiqueta consagr¨® como ¡°boinas¡± y ¡°birretes¡±. Los ¡°boinas¡± eran los que aseguraban los diputados. Los ¡°birretes¡±, los que conectaban al partido con las clases urbanas y con G¨¦nova. No hay que olvidar que el PP ya hab¨ªa ganado elecciones en Galicia, pero Fraga lleg¨® a la presidencia por un diputado (y unas sacas de votos de Venezuela fuera de plazo) y las ciudades en general siempre tuvieron Gobiernos del PSOE o PSdeG-BNG. Hasta las anteriores municipales, el PP s¨®lo gobernaba un par de villas mayores de 20.000 habitantes.
Baltar padre siempre se reconoci¨® como un cacique, aunque un cacique ¡°bueno¡±. Algo que Baltar hijo niega, con el argumento de que "¡±a mayor ¨¦poca de caciquismo en Galicia fue la del Gobierno bipartito¡± (el de coalici¨®n PSdeG-BNG de 2004 a 2008). ¡°Mi padre s¨ª organiz¨® a los alcaldes, pero los hizo conscientes de su fuerza¡±, dice Rafael Cui?a. ¡°Estuvo poco tiempo en la Diputaci¨®n para tener un poder territorial y para ser un cacique, enseguida fue secretario general¡±. ¡°Romay era y es un cacique de libro, por mucho que lea a Karl Popper siempre recibi¨® y organiz¨® alcaldes. El caso de Cui?a es m¨¢s complicado, nunca tuvo una base territorial, y ten¨ªa una visi¨®n m¨¢s ideol¨®gica, un galleguismo que lo apart¨® de esa figura¡±, analiza Ant¨®n Losada. En el caso de Francisco Cacharro, parece que no hay dudas.
Baltar dice ser un cacique bueno; Romay lo es de libro, auque lea a Popper; Cui?a era un galleguista¡±, dice Ant¨®n Losada
En definitiva, ?qu¨¦ es un cacique? Ram¨®n M¨¢iz, catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica en Compostela, a quien todos se?alan como experto en el tema, prefiere hablar de redes clientelares, ¡°aquellas en que se intercambian directamente votos por favores, un mecanismo elemental y destructor de la pol¨ªtica, porque lo importante es tener amigos, porque los derechos se distribuyen como favores. Las relaciones son verticales: se conf¨ªa en el pol¨ªtico y se desconf¨ªa de los ciudadanos, que son competidores por esos favores. No solo pasa en ¨¢mbitos rurales, tambi¨¦n en los barrios italianos o irlandeses de Chicago, o en los de Buenos Aires¡±.
¡°Es dif¨ªcil distinguir entre un agente electoral influyente propio de una democracia avanzada, y la presi¨®n il¨ªcita caracter¨ªstica de una democracia atrasada¡±, considera Xos¨¦ Luis Barreiro, art¨ªfice de los ¨¦xitos de la Alianza Popular que acab¨® con UCD, y tambi¨¦n del gobierno tripartito que derrib¨® a AP y provoc¨® el desembarco de Fraga. ¡°Pero si alguien lleva muchos a?os gobernando es que no lo hace mal. En Ourense, casi un tercio de los votos est¨¢n en la capital, y si le sumamos villas como O Barco, Carballi?o, donde no todos son esos analfabetos de los reportajes, habr¨¢ que concluir que algo le ver¨¢n a Baltar para que le voten¡±, afirma Barreiro, apartado a?os ha de la pol¨ªtica pr¨¢ctica, pero no de la te¨®rica, porque es profesor en la facultad que imparte esa ciencia en la Universidad de Santiago. ¡°El votante rural es tan o mucho m¨¢s consciente de su opci¨®n que el votante urbano. En Galicia no hay G¨¹rtel, ni casos Liceo, ni familias que llevan siglo y medio en una instituci¨®n, o partidos que se disuelven porque todos sus dirigentes est¨¢n condenados por corrupci¨®n¡±, sentencia.
?Por qu¨¦, entonces, se asocia el concepto con Galicia? ¡°Por la misma raz¨®n que la gente dice que aqu¨ª se come bien y no van al Pa¨ªs Vasco, o por la que se cree que un panadero de Madrid es m¨¢s listo que uno de Boimorto¡±, enjuicia Barreiro. ¡°El caciquismo jug¨® un papel fundamental en la modernizaci¨®n de Galicia, fue un mecanismo de autodefensa en un momento en que se desconoc¨ªa el funcionamiento de algo completamente ajeno como era el estado. Si el cacique gallego es un s¨ªmbolo es porque el agrarismo y el nacionalismo lo incorporaron a su discurso pol¨ªtico y al imaginario cultural como sus enemigos¡±, asegura Ant¨®n Losada.
El caciquismo o, si lo prefieren, las redes clientelares, ¡°no tienen que incurrir en la corrupci¨®n, pero est¨¢n en el l¨ªmite, porque llevar las pol¨ªticas p¨²blicas a los intereses particulares desdibuja las fronteras y los recursos¡±, dice M¨¢iz. Todos los pol¨ªticos mencionados ¨Cmenos Romay- han sido objeto de investigaciones period¨ªsticas o judiciales, que, como la anterior de Anticorrupci¨®n a Jos¨¦ Luis Baltar, han quedado en nada. A todos ¨Cmenos a Romay- se los ha cargado, o intentado cargar, el propio partido, algo que Xos¨¦ Luis Barreiro califica como ¡°una renovaci¨®n controlada¡±. No habr¨¢ otros como ellos, cree Losada, ¡°porque la sociedad que los cre¨® ya no existe¡±.
Curiosamente, sus hijos han seguido la senda pol¨ªtica. Ninguno de los cinco de Romay, pero s¨ª sus disc¨ªpulos aventajados que han crecido a su sombra: el alcalde de A Coru?a, Carlos Negreira, Alberto N¨²?ez Feij¨®o, Mariano Rajoy¡ Rafael Cui?a abandon¨® el PP y ahora es uno de los l¨ªderes de Compromiso por Galicia, un partido nacionalista socialdem¨®crata. Francisco Cacharro Gosende pas¨® del PP a UPyD y, desde hace dos a?os, es secretario general del Partido de la Libertad Individual, formaci¨®n que propugna la reducci¨®n del Estado (cargo que compatibiliza con su ocupaci¨®n laboral como secretario general de la hipertrofiada Diputaci¨®n de Ourense). Manuel Baltar, como ya es sabido, ha sucedido a su padre, pese al consejo paterno de no dedicarse a la pol¨ªtica, ¡°porque me gusta desde siempre, y los consejos son para seguirlos o no¡±.
El 27 de enero pasado, cuando renunci¨® a la presidencia de la Diputaci¨®n, y despu¨¦s de los v¨ªtores, los abrazos, los flashes y las l¨¢grimas, Jos¨¦ Luis Baltar se alejaba por las calles de piedra, un c¨¢mara que le segu¨ªa le pregunt¨® si se iba odiando a alguien. ¡°A nadie¡±, se volvi¨®. ¡°?Ni a Cristina Huete?¡± [la periodista de EL PAIS que durante a?os ha informado sobre ¨¦l]. ¡°No, ella hac¨ªa su trabajo y yo el m¨ªo¡±, respondi¨® antes de seguir su camino. A los dos pasos, Baltar recapacit¨®. "S¨ª, a alguien. A Jim¨¦nez" [Juan Manuel Jim¨¦nez, el alcalde de Ver¨ªn que se enfrent¨® a su hijo por la presidencia del PP].
¡ª ?Ah, la familia!
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Jos¨¦ Luis Baltar
- Alberto N¨²?ez Feij¨®o
- Jos¨¦ Manuel Romay Beccaria
- Nepotismo
- Manuel Fraga Iribarne
- Jos¨¦ Cui?a
- Francisco Cacharro
- Prevaricaci¨®n
- Diputaci¨®n Provincial Ourense
- PP
- Xunta Galicia
- Corrupci¨®n pol¨ªtica
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Corrupci¨®n
- Delitos
- Administraci¨®n p¨²blica
- Justicia
- PSdeG-PSOE
- Galicia
- PSOE
- Partidos pol¨ªticos
- Espa?a
- Pol¨ªtica