Los correos envenenados del ¡®caso N¨®os¡¯
El juez no puede interferir en el goteo de mensajes electr¨®nicos de Diego Torres
¡°No voy a contestar a nadie m¨¢s, pero aqu¨ª hay otros 'e-mails'¡ En esta primera carpeta est¨¢n los que hacen referencia a este tema, en la segunda¡¡±. Diego Torres, antiguo socio de I?aki Urdangarin, yerno del Rey, fue mostrando el pasado s¨¢bado durante siete horas de grabaci¨®n sus pruebas contra el que fue su compa?ero de negocios durante al menos seis a?os (de 2003 a 2008). Las pruebas ten¨ªan forma de correos electr¨®nicos. Acumula cientos, que ha ido difundiendo poco a poco en el ¨²ltimo a?o y que el pasado s¨¢bado entreg¨® al juez en grandes cantidades. Los correos est¨¢n archivados en el servidor inform¨¢tico del que dispon¨ªa la trama de empresas de N¨®os, siempre bajo control de Torres. Su contenido ha abierto una nueva v¨ªa de investigaci¨®n, la posible connivencia de la Casa del Rey con los negocios del marido de la infanta Cristina. Las claves del ¨²ltimo episodio del caso N¨®os son las que siguen:
? Correos electr¨®nicos no hallados en los registros. La polic¨ªa, dirigida por el fiscal anticorrupci¨®n, registr¨® y acumul¨® documentaci¨®n y material inform¨¢tico, en noviembre de 2011, en las sedes de las empresas de N¨®os y sus sat¨¦lites en Barcelona, as¨ª como en el domicilio de Diego Torres en Sant Cugat. Al entregar Torres en el juzgado una primera tanda de correos electr¨®nicos no localizados por la polic¨ªa, movimiento que algunos interpretaron como un supuesto chantaje a Urdangarin y una presi¨®n a la Casa del Rey en aras a un supuesto pacto extrajudicial, el juez orden¨® el vaciado y rastreo de los discos duros intervenidos. Los expertos de la polic¨ªa cient¨ªfica no hallaron, entre miles de correos enviados o recibidos por la trama, elementos sustanciales para la causa.
? El papel del juez ante la entrega dosificada de pruebas por parte de Torres. El juez instructor, seg¨²n los expertos consultados por EL PA?S, no puede interferir en la estrategia y el ¨¢mbito de las defensas. Los acusados son libres de marcar sus propios tiempos y pueden efectuar aportaciones documentales al sumario hasta el d¨ªa antes del juicio. Otra cosa es su valoraci¨®n en la vista. El juez y el fiscal no pueden emplazar al abogado a obrar de una manera u otra, a forzar la entrega de elementos de defensa o marcar un l¨ªmite a la misma. Una de las posibles acciones en el juzgado podr¨ªa ser preguntar: ?De d¨®nde salen estos correos? ?Est¨¢ autorizado para su uso? ?Cu¨¢l es la raz¨®n del conocimiento del documento?, cuestiones m¨¢s propias de la vista.
? Los efectos de los correos en la causa. No han tenido, inicialmente, efectos muy importantes en la construcci¨®n de argumentos penales del caso, aunque la sospecha ha salpicado a la Casa del Rey. De los cientos de nombres citados en los mensajes, quien ha salido perjudicado, inicialmente, es Carlos Garc¨ªa Revenga, secretario de las infantas y extesorero de N¨®os, que ha sido imputado por las alusiones concretas a su papel de controlador en los correos de Urdangarin.
? La reacci¨®n del duque de Palma y su abogado. Mario Pascual Vives, abogado de Urdangarin, ha puesto en duda la autenticidad de los correos facilitados por Torres al juez y ha sugerido que han podido ser manipulados, adem¨¢s de restar importancia a los mismos. Niega que su contenido pueda desencadenar la imputaci¨®n de la infanta Cristina.
? Urdangarin contra sus propios correos. En el caso que exista una eventual violaci¨®n de las comunicaciones en la correspondencia privada, un interesado podr¨ªa actuar ante un juzgado. Pero Torres puede ser el receptor de los correos, tenedor de copias remitidas a su buz¨®n o propietario del servidor que los almacena. En la vista oral, si los correos son objeto de prueba o debate, Urdangarin puede refutarlos. Hay opiniones que indican que podr¨ªan impugnarse aduciendo que son supuestas pruebas il¨ªcitas.
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