Encadenado en la base militar
El Tribunal Supremo ratifica la condena a un sargento por imponer un castigo humillante Un militar lo apod¨® M.A. (por el personaje de El equipo A) tras verlo caminar con las cadenas
El sargento Roberto B. C. cree que obligar a alguien a llevar dos pesadas cadenas de varios kilos colgadas del cuello durante dos d¨ªas en sus ratos de descanso no es humillante ni despreciativo. Piensa que no es tan grave como para ser considerado ¡°trato degradante¡±. Cree que es un correctivo adecuado, sin m¨¢s. Por eso, decidi¨® imponerlo como castigo a un soldado bajo su mando ¡ªque no fue escuchado ni pudo recurrir la peculiar sanci¨®n¡ª para que pusiera m¨¢s empe?o en sus tareas.
Afortunadamente para el castigado, los mandos, el tribunal militar territorial cuarto y ahora el Tribunal Supremo, no est¨¢n de acuerdo con los m¨¦todos y formas del sargento ni con este castigo corporal. El alto tribunal, que afirma que la sanci¨®n fue ¡°irracional y humillante¡±, acaba de ratificar una sentencia que lo condena a cuatro meses de prisi¨®n y suspensi¨®n de cargo p¨²blico por abuso de autoridad. Adem¨¢s, tendr¨¢ que indemnizar al soldado con 2.000 euros. El sargento de hierro, mientras tanto, ha defendido hasta el final que no fue para tanto.
Todo sucedi¨® hace tres a?os, en febrero de 2009, durante unos ejercicios militares en la base militar Cid Campeador, en Castrillo del Val (Burgos). Cristian G. A. estaba haciendo un ejercicio de montaje de un puente Dornier cuando cometi¨® un error. Se descuid¨® y dej¨® suelta una cadena de las que usaban para el izado de los tramos de rampa. Esta cadena se balance¨® y rompi¨® el piloto trasero de un cami¨®n.
Al sargento se le ocurri¨® entonces la idea: para que se empe?ara m¨¢s en sus labores a partir de ese momento, coloc¨® al soldado, ¡°a modo de bandolera, cruzado sobre su pecho y por encima del cuello y debajo de la axila del lado contrario, dos cadenas entrelazadas, cada una con un peso de 3,1 kilos¡±. Le orden¨® que llevara puestas las cadenas durante la comida y cuando saliera del trabajo hacia la tienda donde se almorzaba. A la vuelta tambi¨¦n deb¨ªa ir con ellas encima. La idea era que se paseara de esta guisa por la base militar.
As¨ª lo hizo. Cumpli¨® con el castigo corporal sin poder quejarse ni recurrir la decisi¨®n. El soldado Cristian, encadenado, se sinti¨® ridiculizado caminando y comiendo entre sus compa?eros. Vivi¨® la ¡°mofa y befa p¨²blicas¡± ¡ªun sargento lo llamaba M.A. por el personaje de la serie El equipo A¡ª y adem¨¢s, el peso le produjo una dolorosa contractura en el cuello por la que estuvo de baja 13 d¨ªas.
Por este castigo corporal, el sargento fue sancionado por el coronel jefe del Regimiento de Ingenieros n¨²mero 1 de Burgos con catorce d¨ªas de arresto. Al teniente al cargo, aunque no consta si vio las cadenas, se le sancion¨® tambi¨¦n por negligencia. Y la sala de lo Militar del Tribunal Supremo, en una sentencia dictada el 4 de diciembre de 2012 y hecha p¨²blica ayer, no muestra dudas sobre la ilegalidad de la conducta del militar: ¡°El sargento impuso un correctivo, un castigo ajeno a las previsiones normativas que sobrepas¨® con creces los l¨ªmites de su autoridad para corregir las conductas contrarias a norma de sus subordinados. Eligi¨® un castigo que implicaba directa ridiculizaci¨®n y que al menos asum¨ªa riesgo de da?o f¨ªsico; que efectivamente ocurri¨®¡±.
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