La extorsi¨®n de los Obiang
Inversores espa?oles revelan c¨®mo perdieron sus empresas en Guinea Ecuatorial Los empresarios se asociaron con los hijos de Obiang Jueces franceses recaban sus testimonios en Madrid y les toman declaraci¨®n en Anticorrupci¨®n

Verano de 2009. Ruslan Obiang Nsue acudi¨® puntual a la cita con el empresario espa?ol en el vest¨ªbulo del hotel Vincci Capitol, un cinco estrellas en el n¨²mero 41 de la Gran V¨ªa, en pleno coraz¨®n de Madrid. El hijo del presidente de Guinea Ecuatorial, consejero del ministro de Deportes y presidente del club de f¨²tbol The Panthers, apareci¨® embotado en un impecable traje y del brazo de una atractiva mujer. El emprendedor gallego, de 57 a?os, comprob¨® que la promesa de sus intermediarios era real, que los 200.000 euros de comisi¨®n que hab¨ªa pagado en Espa?a para hacer negocios con el hijo del dictador le hab¨ªan conducido hasta este singular personaje. Cuando estamp¨® su firma en los contratos para construir varios campos de f¨²tbol en Malabo y Bata para la Copa de ?frica en 2012 comenz¨® una aventura que no olvidar¨¢ jam¨¢s. ¡°Ves que te firma los contratos un hijo del presidente y te lo crees todo. No imaginas lo que te puede pasar. Tuvimos que salir por pies, temimos por nuestra vida¡±, confiesa ahora en su despacho de una localidad de Galicia.
?Hacer negocios con el clan familiar que lidera Teodoro Obiang, que domina este pa¨ªs de unos 700.000 habitantes y 28.051 kil¨®metros cuadrados, es arriesgado. El pago de comisiones es obligado y las disputas comerciales, muchas veces ficticias, derivan en ocasiones en extorsi¨®n, amenazas y en la p¨¦rdida de la inversi¨®n para salvar la vida. Lo que empieza como un gran negocio plagado de oportunidades se convierte para algunos en un infierno. El Ministerio de Asuntos Exteriores acaba de colgar en su p¨¢gina web una ¡°nota importante¡± en la que advierte que se est¨¢n produciendo casos de empresarios espa?oles y extranjeros que no pueden abandonar la excolonia espa?ola (1778-1968) por desavenencias con sus socios locales. Se les requisa el pasaporte y se les impide salir del pa¨ªs hasta que no renuncian a sus propiedades. Esto ¨²ltimo no lo explica la nota, pero es lo que est¨¢ ocurriendo, seg¨²n los testimonios recabados por EL PA?S.
Roberto Cubr¨ªa, de 45 a?os, ha sido la ¨²ltima v¨ªctima de este sistema corrupto que empapa hasta el ¨²ltimo rinc¨®n de la Administraci¨®n guineana. Ha permanecido 59 d¨ªas refugiado en la Embajada espa?ola en Malabo. Dorm¨ªa en un sof¨¢ y se duchaba en la piscina. La legaci¨®n diplom¨¢tica fue su ¨²nico refugio para escapar de las presiones de Genoveva Andeme Obiang, otra hija del presidente, directora adjunta del Banco Central de ?frica Occidental (BEAC), a la que hab¨ªa vendido las naves de su empresa Soluciones Modulares. Durante dos meses no sali¨® solo a la calle por miedo a ser detenido. Le hab¨ªan confiscado el pasaporte. Ha tenido que ¡°regalar¡± 50.000 euros en materiales para lograr regresar a Valencia.
Fall¨® que no quisimos pagar m¨¢s comisiones ilegales. ?Qu¨¦ quieres?, ?que te denuncie por violaci¨®n?, nos dec¨ªan
En Valencia precisamente vivi¨® durante a?os Ruslan, el hijo de Obiang, el presidente del club The Panthers que sue?a con dirigir la Federaci¨®n Guineana de F¨²tbol, y de all¨ª son los enlaces espa?oles que engatusaron al constructor gallego que aspiraba a levantar varios campos para la Copa de ?frica. Una red en varias ciudades espa?olas que atraen emprendedores para invertir con la familia de Teodoro Obiang en la excolonia espa?ola que todav¨ªa conserva el secreto magnetismo que siglos atr¨¢s atrajo hasta sus playas y bosques a mercenarios, piratas y aventureros sin escr¨²pulos. Un pa¨ªs con ingentes reservas de petr¨®leo ¡ªes el tercer productor africano despu¨¦s de Angola y Nigeria¡ª donde la mayor¨ªa de sus habitantes tiene una esperanza de vida de 51 a?os, vive con menos de 200 euros mensuales y sufre la asfixiante dictadura de una casta gobernante cada vez m¨¢s rica e influyente.
El emprendedor gallego confiesa su temor, pero acepta hablar si se garantiza su anonimato. ¡°Ruslan firm¨® los contratos en Madrid. Ten¨ªamos la concesi¨®n, los proyectos, los presupuestos. Llevamos toda la maquinaria y el material. Invertimos m¨¢s de 500.000 euros. El hijo del presidente nos envi¨® unas cartas de recomendaci¨®n en las que se dec¨ªa que ¨¦ramos empresarios de buena fe. Viaj¨¦ a Malabo 11 veces, constituimos una sociedad con un testaferro del hijo del presidente y uno de nuestros socios se estableci¨® all¨ª para dirigir las obras. En el aeropuerto te das cuenta de que tienes que pagar por todo: al comisario para que te selle el pasaporte, al de seguridad nacional para el visado de salida, al fiscal general, al que ten¨ªan en n¨®mina, para los permisos. Una cadena que no termina nunca. ?Pero si no hemos empezado a trabajar!, les dec¨ªa yo¡±.
Al empresario le recibi¨® Emilio O?ebula, director general de Deportes, y le mostraron los planos del proyecto en el ministerio. La empresa gallega inici¨® la fase de explanaci¨®n. ¡°Te lo ponen todo tan dulce que picas. Mientras les est¨¢s pagando no te dejan ni un minuto solo. Al principio pens¨¦ que era por educaci¨®n, pero luego me di cuenta de que lo que quieren es controlarte para ver qu¨¦ haces, con qui¨¦n hablas. Si sal¨ªas solo te echaban la gran bronca. Est¨¢bamos siempre vigilados¡±.
El empresario gallego recibi¨® una visita en su despacho. Y un mensaje claro: Cuidado? con lo que habl¨¢is
?Qu¨¦ fall¨® para que la aventura empresarial que empez¨® en el hotel Vincci Continental terminara bruscamente en agosto de 2011? ¡°Fall¨® que no quisimos pagar m¨¢s dinero (comisiones ilegales) a la gente de Ruslan. Te estrangulan econ¨®micamente y se buscan otro. Y se quedan con todo, con toda la inversi¨®n que has dejado all¨ª. Al final, cuando nos opon¨ªamos a algo te dec¨ªan: ?qu¨¦ quieres, que te denuncie por violaci¨®n? ?Quieres ir a la c¨¢rcel? Nos lo dijeron muchas veces y tuvimos verdadero p¨¢nico. El socio que se estableci¨® en Malabo se tuvo que marchar. Yo pensaba: pero ?d¨®nde nos hemos metido? ?A qui¨¦n reclamo? La corrupci¨®n es total, es brutal¡±.
En Espa?a, los intermediarios valencianos que vend¨ªan a Ruslan como el socio ideal para hacer negocios en Guinea Ecuatorial ofrecieron su diagn¨®stico al constructor: ¡°Hiciste algo mal. Ten¨ªais que haberle pagado otros 100.000 euros m¨¢s. No supisteis actuar¡±. ¡°Cuando te vuelves habi¨¦ndolo perdido todo, estos intermediarios se esfuman y dejan de coger el tel¨¦fono. Luego supimos que no ¨¦ramos los ¨²nicos estafados. Hab¨ªamos ca¨ªdo en una trampa¡±, afirma el constructor.
La aventura no termin¨®. El socio del constructor gallego, el hombre que se instal¨® en Malabo para construir campos de f¨²tbol recibi¨® una visita en su casa en Portugal. Durante cinco d¨ªas dos hombres bien trajeados aguardaron su llegada en el interior de un coche. ¡°Ojo con lo que hac¨¦is¡±, le advirtieron. El inversor tambi¨¦n tuvo una visita en su despacho profesional: ¡°Cuidado con lo que habl¨¢is y lo que denunci¨¢is¡±, le espetaron otros emisarios. Los dos tienen miedo.

La corrupci¨®n en el Gobierno de Teodoro Obiang es end¨¦mica y, seg¨²n diversos testigos, los empresarios espa?oles la sufren hace d¨¦cadas. Felipe Mart¨ªn, un promotor y constructor de Masquefa, una localidad de unos 9.000 habitantes, a media hora en coche desde Barcelona, tambi¨¦n perdi¨® toda su inversi¨®n en su aventura guineana, m¨¢s de 600.000 euros y dos a?os de viajes y trabajo. Su socio le convenci¨® en 1995 para levantar un aserradero con naves de 25.000 metros cuadrados en Malabo. Una experiencia que este ¨²ltimo, que pide se omita su identidad, quiere olvidar porque estuvo a punto de costarle la vida. Ignoraban que caer¨ªan en la red de Teodor¨ªn Obiang, de 42 a?os, el hijo preferido del dictador, vicepresidente segundo del Gobierno y futuro sucesor. La Justicia francesa acaba de dictar una orden de detenci¨®n europea contra ¨¦l por corrupci¨®n y le ha embargado su casa de 5.000 metros en el n¨²mero 42 de la avenida Foch, en el barrio m¨¢s exclusivo de Par¨ªs, valorada en 40 millones de euros, y una colecci¨®n de coches de lujo.
Mart¨ªn, de 52 a?os, y su socio, de 59, fueron algunos de los arriesgados pioneros espa?oles que a mediados de los a?os noventa se aventuraron a explotar los inmensos bosques de este extraordinario para¨ªso selv¨¢tico. Entonces el negocio parec¨ªa redondo porque ten¨ªan clientes dispuestos a comprar toda su producci¨®n en Espa?a.
¡°Nos obligaron a tener de socio local al ministro de Bosques. Teodor¨ªn era entonces su consejero y ya estaba metido en el negocio de la madera. Mi socio trat¨® con ¨¦l y le dieron todas las facilidades, por supuesto despu¨¦s de pagar comisiones por todos lados. Nos cedieron un terreno de seis hect¨¢reas a cuatro kil¨®metros de Malabo. Trasladamos la maquinaria: bulldozers, camiones, cortadoras, secadoras. Llevamos a cuatro t¨¦cnicos para formar all¨ª a los obreros guineanos, m¨¢s de cuarenta hombres. Casi dos a?os de trabajo para levantar el aserradero y no pudimos exportar ni la primera remesa. Cuando estuvo el almac¨¦n lleno comenzaron los problemas, las pegas, la falta de permisos. No entend¨ªamos nada. Logramos sacar cuatro contenedores sobornando a gente del puerto. A mi socio le dijeron que o se iba o le met¨ªan en la c¨¢rcel, pero decidi¨® quedarse¡±, explica Mart¨ªn en su despacho de Masquefa.
Un inversor catal¨¢n acab¨® en la c¨¢rcel de Black Beach, sin comida, pisando sus heces y con malaria
El reto del empresario catal¨¢n tuvo consecuencias. Una ma?ana se present¨® la polic¨ªa en su casa de Malabo, en la zona residencial donde vive la clase dominante del clan esangui, la que ocupa casi todos los puestos de la Administraci¨®n, donde sal¨ªa a cenar con Teodor¨ªn, y lo condujeron detenido hasta la siniestra prisi¨®n de Black Beach, al borde de la playa del mismo nombre, acusado de violaci¨®n. Un burdo montaje, seg¨²n asegura Felipe Mart¨ªn. ¡°La acusaci¨®n era falsa y las condiciones de la prisi¨®n terribles: no le daban comida, dorm¨ªa en el suelo, pisaba sus propias heces porque la celda no ten¨ªa ba?o, cogi¨® la malaria con fiebre alt¨ªsima y temblores. Pens¨® que morir¨ªa. Pidi¨® irse dej¨¢ndolo todo y sali¨® por la frontera de Camer¨²n donde estuvo varios meses recuper¨¢ndose. Lo perdimos todo. Mi socio solo quiere olvidar¡±, recuerda Mart¨ªn.
En 1998, cuando los dos empresarios espa?oles perdieron su aserradero, Teodor¨ªn Obiang inform¨® al banco norteamericano Riggs que hab¨ªa creado una empresa llamada Somagui Forestal, seg¨²n se?ala una reciente demanda presentada contra ¨¦l por Jennifer Shasky, directora de la secci¨®n de Lavado de Dinero del Departamento de Justicia de EE UU. Ese mismo a?o fue nombrado ministro de Bosques, cargo que ha ocupado hasta hace un a?o. Con solo 24 a?os Teodor¨ªn ya disfrutaba de derechos de explotaci¨®n en 88.000 acres de selva tropical. La Justicia norteamericana le acusa de enriquecerse mediante ¡°ardides corruptos¡± y cobro de comisiones ilegales a numerosos empresarios. Y cita los casos de presunta extorsi¨®n a empresas como Isoroy (francesa), ABM (espa?ola) y Agroforestal (italiana), establecidas en Bata. ¡°Amenaz¨® y se veng¨® de las empresas madereras, entre ellas Isoroy y ABM que se negaron a aceptar sus exigencias de pago¡±, dice la demanda.
Antonio Cabanellas, de 55 a?os, fue jefe de obras de ABM entre 1995 y 1997, ahora reside en Espa?a y describe as¨ª a este peri¨®dico su relaci¨®n con Teodor¨ªn: ¡°Nos llamaba a su despacho y obligaba acudir con traje y corbata. Te hac¨ªa esperar cinco horas y aparec¨ªa en pantal¨®n corto. Te dec¨ªa: ¡®quiero que me pagues tanto, tienes una semana para ingresar el dinero. Si no pagas te confiscamos la maquinaria pesada y le damos tu concesi¨®n a los chinos¡¯. Tuvimos que salir por patas. Nos ped¨ªa millones. Solo se quedaban all¨ª los que le pagaban. Su empresa Somagui Forestal era una tapadera¡±.
La investigaci¨®n norteamericana concluye que la fortuna movida por el hijo de Obiang en Estados Unidos (una casa en Malib¨², un avi¨®n privado y cuentas multimillonarias) procede de actividades delictivas y revela que el banco JP Morgan investig¨® en 2002 las actividades de Somagui Forestal y no logr¨® acreditar su actividad. En la supuesta empresa no cog¨ªan ni el tel¨¦fono.
Teodor¨ªn nos llamaba su despacho y nos dec¨ªa: O pagas o le doy tu concesi¨®n de madera a los chinos
¡°Somagui Forestal era una pantalla, una empresa ficticia, no ten¨ªa actividad, ni empleados. Se trataba de una sociedad del propio Teodor¨ªn a la que ten¨ªamos que pagar un impuesto revolucionario del 10% del valor de cada embarque. Si no pagabas no te dejaban exportar tu producci¨®n de madera. Pagu¨¦ hasta que no pude m¨¢s. Todos pag¨¢bamos, porque sin pagar no pod¨ªas trabajar y ten¨ªas que cerrar¡±, afirma el empresario Germ¨¢n Pedro Tomo, de 52 a?os, residente en Espa?a desde 2004 y exdiputado del Partido Democr¨¢tico de Guinea Ecuatorial, el de Obiang.
El pasado mes de julio el funcionario de la Divisi¨®n Criminal del Departamento de Justicia norteamericano Woo S. Lee. y Robert Manzanares, agente especial del Departamento de Investigaci¨®n y Seguridad Nacional, interrogaron en secreto en Madrid a varios testigos y empresarios ecuatoguineanos y espa?oles. Buscaban relatos para sostener su acusaci¨®n. Entre ellos estaba Tomo.
Jorge no facilita su apellido, pero confiesa que ¨¦l y sus socios, uno de ellos vasco, han perdido m¨¢s de dos millones de euros en maquinaria en la antigua colonia espa?ola. Seg¨²n su relato, entre 2009 y 2011 llevaron media docena de empresas a Malabo y Bata. ¡°Estuve en la casa de Teodor¨ªn en los Campos El¨ªseos. Trataba directamente con los empresarios y solo por sentarse frente a ¨¦l hab¨ªa que pagar de 40.000 a 100.000 euros. Era lo que llaman el canon de intenciones. Pero cuando llevas la maquinaria empiezan los problemas. Te ponen toda clase de pegas para que te vayas y se quedan con todo. Si no aceptas, sabes que acabas en la c¨¢rcel de Black Beach. Luego celebran una junta y dicen que su socio espa?ol se ha marchado del pa¨ªs. La gente se va por miedo¡±. El empresario asegura que esto les ha pasado a muchos de los emprendedores que van all¨ª. Y remata as¨ª: ¡°Los que se quedan es porque se amoldan. Ya se imaginar¨¢ usted a qu¨¦¡±.

La pasada semana, en un palacete en el n¨²mero 4 de la madrile?a calle de Manuel Silvela, sede de la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n, el juez parisiense Ren¨¦ Grouman, el hombre que ha dictado una orden de detenci¨®n contra el hijo predilecto de Obiang, escuch¨® atento el testimonio de Gervais Maoukiki, director financiero de una de las empresas de madera presuntamente extorsionadas por Teodor¨ªn. Su relato coincide con el que Germ¨¢n Pedro Tomo y otros empresarios espa?oles han facilitado en los ¨²ltimos meses en otras discretas visitas al juez Grouman, a su colega Roger Loire y a fiscales franceses desplazados desde Par¨ªs. Sus declaraciones est¨¢n grabadas en v¨ªdeo y se consideran de ¡°extraordinaria¡± importancia para acusar de blanqueo de dinero al amo de la madera guineana. Helen Davo, jueza de enlace francesa, y el fiscal Luis del R¨ªo, que investiga a los Obiang en una causa por presunto blanqueo abierta en un juzgado de Las Palmas de Gran Canaria, presenciaron la declaraci¨®n.
A Juan Colomer, empresario catal¨¢n de 77 a?os, el Gobierno guineano le confisc¨® su finca de cacao de 300 hect¨¢reas a las afueras de Malabo. No ha logrado recuperarla y reconoce que no se atreve a volver. ¡°Hay un vac¨ªo enorme de empresarios espa?oles porque la corrupci¨®n es total. O juegas a corromper o te juegas la piel¡±, concluye. Los departamentos de riesgo de las grandes compa?¨ªas espa?olas vetan desde hace a?os los proyectos en el pa¨ªs de los Obiang, seg¨²n se?alan algunos de sus responsables. ¡°No hay seguridad jur¨ªdica y nuestra presencia all¨ª puede da?ar la imagen de la compa?¨ªa¡±, responde uno de ellos. Una portavoz de la CEOE asegura que los empresarios espa?oles ven en Guinea Ecuatorial, un pa¨ªs de oportunidades, pero siempre y cuando se garantice la seguridad jur¨ªdica.
Estas reticencias y temores no son un¨¢nimes. El exministro socialista de Asuntos Exteriores Miguel ?ngel Moratinos acaba de asistir como invitado al s¨¦ptimo encuentro del denominado Movimiento de Amigos de Obiang (MAO), celebrado en Malabo. Los medios oficiales del dictador ¡ªno existe la prensa libre en Guinea Ecuatorial¡ª destacan la presencia de Moratinos en el particular evento. Durante su mandato al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores el Gobierno espa?ol estrech¨® lazos con Obiang, el dictador que cada a?o ocupa un puesto en la lista de la revista Forbes como uno de los hombres m¨¢s ricos del planeta.
Para sentarte en Par¨ªs con ¨¦l hab¨ªa que pagar de 40.000 a 100.000 euros
Seg¨²n las estad¨ªsticas de Exteriores hay alrededor de 1.500 espa?oles residiendo en la antigua colonia espa?ola. Algunos afirman que en sus negocios les va bien, pero tambi¨¦n piden que no se revele su nombre. Una empresaria catalana con intereses en Malabo lo explica as¨ª: ¡°Tienes que conocer el pa¨ªs y actuar como ellos esperan que act¨²es. Nosotros lo hacemos y funciona¡±. ?Qu¨¦ significa actuar como ellos esperan que act¨²es? La empresaria no responde y corta la conversaci¨®n.
Germ¨¢n Pedro Tomo, uno de los testigos principales contra Teodor¨ªn Obiang, ya no pasea solo por Madrid. Desde que declar¨® en la sede de la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n ante el juez Gruman vive escoltado por dos polic¨ªas espa?oles que no le quitan ojo. Lo reclam¨® la Justicia francesa al Ministerio del Interior espa?ol. En 2005 dos sicarios colombianos apu?alaron a su hermano cuando sal¨ªa de su casa de Alcorc¨®n. Se confundieron de v¨ªctima. Los matones hab¨ªan sido contratados por dos espa?oles residentes en Guinea Ecuatorial que fueron detenidos en Espa?a, juzgados y condenados a 11 a?os de c¨¢rcel. Tomo afirma que pretend¨ªan hacer un favor al r¨¦gimen del dictador. ¡°Fue la respuesta a mi primera declaraci¨®n a las ONG Global Witness y Human Right Watch en el caso del banco Riggs en el que los Obiang escond¨ªan sus cuentas del petr¨®leo. Pretend¨ªan eliminarme¡±. Contar c¨®mo son los negocios de la familia Obiang puede costar la vida.
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
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