Abocados a la calle por 300 euros
Una madre y sus tres hijos est¨¢n pendientes de desahucio por pagar con retraso dos recibos El piso es propiedad del Ayuntamiento de Madrid
Carmen Buch tiene 35 a?os, tres hijos menores de edad y vive, con 532 euros al mes, bajo el umbral de la pobreza. Tiene un piso de 70 metros cuadrados, luminoso, en el distrito de Puente de Vallecas, al sur de Madrid. Paga 150 euros al mes de alquiler social. Y no tiene deudas. En agosto se retras¨® al pagar dos facturas de unos 300 euros. Y la empresa municipal, que es due?a del inmueble, comenz¨® el procedimiento para echarla. A ella y a sus tres hijos. Tras una protesta de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) a la concejal y diputada Eva Dur¨¢n, esta ha asegurado que interceder¨¢ para paralizar el desahucio. ¡°Si no fuera por la PAH y por los escraches, nadie nos har¨ªa caso. Todos nosotros estar¨ªamos ahora en la calle¡±, afirma Carmen Buch.
El edificio donde viven Buch y sus hijos de 4, 10 y 13 a?os, es una especie de gran familia. Los vecinos conocen a sus hijos; saben, por ejemplo, cu¨¢ndo Yaiza, la peque?a, se ha puesto enferma. Llegaron al inmueble en 2006, despu¨¦s de haber pasado una temporada realojados en Villaverde, al sur de la capital, tras el desalojo de la chabola en la que viv¨ªan en el barrio de San Ferm¨ªn. El de Puente de Vallecas, donde est¨¢n ahora, no es un barrio marginal. No son excluidos sociales. Las calles de la zona son amplias, hay parques, escuelas, bares y zonas deportivas p¨²blicas. Un barrio m¨¢s de una ciudad m¨¢s.
Con los 532 euros que Carmen, en paro, recibe como subsidio no le da para vivir. ¡°Al mes pago de piso 150 euros. Y luego voy a Cruz Roja y a C¨¢ritas. Nos dan comida y cupones para comprar en los supermercados¡±, relata. El padre de sus hijos, que es chatarrero, vive en Huete (Cuenca): ¡°Cuando puede, me manda 20 euros¡±. Para amueblar el piso recurri¨® a su hermana. Esta pidi¨® un cr¨¦dito y Carmen se lo devuleve a plazos. ¡°Todo lo pagamos poco a poco. Los Reyes Magos de los ni?os, tambi¨¦n. Este a?o no ha habido mucho. Un par de mu?ecas y una tableta para Jonathan, el mediano, que me consigui¨® financiada mi hermana¡±.
Aunque ahora no se pierde ni una convocatoria, hace unos meses no conoc¨ªa la PAH. En diciembre, cuando vio c¨®mo se ejecutaba el desahucio de un vecino, pag¨® rauda su deuda de 300 euros. Ya era tarde. Varios funcionarios acudieron a su casa d¨ªas despu¨¦s. Era morosa y deb¨ªa marcharse. Un defecto en la notificaci¨®n par¨® el desalojo hasta abril. El pasado d¨ªa 1, despu¨¦s de Semana Santa, y a¨²n festivo escolar, su hija Jennifer, de 13 a?os, abri¨® la puerta de casa. Su madre hab¨ªa salido. Fue a ella a quien le comunicaron que los iban a desahuciar. ¡°Haced lo que quer¨¢is, pero aqu¨ª dentro hay tres menores¡±, espet¨® la ni?a. Cuando al rato regres¨® su madre, una de las funcionarias entr¨® y exclam¨® sorprendida: ¡°Pero si esto es una casa digna...¡±.
Un nuevo fallo en la notificaci¨®n paraliz¨® el desahucio hasta el pr¨®ximo jueves. El viernes pasado, tras protestar ante el despacho de la edil madrile?a y diputada Eva Dur¨¢n, esta se comprometi¨® a paralizar su desalojo. Le dijo que la llamar¨¢.
¡°Aqu¨ª no puedes fiarte de nadie. Y te lo digo yo que, te¨®ricamente, tengo el m¨ªo parado, pero no podemos bajar la guardia. Cuando la gente est¨¦ atenta a otra cosa, volver¨¢n a empezar a echarnos¡±. Quien se expresa as¨ª desde el sal¨®n de la casa de Carmen es Amalia Torres. Tiene 51 a?os y vive con su marido y sus tres hijos en la sexta planta del mismo bloque. Son cinco personas que ingresan al mes 426 euros de ayuda a parados de larga duraci¨®n. Contrajeron, tambi¨¦n con el Ayuntamiento de Madrid, una deuda de 5.100 euros. ¡°?C¨®mo iba a saber cuando nos compramos esto que lo de la construcci¨®n iba a explotar y mi marido se quedar¨ªa sin nada?¡±, expresa.
Hace un mes, activistas de la PAH impidieron su desahucio. Se pospuso hasta el 4 de abril y la misma concejal de la que pende el desalojo de Carmen intervino in extremis el pasado viernes tras, seg¨²n relat¨®, ¡°hablar con la alcaldesa Ana Botella¡±. ¡°Ahora, tras cuatro a?os, se supone que vamos a negociar. Es lo que llevamos intentando y nadie ha querido. Sin la PAH habr¨ªa sido imposible¡±, narra Torres.
Carmen Buch, Amalia Torres y su hija, de 25 a?os, Gloria Artigues, se han convertido en una suerte de activistas a tiempo completo. Acuden a las convocatorias de la PAH, conocen a los amenazados por desahucio, encadenan la historia de un drama con otro y llaman por su nombre de pila a los funcionarios. Todas coinciden en la cr¨ªtica al trato que les da la Administraci¨®n. ¡°Acud¨ª a la empresa municipal tras el intento de desahucio y me soltaron: ¡®Pero si ya hab¨¦is parado el primero, parad tambi¨¦n el segundo. ?De qu¨¦ os quej¨¢is?¡±, relata Artigues. Tambi¨¦n cargan contra lo que creen una ¡°discriminaci¨®n racial¡±. ¡°He llegado m¨¢s de una vez y me han preguntado qu¨¦ soy: si gitana o quinquillera ¡±, remarca Buch.
Las tres afectadas esgrimen de memoria la sentencia europea que dio un varapalo a la ley hipotecaria espa?ola. Traen a su discurso los esc¨¢ndalos de supuesto enriquecimiento il¨ªcito que salpican a miembros de varios partidos pol¨ªticos y de la familia real. Y vuelven a su barrio para aferrarse a un argumento demoledor: ¡°En esta misma calle hay un edificio vac¨ªo con 94 viviendas¡±, afirma Buch. ¡°Es del Ayuntamiento y lleva cerrado dos a?os. ?De verdad se van a atrever a dejarme en la calle con tres ni?os?¡±.
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