Mucho ruido y pocas casas
Las soluciones p¨²blicas para paliar el drama del desahucio alivian a pocos afectados
La vicepresidenta Soraya S¨¢enz de Santa Mar¨ªa se permiti¨® el 17 de enero un instante sentimental. Fue durante la presentaci¨®n del Fondo Social de Vivienda: 5.891 pisos que por orden del Gobierno los bancos ponen a disposici¨®n de los ciudadanos a los que hayan desahuciado. S¨¢enz habl¨® de segundas oportunidades, solidaridad y un pa¨ªs ¡°que quiere que las familias y los m¨¢s peque?os se cr¨ªen en un hogar que les haga sentir la cobertura de un Estado y de un Gobierno¡±.
El problema es que el Fondo Social no ha dado de momento grandes frutos. Y no es la ¨²nica medida para paliar los efectos de los desahucios que a¨²n parece m¨¢s un discurso que una soluci¨®n. Entre dudas sobre la capacidad de la Junta de Andaluc¨ªapara ejecutar su ambicioso programa de expropiaciones y multas a viviendas desocupadas, iniciativas como la presentada por el presidente de Madrid, Ignacio Gonz¨¢lez, (pisos p¨²blicos gestionados por C¨¢ritas) plantean lo fina que es la frontera entre la buena voluntad y la mercadotecnia.
El ministerio de Econom¨ªa explica que, desde que hace 15 d¨ªas ech¨® a andar el proceso para beneficiarse de las viviendas del Fondo, se han firmado 50 contratos y hay 168 a punto. Seg¨²n Econom¨ªa, es pronto para evaluar el proyecto. Sin embargo, otro dato revela su escasa relevancia: desde el 17 de enero han llegado 450 solicitudes. Eso, en un pa¨ªs en el que los registradores calculan que la banca se qued¨® con 30.034 primeras viviendas por impago en 2012: 115 al d¨ªa.
Ni los desahuciados ni los bancos, que han debido invertir en la rehabilitaci¨®n de las viviendas del Fondo, est¨¢n contentos con su pobre marcha. ¡°Los destinatarios a¨²n no conocen el programa, tampoco las ONG ni los Ayuntamientos que lo impulsan, y los bancos est¨¢n poniendo en pr¨¢ctica sus mecanismos¡±, argumenta un portavoz del ministerio.
Techos bajo tutelas
Mar¨ªa Isabel es una de las beneficiadas del programa de C¨¢ritas y la Comunidad de Madrid. La mujer, que gana 800 euros con dos trabajos como limpiadora y tiene una hija de 16 a?os, visita su nuevo piso en San Sebasti¨¢n de los Reyes. Tendr¨¢ que mudarse desde Madrid, pero asegura que no le pesar¨¢n los 20 kil¨®metros que deber¨¢ hacer para ir a trabajar hasta Vallecas.
¡°Estoy encantada. Ahora podr¨¦ dormir tranquila¡±, cuenta sonriente en el apartamento de dos habitaciones, con sal¨®n y un hermoso sol que entra por la ventana. Pagar¨¢ 130 euros al mes. Fue desahuciada en agosto y no tramit¨® su solicitud con C¨¢ritas, sino con el Ivima, pero una de las condiciones para entrar en el piso es que acepta la supervisi¨®n de la ONG cat¨®lica. Dice que no le importa, pero tambi¨¦n que no sabe en qu¨¦ consiste esta supervisi¨®n.
La versi¨®n del Ivima y C¨¢ritas sobre el programa de seguimiento no es id¨¦ntica. En el instituto de vivienda explican que consiste en una suave supervisi¨®n de los asistentes sociales de la ONG. Pero Jos¨¦ Carlos Garc¨ªa-Donas, subdirector del programa Vivienda Integradora de C¨¢ritas, explica que el proyecto llega m¨¢s lejos. ¡°Incluye un diagn¨®stico individual y acompa?amiento laboral, econ¨®mico, social...¡±. De hecho, el alquiler que pagan los beneficiarios tambi¨¦n paga el sueldo de los trabajadores sociales de la ONG.
Por ello, no hay vivienda sin aceptar la supervisi¨®n.
¡°El programa es una puerta de entrada a C¨¢ritas¡±, explica Garc¨ªa-Donas, un hombre amable, con barba y corbata impecables. ¡°Que quede claro que lo que ofrecemos no es un alquiler, sino un programa de acompa?amiento familiar que incluye una vivienda, porque partimos de que se vive un gran deterioro econ¨®mico y social que debilita a la estructura familiar¡±. La iniciativa est¨¢ recibiendo una avalancha de solicitudes. Ya van 2.400: m¨¢s de 50 al d¨ªa.
Adem¨¢s de la falta de informaci¨®n, en la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) dan m¨¢s razones sobre el atasco del plan. En una calurosa oficina de PAH en el barrio madrile?o de Lavapi¨¦s, Mar¨ªa Cristina Escribano termina de atender a un inmigrante. Seis personas esperan su turno. Cristina se asoma y grita: ¡°?Alguien con un lanzamiento pendiente?¡±. Un hombre elegantemente vestido levanta la mano. La mujer le hace pasar al despacho con un compa?ero y se toma un descanso para explicar las limitaciones del Fondo: ¡°La principal es que nadie conoce de qu¨¦ va, y la m¨¢s grande es que las condiciones para acogerse son exactamente las mismas que las del decreto 27/2012 del 15 de noviembre¡±. Ese decreto, que ya en su momento fue muy criticado por su car¨¢cter restrictivo, es el que concede la suspensi¨®n del lanzamiento a las personas con menos recursos y a las puertas del desahucio. ¡°Son los mismos requisitos: un hijo menor de tres a?os, familia numerosa, o ser una mujer maltratada, estar en paro y sin subvenci¨®n¡ Entonces, si te puedes quedar en tu casa dos a?os, ?para qu¨¦ vas a elegir irte y entrar en otro piso del banco?¡±. Los interesados en el Fondo se reducen en consecuencia a muy pocos casos: gente que perdi¨® su casa antes del decreto.
Para que esas 5.891 casas se ocupen, seg¨²n Escribano, el Gobierno tendr¨¢ que relajar las exigencias. ¡°Es una chapuza¡±, cuenta. ¡°Una medida cosm¨¦tica. Nosotros podemos derivar a muy poca gente a esos recursos porque nunca cumplen las condiciones¡±.
Econom¨ªa responde que estar¨¢ dispuesta a abrir la mano si comprueba que ¡°la realidad social lo demanda¡±.
Mientras tanto, la Comunidad de Madrid impone su estilo propio. Da fe de ello Juli¨¢n Espejel, un pensionista de 52 a?os que el pasado lunes recibi¨® la bendici¨®n de los flashes. Este hombre con una incapacidad permanente y dos hijos fue desahuciado en 2011, y el lunes el presidente de Madrid, Ignacio Gonz¨¢lez, le visit¨® acompa?ado de un enjambre de c¨¢maras para entregarle el primero de los 1.000 pisos sociales en alquiler que el Instituto de Vivienda de Madrid (Ivima) ha cedido a C¨¢ritas para su gesti¨®n.
Gonz¨¢lez present¨® la iniciativa como la respuesta madrile?a a los desahucios. Una conversaci¨®n con el Ivima sirve para matizar mucho esta lectura tan redonda. Los pisos de Gonz¨¢lez son exactamente los mismos que la Comunidad ya proporcionaba en alquiler social. En el Ivima, con 22.333 dedicadas a esta modalidad, explican que la iniciativa surgi¨® porque su presupuesto se ha reducido dram¨¢ticamente y buscan fuentes externas de financiaci¨®n. ¡°Nosotros cedemos a C¨¢ritas las viviendas que se van quedando vac¨ªas y ellos las reparan¡±, explica un portavoz. Muchos de los 106 pisos que ya ha arreglado C¨¢ritas estaban ocupados ilegalmente.
A medida que el Ivima vaya recuperando m¨¢s, los entregar¨¢ a la ONG.
El instituto explica que no ser¨¢n m¨¢s baratos que la vivienda social que promociona normalmente para poblaci¨®n vulnerable (alrededor de 300 euros). ¡°El objetivo del plan es ahorrar en las reparaciones y facilitar a los desahuciados casas para las que, de lo contrario, no tenemos recursos¡±.
Jos¨¦ Carlos Garc¨ªa-Donas, subdirector del programa de C¨¢ritas, a?ade que su objetivo es ayudar a las familias y quedar al margen de la pol¨ªtica: ¡°No somos una inmobiliaria ni un privado que gestiona recursos del Ivima¡±. Tambi¨¦n asegura que, sin supervisi¨®n de C¨¢ritas, ninguna familia puede acceder a esos apartamentos financiados con dinero p¨²blico.
Este detalle es uno de los que m¨¢s molesta a PAH, que acusa a Madrid de convertir en caridad algo que deber¨ªa ser un servicio p¨²blico.
La iniciativa que m¨¢s calurosamente apoya la plataforma es el decreto ley aprobado el 9 de abril por la Junta de Andaluc¨ªa. Este proyecto presenta dos grandes novedades: para fomentar el alquiler, multas de hasta 9.000 euros a entidades bancarias por tener viviendas vac¨ªas; y con car¨¢cter excepcional, la expropiaci¨®n a los bancos del uso de la vivienda durante tres a?os cuando est¨¦ a punto de ser desalojada una familia en riesgo de exclusi¨®n.
Sin embargo, fuentes de la misma consejer¨ªa de Vivienda andaluza reconocen que, a pesar de que el objetivo del plan sea el adecuado, existen dudas sobre la viabilidad de algunos puntos vitales. Se teme que su redacci¨®n y presentaci¨®n haya sido demasiado precipitada, con la consejera, Elena Cort¨¦s, demasiado preocupada por el golpe de efecto que iba a lograr
El censo de viviendas vac¨ªas parece especialmente problem¨¢tico. Llevar a cabo uno eficaz costar¨¢ tiempo y dinero y requerir¨¢ un cuerpo de inspectores considerable para revisar los contadores de luz y agua de millones de pisos vac¨ªos, vigilar plazos... El sistema de sanciones administrativas tambi¨¦n puede resultar de dif¨ªcil aplicaci¨®n si los bancos se lanzan a recurrir las multas, y hay much¨ªsimas viviendas que continuar¨¢n vac¨ªas: principalmente las construidas en zonas costeras y destinadas al alquiler ¡ªuso que no ser¨¢ sancionado¡ª, responsables privilegiadas de aquel lejano boom del ladrillo.
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