Invertir la dial¨¦ctica de la oposici¨®n
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ausente el pasado viernes de la rueda de prensa de La Moncloa, se ha bajado hasta Granada para asegurar all¨ª que sabe lo que hace, pedir paciencia y descartar cambios en el Gabinete que le acompa?a desde su investidura con ¨¦xito indiscutible. Buena prueba es el paro de la ¨²ltima Encuesta de Poblaci¨®n Activa, cifrado en 6.200.000, es decir, m¨¢s del 27%, y la reducci¨®n de la prima de riesgo al nivel en el que se encontraba cuando tom¨® el relevo de su predecesor, el presidente socialista Jos¨¦ Lu¨ªs Rodr¨ªguez Zapatero. Como dijo la vicepresidenta para todo, Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, no se pueden hacer milagros y es hora ya de reconocer que concluir¨¢ la legislatura sin haber reducido la cifra de paro alcanzada en el mes de noviembre de 2011, momento del triunfo electoral que dio mayor¨ªa holgada al Partido Popular (q. D. g.).
La burbuja de expectativas creada en torno al d¨ªa 26, fecha se?alada para la toma de decisiones capitales sobre el Programa Nacional de Reformas y el Programa de Estabilidad comprometido con la Uni¨®n Europea, ha corrido la misma suerte que otras burbujas anteriores. La negativa a la subida de impuestos se ha visto desmentida bajo el amparo de innovaciones ling¨¹¨ªsticas muy creativas. Las reformas han quedado para mejor ocasi¨®n y las amenazas que gravitaban sobre los registradores de la propiedad con el amago de ¡°medidas adicionales para liberalizar servicios profesionales altamente regulados¡± se han conjurado en aras de la seguridad jur¨ªdica preventiva que nos libra de tantos males. Como ha recordado un periodista buen amigo en su telegrama para el informativo Hora 14 de la Cadena SER, el se?or presidente del Gobierno y del Partido Popular debe saber que ¡°jam¨¢s gan¨® una batalla un general con problemas de conciencia o sin deseos de abatir hasta el fin al enemigo¡±, seg¨²n afirma Shelford Bidwell en su libro Modern Warfare. Otra cuesti¨®n es que falte precisar cu¨¢l es el enemigo contra el que lucha su se?or¨ªa. En todo caso, el sistema medi¨¢tico es especialmente susceptible al ruido y el deber del buen l¨ªder es filtrarlo.
La negativa a la subida de impuestos se ha visto desmentida al amparo de innovaciones ling¨¹¨ªsticas
Pero el buen funcionamiento de nuestra democracia requiere adem¨¢s la acci¨®n adecuada de las fuerzas de oposici¨®n. Es cierto que al Gobierno le incumben responsabilidades para que as¨ª sea, porque desde el poder hay una gran capacidad de inducci¨®n de comportamientos en los leg¨ªtimos adversarios que equilibran el juego democr¨¢tico. Un r¨¢pido repaso confirma que Adolfo Su¨¢rez prefiri¨® el mejor PSOE, que era el m¨¢s capaz de desbancarle, mientras que otros presidentes apostaron por el rival m¨¢s exasperado. Ahora, el presidente Rajoy, reclinado en la mayor¨ªa absoluta, hace o¨ªdos sordos a las propuestas de pacto que lanza el l¨ªder socialista, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, y reh¨²sa sus preguntas en la sesi¨®n de control aduciendo los errores de Zapatero en las dos anteriores legislaturas, porque vistas las dificultades que supone iluminar el futuro, concentra todos los esfuerzos en oscurecer m¨¢s el pasado. Los ministros siguen la l¨ªnea del presidente y recurren al contraf¨¢ctico, a base de imaginar cu¨¢l ser¨ªa la profundidad del pozo en el que nos encontrar¨ªamos si gobernaran los socialistas.
Se impone una inversi¨®n de la dial¨¦ctica. Como sucedi¨® en 1996 cuando lleg¨® a la secretar¨ªa general del PSOE Joaqu¨ªn Almunia, a quien cada mi¨¦rcoles Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar replicaba de modo invariable: ¡°Ustedes, que nombraron a Lu¨ªs Rold¨¢n director de la Guardia Civil; ustedes, que nombraron a Mariano Rubio gobernador del Banco de Espa?a; ustedes, que nombraron a Carmen Salanueva directora del Bolet¨ªn Oficial del Estado, ustedes me preguntan¡¡± para eludir darle respuesta. Hasta que una tarde Almunia empez¨® su pregunta con el yo pecador, acus¨¢ndose de todos esos nombramientos antes de reclamar su derecho a preguntar lo que le interesaba. Y esa tarde, como se dice en t¨¦rminos taurinos, puso la plaza del hemiciclo boca abajo.
Imagine el lector que ahora sucediera algo as¨ª en el duelo dial¨¦ctico de Alfredo P¨¦rez Rubalcaba y Mariano Rajoy. De modo que el l¨ªder de la oposici¨®n, antes de preguntar por B¨¢rcenas, se acusara de Filesa y, en vez de pedir la dimisi¨®n de la ministra de Sanidad, Ana Mato, advirtiera de que en modo alguno aceptar¨ªan su destituci¨®n porque ser¨ªa la senda f¨¢cil y demag¨®gica para convertirla en chivo expiatorio. Lo mismo con el ministro de Justicia, que quiere eliminar de los supuestos de interrupci¨®n voluntaria del embarazo las malformaciones, o del ministro de Educaci¨®n, desautorizado por el dictamen del Consejo de Estado a su ley. Basta de triqui?uelas, como la del despido simulado a plazos enunciado por Mar¨ªa Dolores de Cospedal, y rehabil¨ªtese a Luis B¨¢rcenas, proveedor de sobresueldos a los dirigentes que lo merec¨ªan. Atentos.
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