Pedalear con la seguridad de un casco
El casco nos protege y debe ser obligatorio para adultos y menores que circulen por v¨ªas transitadas
Qui¨¦n me va a decir a m¨ª, si debo o no debo llevar casco. La libertad, esa tan nombrada y poco entendida palabra. Peri¨®dicamente y con demasiada asiduidad vemos aparecer adalides de la libertad pidiendo que se pueda correr tanto como nos permita el coche, que las normas son para meternos en vereda, que dos copas no tienen importancia, que qui¨¦n me puede obligar a llevar cintur¨®n en mi coche¡
Es muy loable que nos preocupemos por que las chicas no se despeinen, que no sudemos, que es mejor vivir en los mundos de yupi donde impere la armon¨ªa y el buen rollo. Aunque, por nuestra labor de ayuda a v¨ªctimas, podemos garantizar que si alguien se abre la cabeza y se queda con da?o cerebral o muere, eso dejar¨¢ de tener importancia. Es un mensaje, el del no al casco obligatorio en ciudad, que nace desde una ortodoxia bastante alejada de la realidad. Todos queremos que no haya guerras, ni contaminaci¨®n, ciudades menos contaminantes y pac¨ªficas, lo sabr¨¦ yo que me desplazo en una silla de ruedas y s¨¦ c¨®mo me las veo.
Una cosa es lo deseable, y por lo que no debemos dejar de trabajar, y otra aplicar soluciones sobre la realidad existente para aumentar el uso de la bicicleta y que por falta de recursos e inter¨¦s, a veces de los propios Ayuntamientos que ahora se oponen en hacer ciudades mejores, se rompe el consenso pol¨ªtico que desde hace a?os exist¨ªa en seguridad vial y que antepon¨ªa la reducci¨®n de accidentes y v¨ªctimas a otras consideraciones.
La culpa de la inseguridad de usar la bicicleta en ciudad no la tiene la DGT, la tienen los propios municipios que son los competentes, pues no velan por la seguridad de los ciclistas y por promover decididamente el uso de la bicicleta. Aunque, claro, es mucho m¨¢s f¨¢cil, medi¨¢tico y pol¨ªticamente correcto crucificar a la DGT, que lleva muchos a?os haciendo gala de alta profesionalidad, consenso y buenos resultados, que enfrentarse a quien de verdad debe aplicar las pol¨ªticas adecuadas e invertir. Se yerra el blanco y se hace deliberadamente.
Otras consideraciones que se deben hacer, y nadie plantea para facilitar el uso de la bicicleta, son la conveniencia al compartir v¨ªas y riesgos de que se acredite que se re¨²nen condiciones psicof¨ªsicas para conducir, que se conocen las normas elementales de tr¨¢fico, que se dispone de un seguro de responsabilidad civil por si soy responsable de un accidente, un seguro de accidentes¡ y un largo n¨²mero de cuestiones que obligan a todos los veh¨ªculos y no a las bicicletas.
Nadie ha demostrado, ni lo podr¨¢ hacer, que el casco en las condiciones normales de un accidente sea perjudicial. El casco nos protege y debe ser obligatorio para adultos y menores que circulen por v¨ªas transitadas. No se nos debe olvidar, y es el elemento esencial de este debate, el mal mensaje que se est¨¢ transmitiendo a la sociedad, a los padres que se preocupan por que sus hijos lo lleven y a todos los que lo usan con responsabilidad atacando esta medida.
Francisco Canes es presidente de DIA, asociaci¨®n estatal de v¨ªctimas de accidentes
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