Lo que contin¨²a
?Es una protesta pac¨ªfica movilizarse en defensa y exaltaci¨®n de los que practican la violencia?
El rector de la Universidad del Pa¨ªs Vasco (UPV) se ha dirigido a seis de los profesores que en su d¨ªa se vieron obligados a abandonarla bajo amenaza de ETA, emplaz¨¢ndoles a regresar y recuperar sus plazas a comienzos del pr¨®ximo curso dado que, seg¨²n la Ertzaintza, ha desaparecido (por el cese de la violencia terrorista) la amenaza que les forz¨® a irse.
El asunto est¨¢ siendo pol¨¦mico. Es l¨®gico que la UPV, que ha seguido pagando los sueldos de esos docentes desplazados a otras Universidades, les plantee la posibilidad de volver, pero de manera individual y sin empujar: respetando las razones personales, familiares, acad¨¦micas que podr¨ªan inclinarles a seguir en el centro universitario de acogida. Respetando incluso la diferente percepci¨®n de su propia seguridad que puedan tener esas personas.
La pol¨¦mica ha puesto de manifiesto la hostilidad que sobrevive al cese de ETA, expresada en actitudes de desprecio o amenazas (en pasquines, por ejemplo) del mundo abertzale radical contra quienes no les secundan. Algo que se evidencia de manera m¨¢s acusada en algunos departamentos y facultades, y que recuerda a la situaci¨®n existente en pueblos peque?os dominados por ese sector.
Aunque sin la sombra de ETA las amenazas tienen menor poder intimidatorio, no puede decirse que esa presi¨®n de su entorno haya desaparecido. Dirigentes de las formaciones herederas de Batasuna, como el presidente de Sortu, Hasier Arraiz, sostienen que ¡°el cambio estrat¨¦gico de la izquierda abertzale hace inviable el retorno al pasado¡± por parte de ETA. Pero siguen sin exigir la disoluci¨®n de la banda y reclamando la negociaci¨®n con ella de los Gobiernos de Espa?a y Francia como parte de lo que siguen llamando ¡°proceso de paz y normalizaci¨®n pol¨ªtica¡±. En esto hay una clara continuidad con su pasado.
Aunque ha habido algunos rebrotes de violencia callejera, protagonizados seg¨²n la Ertzaintza por sectores pr¨®ximos a la izquierda abertzale pero reivindicados en nombre de colectivos anticapitalistas, es cierto que ahora recurren generalmente a formas pac¨ªficas de protesta, y que en sus papeles hablan de desobediencia (o resistencia) civil como estrategia de sustituci¨®n de la pol¨ªtico-militar. Pero los objetivos por los que se movilizan siguen siendo en gran medida la defensa, exaltaci¨®n y reclamaci¨®n de impunidad de los que han practicado la violencia: protesta por detenciones de activistas armados en Francia, acampadas en la calle (San Sebasti¨¢n, Ondarroa) para impedir la detenci¨®n de personas condenadas por delitos como colaboraci¨®n con banda armada o la quema de autobuses p¨²blicos, tratamiento de m¨¢rtires aplicado a jefes terroristas fallecidos en prisi¨®n, como Thierry. Y en esto tambi¨¦n hay m¨¢s continuidad que cambio: en los a?os noventa, el 48% de las actuaciones p¨²blicas de Herri Batasuna (comunicados, manifestaciones, ruedas de prensa) ten¨ªan por objeto el apoyo a ETA, y otro 7% la cr¨ªtica a la actuaci¨®n policial contra ETA, seg¨²n el minucioso recuento realizado en un estudio acad¨¦mico del profesor de la UPV J. M. Mata L¨®pez sobre El nacionalismo vasco radical publicado en 1993.
Aunque ser¨ªa un error identificarla con el terrorismo, esa continuidad contradice la rotundidad con que los estatutos de Sortu proclaman entre sus objetivos la ¡°definitiva y total desaparici¨®n de cualquier clase de violencia, y en particular la de la organizaci¨®n ETA¡±. Hay por tanto razones para desconfiar de sus palabras y para mantener un nivel m¨ªnimo de exigencia a la hora de pactar con ellos en las instituciones mientras sigan actuando como abogados de la ETA residual que reclama contrapartidas para disolverse.
En sus ¨²ltimos comunicados la banda reclama en particular iniciativas de Espa?a y Francia a favor de sus presos en pago por el cese definitivo de la violencia acordado por ETA; y afirma que antes de la declaraci¨®n que lo anunciaba existi¨® un compromiso en tal sentido. Pero no fue eso lo que entonces dijeron los portavoces de la izquierda abertzale, que, por el contrario, resaltaron como un m¨¦rito de la declaraci¨®n su car¨¢cter unilateral, no condicionada, como tambi¨¦n hab¨ªa teorizado Otegi que deb¨ªa ser. Por eso se echa en falta la voz de sus dirigentes advirtiendo a la jefatura etarra que esa negociaci¨®n directa con Espa?a y Francia sobre los presos no se va a producir en ning¨²n caso.
Resistencia civil (frente a ETA) es lo que ha practicado durante m¨¢s de 25 a?os Gesto por la Paz. Al anunciar ahora su disoluci¨®n por considerar alcanzado su objetivo fundacional, el fin del terrorismo, aunque resten por resolver otros problemas relacionados, este colectivo ha recordado a la izquierda abertzale que es quien tiene ¡°mayor capacidad de influencia sobre ETA y por tanto mayor responsabilidad¡± para obligarla a dar el paso de la disoluci¨®n; condici¨®n a su vez para abrir el camino hacia la deseable reinserci¨®n paulatina de sus presos.
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