El sue?o truncado de Ingrid Visser y Lodewijk Severein

La p¨¢gina abierta en Internet por las familias de Ingrid Visser y Lodewijk Severein en su nombre, refleja la misma compostura que ha sido la se?a de identidad de la deportista. Al principio, sirvi¨® para coordinar su b¨²squeda en Murcia. A medida que surg¨ªan nuevos detalles, desconocidos para los parientes holandeses, estos reclamaron por igual v¨ªa ¡°mesura y respeto¡± a los medios. Con el pa¨ªs entero todav¨ªa conmocionado por el asesinato de dos ni?os a manos de su padre, centenares de compatriotas an¨®nimos dejaron en Twitter mensajes de ¨¢nimo. Cuando los cad¨¢veres de la pareja fueron identificados, apareci¨® un lazo negro en su memoria y el agradecimiento ¡°a todo el mundo que ha ofrecido su apoyo y enviado mensajes durante estas dos ¨²ltimas semanas tan duras¡±. Despu¨¦s, silencio.

¡°Ingrid trabaj¨® y vivi¨® en Murcia con Lodewijk. Una parte de sus ra¨ªces est¨¢ all¨ª. Todo el mundo la conoc¨ªa¡±, dijo con entereza su t¨ªo, Wieber Visser, durante su b¨²squeda. La muerte, sobre todo en tan terribles circunstancias, suaviza las opiniones de conocidos y rivales. Pero de Ingrid Visser es dif¨ªcil encontrar cr¨ªticas. Nacida en Gouda en 1977, de padre holand¨¦s y madre estadounidense, debut¨® en el voleibol siendo una adolescente de 14 a?os. Aunque medir 1,91 metros es un plus para saltar, ella sobrepas¨® el hecho de ser la jugadora m¨¢s reconocible del equipo. El deporte de ¨¦lite adula a sus estrellas, pero brinda a su vez la oportunidad de rendir el ego en nombre del equipo. ¡°Ingrid ten¨ªa talento natural y madera de l¨ªder. Quer¨ªa ganar siempre y no se daba aires. Su modestia era genuina¡±, recuerda su compatriota Henk Stouwdam en las p¨¢ginas del rotativo ¡°NRC Handelsblad¡±.

Era una chica de provincias que viaj¨® por el mundo gracias a su habilidad (jug¨® en 514 partidos internacionales) y permaneci¨® casi veinte a?os en la selecci¨®n holandesa. El equipo pod¨ªa fallar o perder, pero ella nunca defraudaba. Pas¨® de los juveniles al conjunto nacional y despu¨¦s jug¨® en Brasil, Italia, Rusia, Azerbaiy¨¢n y Espa?a: en Las Palmas, Tenerife y Murcia. En un v¨ªdeo todav¨ªa colgado en la Web, asegura que ¡°mi misi¨®n es llegar a la final ol¨ªmpica¡±. El entrevistador menciona la carga vital de dicho proyecto, y ella sonr¨ªe. ¡°S¨ª, claro, pero no todo es duro en el deporte. Tambi¨¦n es divertido y apasionante¡±, dice. En los Juegos de Atlanta de 1996, Holanda fue quinta. Para los ¨²ltimos, en Londres, no se clasificaron. Pero s¨ª hubo otros premios, como el Campeonato Europeo de 1995 y el World Grand Prix, en 2007. ¡°Ingrid fue siempre una jugadora ejemplar¡±, ha recordado Toon Gerbrands, antiguo seleccionador nacional holand¨¦s.

Cuando dej¨® el deporte se puso a estudiar Derecho pensando en el futuro. Su futuro con Lodewijk Severein, un empresario de 56 a?os, divorciado y con dos hijas, que hizo fortuna con la venta de su empresa de Internet (HCCnet). Se conocieron porque fue tambi¨¦n entrenador y gerente de la selecci¨®n nacional. Sus otros negocios eran de hosteler¨ªa. Su entorno le define como un tipo amable y discreto. Ingrid Visser so?aba formar con ¨¦l una familia. En su honor, el voleibol femenino holand¨¦s llevar¨¢ durante un mes el brazalete negro de duelo.?