Con R de Rubalcaba
El dilema del l¨ªder del PSOE debe de ser agotador: ?Resistir o bien acelerar y regenerar por renovaci¨®n ideol¨®gica y recambio de liderazgo, con un cierto control del tempo y del proceso?
Hizo ayer dos a?os, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba intent¨® reinventarse con un discurso extraordinario (¡°Escuchar, hacer, explicar¡±) y asumi¨® el reto electoral del PSOE en condiciones muy negativas para su marca pol¨ªtica. Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero acababa de dinamitar ¡ªcon los primeros y dolorosos recortes¡ª la confianza de los electores y, en particular, de los socialistas. Cuando se hace justo lo contrario de lo que se cree o se promete, las consecuencias son devastadoras. Lo sabe tambi¨¦n, ahora, el actual presidente del Gobierno. La incapacidad para reconocer la crisis, en su momento, y la falta de respuestas estructurales y reformadoras de nuestra arquitectura econ¨®mica e institucional, le estall¨® en las manos a Zapatero. La reforma expr¨¦s de la Constituci¨®n Espa?ola, con el apoyo del PP y del PSOE, para garantizar un tope del d¨¦ficit p¨²blico, fue percibida ¡ªadem¨¢s¡ª como una claudicaci¨®n de la soberan¨ªa nacional y de la autonom¨ªa pol¨ªtica.
En este contexto, Rubalcaba asumi¨® el reto electoral como una responsabilidad y un sacrificio personal. El hundimiento de las expectativas de voto propias y la enorme movilizaci¨®n del voto del PP, as¨ª como la ley no escrita del ciclo electoral, hac¨ªan in¨²til cualquier esfuerzo. Ese era el estado de ¨¢nimo. No se pretend¨ªa ganar, porque se sab¨ªa que no se pod¨ªa ganar. Se trataba de aguantar el golpe y salvar los muebles. El resultado de aquellas elecciones fue rotundo: mayor¨ªa del PP y el peor resultado hist¨®rico del PSOE. Cuando se juega a empatar, casi siempre se acaba perdiendo por goleada.
En aquel discurso de julio de 2011, y en la cuidada y diferenciada puesta en escena, Rubalcaba apost¨® por su marca personal como principal activo electoral en plena ca¨ªda libre del PSOE y asociaron a su propio apellido (y a la R inicial) valores y atributos pol¨ªticos y personales.
En el v¨ªdeo promocional presentaban a Rubalcaba como Racional, R¨¢pido, Razonable, Realista, Receptivo, Reconocido, Reconocible, Recto, Reflexivo, Reformista, Regenerador, Relajado, Relator, Relevante, Renovador, Reposado, Representativo, Resistente, Resolutivo, Respetable, Respetuoso, Responsable, Riguroso, Risue?o¡
Cuando el cambio exterior es m¨¢s r¨¢pido que el interior, la resistencia no sirve
Utilizar el nombre como marca electoral fue en su momento la gran contribuci¨®n de ZP. En esta ocasi¨®n, la pretensi¨®n l¨²dica y publicitaria de relacionar su inicial con un supuesto acr¨®nimo pol¨ªtico ¡ªo con su car¨¢cter¡ª resultaba osada. Adem¨¢s, el diccionario es muy rico y la decimonovena letra del abecedario¡ tentadora.
Dos a?os despu¨¦s, releer estas palabras, estos atributos, permite una lectura nueva, contrastada. Y muchas reflexiones abiertas. Existe una palabra fant¨¢stica, y poco conocida en espa?ol, que tambi¨¦n empieza con R: Redarg¨¹ir (emplear un argumento en contra de quien lo hace). Es decir, utilizar las propias palabras y argumentos de la otra persona para contradecirla o cuestionarla, dej¨¢ndola en evidencia. Esta t¨¦cnica, tan eficaz, puede ser utilizada si tus ideas se deval¨²an (o se transforman con el tiempo) o bien si tus actos las contradicen, si cambian de significado o de sentido. Entonces, aquellas palabras vuelven como un boomerang. Y son las tuyas. Tus propias palabras.
Durante este tiempo, Rubalcaba ha hecho un cierto camino a la inversa. La marca PSOE parece resistir algo mejor el deterioro de los dos grandes partidos, pero la suya personal reacciona peor, incluso por debajo de la del presidente, Mariano Rajoy.
La pol¨ªtica es cruel y no siempre justa. La evoluci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica, as¨ª como la tensa vida partidaria (con un proceso de primarias ag¨®nico ¡ªposterior al fracaso electoral¡ª y que dividi¨® al partido en dos), no le ha dejado margen, afirma su entorno. Ni respiro, a pesar de las gobernabilidades ganadas o conseguidas en las elecciones andaluzas y asturianas. Pero los electores quieren algo m¨¢s que alternancias: quieren alternativas. Resistir¡, y esperar, no es una buena receta.
Ahora se pone a prueba su resistencia personal y pol¨ªtica, as¨ª como la capacidad colectiva de los socialistas para renovarse con la rapidez que reclaman la sociedad y los electores. El dilema de Rubalcaba debe de ser agotador: ?Resistir es vencer (como es tradici¨®n en la pol¨ªtica espa?ola)? o bien ?acelerar y regenerar por renovaci¨®n ideol¨®gica y recambio de liderazgo, con un cierto control del tempo y del proceso?
Quiz¨¢ el dilema no se pueda resumir, ni esquematizar, tan f¨¢cilmente. Ni las opciones sean tan claras e inequ¨ªvocas, en su balance de pros y contras. Si fuera as¨ª, Rubalcaba traicionar¨ªa una de sus principales virtudes: la responsabilidad, ya que no me imagino a un servidor p¨²blico y pol¨ªtico, como ¨¦l, especulando con el proyecto de renovaci¨®n socialista por ambici¨®n personal. O por orgullo, animadversi¨®n u obcecaci¨®n. No es posible. Aunque, a veces, la l¨ªnea que separa la responsabilidad del ego¨ªsmo o la vanidad, por ejemplo, no siempre se perciba con claridad. Probablemente hay otras razones y otras explicaciones.
Pero el aut¨¦ntico dilema es, creo, m¨¢s complejo. Cuando el cambio exterior es m¨¢s r¨¢pido que el cambio interior, la resistencia no sirve para nada, y solo una adecuada reacci¨®n y renovaci¨®n te permite reparar y recuperar el da?o y el tiempo perdido.
@antonigr
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.