Pere Navarro no cede el paso
Fue el m¨¢s medi¨¢tico de los directores de Tr¨¢fico Ahora, alejado de los focos, destinado en la Embajada de Espa?a en Rabat, se adapta al tr¨¢fico de Marruecos: ¡°Terminas conduciendo como ellos¡±
Fue la aldea gala de Ast¨¦rix y Ob¨¦lix, el ¨²ltimo reducto del Gobierno de Zapatero. Pere Navarro (Barcelona, 1952), director general de Tr¨¢fico durante casi ocho a?os, sobrevivi¨® hasta siete Consejos de Ministros en los que el nuevo Ejecutivo de Mariano Rajoy fulminaba cada viernes a los hombres de Zapatero para colocar a los suyos. Finalmente, en febrero de 2012, cuando ya se especulaba incluso con lo nunca visto, que conservase el puesto en un Gobierno de signo contrario, le lleg¨® el turno. Se fue como casi nunca se van los cargos pol¨ªticos, con elogios del nuevo ministro del Interior, y la sucesora, Mar¨ªa Segu¨ª, prometiendo ¡°seguir sus pasos¡± en lugar de anunciar, como es habitual en un cambio de Gobierno, borr¨®n y cuenta nueva. Hoy, el m¨¢s medi¨¢tico de los directores de Tr¨¢fico, el que meti¨® la seguridad vial en la agenda pol¨ªtica y redujo el n¨²mero de muertos en carretera de 4.000 a 1.479 al a?o, vive en Rabat y lleva una vida muy distinta, alejada de los focos.
¡ª ¡°?Has visto? Tenemos un famoso en la embajada¡±, dice uno de los diplom¨¢ticos espa?oles en Rabat mientras le da unas cari?osas palmaditas a Navarro, desde hace nueve meses consejero de empleo en la Embajada de Espa?a en Marruecos. Navarro agradece el cari?o, pero est¨¢ inc¨®modo con el cumplido. Este ingeniero industrial, exgobernador civil de Barcelona y de Girona e inspector de trabajo, pudo elegir entre Rabat y Par¨ªs como nuevo destino. ¡°Hay amigos m¨ªos que piensan que venir a Marruecos ha sido un castigo. ¡®Pero Pere, con la proyecci¨®n que t¨² ten¨ªas¡¯, me dicen... Yo vine aqu¨ª porque creo que eres viejo cuando pesan m¨¢s los recuerdos que los proyectos, y no quer¨ªa convertirme en una de esas personas que est¨¢n siempre hablando de lo que han sido, de lo que han hecho. Eleg¨ª Rabat porque pens¨¦ que iba a descubrir mucho m¨¢s aqu¨ª¡±.
¡ª?C¨®mo conducen los marroqu¨ªes?
¡ªTienes que meter el morro. Pueden venir de cualquier direcci¨®n porque en Marruecos todos los movimientos est¨¢n permitidos. Las se?ales son solo una sugerencia.
Con un parque de veh¨ªculos de 2,95 millones ¡ªen Espa?a es diez veces superior¡ª, Marruecos tiene una alt¨ªsima mortalidad en carretera: 4.055 muertos en 2012 ¡ªel doble que en Espa?a¡ª; el casco es obligatorio, pero muchos no lo llevan y apenas hay controles de alcohol ¡ª¡°como est¨¢ prohibido por el islam...¡±¡ª, pero Navarro asegura que se ha adaptado perfectamente. ¡°Por un extra?o mimetismo, te integras y terminas conduciendo igual que ellos¡±.
¡ªNo me dir¨¢ que habla por el m¨®vil.
¡ªNo, pero aqu¨ª el m¨®vil lo idolatran, es dif¨ªcil convencerles. Aunque el otro d¨ªa cog¨ª un taxi, llamaron al taxista y par¨® para hablar durante diez minutos, conmigo dentro y el tax¨ªmetro corriendo.
Navarro no miente. Conduce como un marroqu¨ª m¨¢s, metiendo el morro ¡ª¡°aqu¨ª, ceder el paso es signo de debilidad¡±¡ª, y ahora es el coche ¡ªel mismo Seat Altea que ten¨ªa cuando era director de Tr¨¢fico, pero ahora con flamante matr¨ªcula de Cuerpo Diplom¨¢tico¡ª el que le avisa de que se ponga el cintur¨®n. ¡°En esto est¨¢n como Espa?a hace a?os, cuando hab¨ªa camisetas con el cintur¨®n dibujado y estaba buscad¨ªsimo el certificado m¨¦dico eximi¨¦ndote de usarlo. Los marroqu¨ªes est¨¢n pasando ahora fases que nosotros ya pasamos¡±.
Y no solo en el tr¨¢fico. ¡°Los espa?oles vienen a quitarnos el trabajo¡±, se queja un marroqu¨ª en la Medina de Rabat tras preguntar a Navarro por la familia y la salud. Con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, muchos espa?oles fueron a trabajar en la construcci¨®n en el pa¨ªs vecino, y muchas de las gr¨²as que ahora se api?an en Marruecos han sido compradas en liquidaciones en Espa?a. ¡°Aqu¨ª est¨¢ pasando una pel¨ªcula que ya hemos visto: empiezas a ver promociones que machacan el paisaje y grandes bloques de viviendas sin ning¨²n sentido¡±, explica Navarro. ¡°En Marruecos hay trabajo para todos, otra cosa son las condiciones¡±. En todo caso, la legislaci¨®n exige que para emplear a un extranjero ha de publicarse en dos peri¨®dicos de tirada nacional, uno franc¨®fono y otro ¨¢rabe, un anuncio para asegurarse de que no hay ning¨²n parado local interesado en ese puesto.
¡°Mi misi¨®n ahora es ayudar a los espa?oles que trabajan aqu¨ª y a los que quieran venir. Marruecos es estrat¨¦gico, pero hay muy pocos espa?oles (menos de 8.000). El reto es desmontar los prejuicios y que vengan m¨¢s¡±. Lo dice en la marina de Rabat, en la terraza del restaurante Al Marsa, de Pablo Gismera, un cocinero de Algeciras que se vino hace cuatro a?os a Marruecos y que suele enviar paellas al palacio real. La estampa es casi perfecta: la desembocadura de un r¨ªo, un tranv¨ªa, una hermosa torre... y un enjambre de apartamentos de lujo en construcci¨®n dise?o de Norman Foster.
¡ª?Con la crisis en Espa?a, Marruecos es una oportunidad para los espa?oles?
¡ªLa crisis es un marr¨®n y una correcci¨®n de errores y malos h¨¢bitos. Hubo una ¨¦poca en que nos cre¨ªamos los reyes del pollo frito y d¨¢bamos lecciones a todo el mundo. Ahora nos est¨¢n poniendo en nuestro sitio. Marruecos es una escuela de humildad, volver a los b¨¢sicos. Ni Harvard, ni Stanford, el mejor m¨¢ster es un a?o en Marruecos: quedar¨¢ preparado para la vida¡±.
Rabat le est¨¢ permitiendo, no obstante, algunos lujos. Por primera vez en su vida se ha hecho un traje a medida ¡ª¡°aqu¨ª es muy barato, aunque hay que ir muchas veces a probar¡±¡ª; y lleva un reloj de marca de 6.000 euros ¡ªel original, a ¨¦l su imitaci¨®n le cost¨® 20 en la Medina, un laberinto de puestos en los que se puede comprar desde d¨¢tiles a la equipaci¨®n del Bar?a con la senyera¡ª. Eso s¨ª, el invierno ha sido duro. ¡°Hace much¨ªsimo fr¨ªo y no hay calefacci¨®n. El c¨®nsul dice que este es el pa¨ªs donde m¨¢s fr¨ªo ha pasado, ?y estuvo en Rusia! Dejas de leer en la cama para no sacar las manos. Ese es el nivel de fr¨ªo que hace en Marruecos en invierno¡±.
Pero est¨¢ entusiasmado. Repite cada cinco minutos ¡°lo bonito¡±, ¡°lo barato¡±, ¡°lo nuevo¡± que es todo. Le divierten las diferencias. ¡°Por ejemplo, la religi¨®n. Aqu¨ª es muy sencillo: un solo Dios y un profeta. Cuando explicas que nosotros tenemos Dios padre, hijo, Esp¨ªritu Santo, y que comemos el cuerpo de Cristo, te miran sorprendidos¡±. Tampoco comprenden la crisis de la casa real espa?ola. ¡°Aqu¨ª es obligatorio tener la imagen del rey en los establecimientos: si vas a un concesionario, ver¨¢s a Mohamed VI con un coche; en una maternidad, con un beb¨¦ en brazos... Los marroqu¨ªes tienen grabada la imagen de don Juan Carlos ¡ªque viaja ma?ana a Marruecos¡ª con l¨¢grimas en los ojos en el funeral de Hassan y le tienen mucho aprecio. No entienden los conflictos en Espa?a con la monarqu¨ªa¡±.
¡ª?Y habla mucho con su sucesora, Mar¨ªa Segu¨ª, o como Aznar y Rajoy?
¡ªElla sabe que mi tel¨¦fono est¨¢ abierto. De haber algo importante, nos llamar¨ªamos.
¡ªY el plan de subir la velocidad a 130, ?le parece alta traici¨®n?
¡ªMe preguntan extra?ados desde Latinoam¨¦rica si es verdad. Visto desde fuera no se entiende. La seguridad vial es una pol¨ªtica de Estado. Ha de ser previsible, coherente.
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