Por qu¨¦ no se hunde Espa?a
En medio de una profunda crisis que la ciudadan¨ªa percibe sin control, Espa?a se mantiene en pie gracias a instituciones, p¨²blicas y privadas, que contribuyen eficazmente al bienestar com¨²n
?Qu¨¦ mantiene, pese a todo, en pie a la sociedad espa?ola, tan intensamente decepcionada con sus instituciones pol¨ªticas, tan castigada por el desempleo y, por vez primera en decenios, tan desconcertada, tan pesimista y tan carente de liderazgos? La respuesta es clara: Espa?a se sustenta en el buen hacer de muchas de las instituciones que integran el aparato estatal y tambi¨¦n de las que componen lo que, para abreviar, cabe describir como sociedad civil, seg¨²n la ¨²ltima oleada (junio-julio 2013) del Bar¨®metro de Confianza Institucional que elabora trimestralmente Metroscopia para este diario.
Por un lado, en la actual coyuntura, las prestaciones de la Administraci¨®n P¨²blica espa?ola son evaluadas, en conjunto, de forma positiva por un 70% de la ciudadan¨ªa, cifra superior en 13 puntos a la que en este mismo asunto se registra en Francia y en 52 a la que se da en Italia. Un llamativo grado global de satisfacci¨®n con nuestro servicio p¨²blico que se sustenta fundamentalmente en la espectacular consideraci¨®n en que tienen los espa?oles a los m¨¦dicos de la sanidad p¨²blica (evaluados positivamente por un 92%), a los investigadores cient¨ªficos (92%), a los profesores de la ense?anza p¨²blica (85%) y a los cuerpos y fuerzas de seguridad (86% la Guardia Civil, 83% la Polic¨ªa y 72% las Fuerzas Armadas). Es decir, significativamente, a instituciones y servicios moderada ¡ªo incluso modestamente¡ª remunerados y, adem¨¢s, castigados con especial dureza por los recortes presupuestarios. Nada refleja probablemente mejor la actual falta de sinton¨ªa entre las prioridades de la ciudadan¨ªa y las de sus gobernantes que el hecho de que sean precisamente los tres sectores con un reconocimiento ciudadano pr¨¢cticamente un¨¢nime (la investigaci¨®n, la sanidad y la docencia) los que se vean m¨¢s severa ¡ªy quiz¨¢, en algunos casos, irreparablemente¡ª da?ados por las medidas de ajuste. Y por lo que respecta a las Fuerzas Armadas y a los cuerpos de seguridad, nada dice tanto de la buena salud de una democracia como la existencia de una alta confianza ciudadana en ellas. Las evaluaciones que al respecto expresan hoy los espa?oles son milim¨¦tricamente equivalentes a las que se registran en democracias m¨¢s que solventes, como Francia, Alemania o Estados Unidos.
Del lado de la sociedad civil, el papel estelar corresponde, sin lugar a dudas, a las pymes, que ocupan el segundo lugar (evaluadas positivamente por un 90%) en la clasificaci¨®n general de confianza ciudadana. Adem¨¢s de confirmar la nueva mentalidad predominante en nuestra sociedad respecto de la vida econ¨®mica y empresarial, este dato sin duda expresa el generalizado reconocimiento ciudadano al esfuerzo de tantas empresas peque?as y medianas por sobrevivir y dar trabajo a m¨¢s de nueve de cada diez personas que tienen todav¨ªa empleo, a pesar de las dificultades que las abruman. No solo siguen, mayoritariamente, sin poder disponer, en condiciones razonables, del cr¨¦dito que precisan, sino que de hecho, en la pr¨¢ctica cotidiana, son m¨¢s bien ellas las que se ven forzadas a financiar al propio Estado o a las grandes empresas: a aquel, abon¨¢ndole puntualmente, y por adelantado, el IVA de facturas a¨²n sin cobrar, y a ambos, soportando su frecuente morosidad en el abono de lo debido. La actual crisis est¨¢ haciendo, adem¨¢s, que muchas pymes est¨¦n aprendiendo a sobrevivir ¡°desbancarizadamente¡±: habr¨¢ que ver con qu¨¦ consecuencias cuando amaine la crisis. Los bancos, por cierto, siguen ocupando el antepen¨²ltimo lugar en la lista general de confianza, por delante tan solo de pol¨ªticos y partidos.
En un pa¨ªs crecientemente empobrecido (y que soporta con serena dignidad pagar as¨ª, colectivamente, culpas a¨²n mal determinadas pero que con certeza no corresponden a todos por igual) no puede extra?ar el tambi¨¦n masivo reconocimiento a la labor asistencial de los servicios sociales de los municipios y, sobre todo, de instituciones como C¨¢ritas. Esta, de hecho, se constituye de forma rotunda en la cara mejor evaluada de una Iglesia espa?ola juzgada por la ciudadan¨ªa con profundas matizaciones: el 74% de reconocimiento ciudadano a C¨¢ritas baja a un todav¨ªa apreciable 51% en el caso del clero parroquial, a un moderadamente negativo 41% en el caso de la Iglesia considerada en conjunto, y a tan solo un 21% en el caso de los obispos, relegados as¨ª al pelot¨®n de cola junto a bancos, pol¨ªticos y partidos.
Y una apostilla final: la claramente positiva evaluaci¨®n ciudadana de la labor informativa de los medios de comunicaci¨®n (60% para el concreto caso de los peri¨®dicos), parecer¨ªa sugerir un reverdecimiento, en estos nuevos tiempos de desconfianza ciudadana respecto de la ¡°pol¨ªtica oficial¡±, de la condici¨®n de ¡°parlamento de papel¡± que aquellos un d¨ªa ostentaran.
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