Diplomacia sin palabras en Gibraltar
La prudencia de los seis expertos que visitan la verja contrasta con las palabras de Picardo
Cinco hombres y una mujer hicieron el mi¨¦rcoles una jornada laboral de diez horas examinando la frontera m¨¢s peque?a del mundo, que tanto ruido caus¨® en agosto. Convertidos en jueces de un episodio incluido dentro de un conflicto interminable entre Espa?a y Gibraltar, tuvieron exquisito cuidado en las formas y en el mensaje. No hubo informaci¨®n sobre el nombre y la nacionalidad de los t¨¦cnicos por aquello de no propiciar especulaciones baratas por aquello de quienes puedan parecer m¨¢s o menos angl¨®filos. Se reunieron, pasearon, se dejaron ver y fotografiar, pero no soltaron una sola palabra. No tienen plazo fijado para emitir un informe. Con el mismo mutismo con el que llegaron, se fueron.
Un portavoz de los asesores fij¨® desde un primer momento las reglas del juego: han venido a analizar los dos componentes de la frontera, el tr¨¢fico de personas y el tr¨¢fico de mercanc¨ªas. Vinieron a comprobar si Espa?a aplica los controles fronterizos ¡°de forma razonable y proporcional¡± y, por otra parte, qu¨¦ volumen alcanza el contrabando. Temas medioambientales o fiscales quedaban fuera de esta inspecci¨®n, pese a lo dicho por Espa?a durante el mes de agosto.
La visita se acogi¨® en ambos lados de la frontera de forma muy diferente. Gibraltar le concedi¨® rango de acontecimiento (hasta cierto punto l¨®gico porque era la primera vez que recib¨ªa la visita de expertos de la UE) y fueron recibidos por Michael Llamas, jefe de asuntos jur¨ªdicos del Gobierno, y el propio Fabi¨¢n Picardo, ministro principal, que aprovech¨® la ocasi¨®n para manifestar su satisfacci¨®n por la visita. Gibraltar practic¨® una pol¨ªtica de puertas abiertas y permiti¨® que la prensa acompa?ara a los t¨¦cnicos.
La jornada de ma?ana acab¨® hacia las 13.30 horas, momento a partir del cual, los t¨¦cnicos se fueron a comer a Espa?a, donde Exteriores les hab¨ªa preparado un men¨² degustaci¨®n en un restaurante pr¨®ximo a la verja. La comida fue r¨¢pida y discreta, casi un tapeo (chupito de salmorejo, vasito de ensaladilla rusa, croquetas de marisco, calamares, minibrocheta de at¨²n). Los asesores estuvieron acompa?ados de un par de oficiales de la polic¨ªa. Los dos fumadores del grupo aprovecharon para echar un cigarro y luego tomaron camino hacia la parte espa?ola.
Exteriores quiso darle a la visita un perfil bajo, pero no se coordin¨® con Interior. ¡°Se trata de una visita t¨¦cnica¡±, manifest¨® un portavoz de Exteriores, ¡°a la que hemos dado todo el respaldo¡±. A?adi¨® que se hab¨ªan entrevistado con gente de Aduanas, de la polic¨ªa y que visitar¨ªan las instalaciones ¡°donde se les ense?aron los medios que se utilizan para ocultar la mercanc¨ªa¡±. Si la diplomacia parec¨ªa partidaria de no a?adir m¨¢s comentarios, no sucedi¨® as¨ª con Interior. La Agencia Tributaria puso su grano de arena e impuso otro modelo de pol¨ªtica informativa, el alejamiento de periodistas. Por su parte, el ministro del Interior, acusaba en Granada a Gibraltar de ¡°deslealtad institucional¡±, de propiciar una subida ¡°exponencial¡± del contrabando (se han incautado 800.000 cajetillas de tabaco en lo que va de a?o, cuando en 2012 no se superaron las 750.000) y volvi¨® a referirse a las ¡°200 investigaciones policiales¡± que acaban en Gibraltar. Esas palabras propiciaron la respuesta de Picardo, que estuvo tranquilo hasta la tarde: ¡°Las explicaciones que da Espa?a por las colas son distintas seg¨²n el ministro y el mes¡±, afirm¨® Picardo a este peri¨®dico, ¡°hemos pasado de o¨ªr que los controles se deben a la responsabilidad de Espa?a en una frontera con territorio Schengen, a que las colas se deben a la supuesta deslealtad institucional de Gibraltar¡±. ¡°Parece que Espa?a¡±, a?adi¨® Picardo, ¡°prefiere vulnerar los derechos b¨¢sicos de ciudadanos europeos antes que acudir a los tribunales e instancias europeas e internacionales para dirimir sus reclamaciones¡±.
Los t¨¦cnicos estuvieron reunidos unas cuatro horas con autoridades espa?olas, para luego girar una visita a la zona de aduanas donde, previamente, se hab¨ªa colocado un dispositivo a modo de exhibici¨®n, con agentes de los grupos especiales de la Guardia Civil (que nunca suelen estar en esta frontera) y la furgoneta esc¨¢ner de Hacienda. La gente era ajena a la visita. ¡°Me est¨¢n haciendo la radiograf¨ªa del coche¡±, le dec¨ªa una se?ora a un familiar por el m¨®vil mientras esperaba que la furgoneta acabara su trabajo y ve¨ªa llegar a un alto oficial de la Guardia Civil rodeado de agentes. La misma se?ora explicaba a su acompa?ante: ¡±Ese de la gorra de pl¨¢stico (tricornio) debe ser el jefe¡±.
Terminada la visita, los expertos abandonaron la zona. Lo hicieron sin decir palabra. Si sacan o no tarjeta amarilla, si emiten o no recomendaciones, ya se ver¨¢. No hay plazo. As¨ª es la diplomacia del experto europeo.
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