El divorcio de la izquierda ¡®abertzale¡¯
Luis R. Aizpeolea repasa los hitos que han conducido al final de ETA seg¨²n la pauta del pacto de Ajuria Enea de 1988. En este extracto, relata la ruptura de la izquierda ¡®abertzale¡¯
A los dos d¨ªas de la ruptura de la tregua de ETA, el 7 de junio de 2007, el l¨ªder de Batasuna, Arnaldo Otegi, fue detenido y encarcelado durante un a?o por una causa pendiente en la Audiencia Nacional, un homenaje a Argala, l¨ªder de ETA Militar, asesinado por el Batall¨®n Vasco Espa?ol en 1978. Y cuatro meses despu¨¦s, en octubre, lo fue la c¨²pula de Batasuna, reunida en Segura (Gipuzkoa). Otegi entr¨® en prisi¨®n en plena discrepancia con ETA. Solo unos d¨ªas antes de ser detenido, le expres¨® en Ginebra a un dirigente de ETA, a Thierry, su discrepancia con el atentado de la T-4 y su pretensi¨®n de seguir intentando la v¨ªa del di¨¢logo porque la v¨ªa de la violencia estaba agotada. ¡°Para ti, esto ha terminado. Para m¨ª, no¡±, le dijo Otegi al dirigente etarra al despedirse para regresar al Pa¨ªs Vasco, solo pocos d¨ªas antes de que ETA anunciara la ruptura de la tregua.
Para Otegi, el atentado de la T-4 de ETA marc¨® el ¡°punto de inflexi¨®n¡± en su relaci¨®n con la banda. En ese momento arranc¨® el divorcio oficial entre el movimiento pol¨ªtico y la banda armada, que se consolid¨® cuando ETA, tras abrir un debate interno, decidi¨® continuar con el terrorismo. Puede asegurarse que es un hito que desmiente la hip¨®tesis extendida de que se enfrent¨® a ETA tres a?os despu¨¦s, forzado por la confirmaci¨®n de la ilegalizaci¨®n de Batasuna por sentencia del Tribunal Europeo de Estrasburgo de junio de 2009.
Durante a?os, desde la suscripci¨®n del Pacto de Ajuria Enea en enero de 1988, los partidos democr¨¢ticos vascos hab¨ªan pretendido que la izquierda abertzale dejara de depender de ETA, de ser su brazo pol¨ªtico, que tuviera vida propia y convenciera a la banda de que canalizara pol¨ªticamente el final del terrorismo. Otegi sit¨²a ese momento en el atentado de la T-4. ¡°El final del ¨²ltimo proceso fue el punto de inflexi¨®n para el cambio¡±. As¨ª lo dijo ante el tribunal de la Audiencia Nacional que le juzg¨® por el caso Bateragune en el verano de 2011.
No obstante, Otegi inici¨® el proceso de cr¨ªtica a las armas tiempo antes con un an¨¢lisis del contexto nacional e internacional, donde ya se produc¨ªa un creciente rechazo a la violencia, incluso en sus propias bases, seg¨²n su confesi¨®n. Un an¨¢lisis que compart¨ªa con Rufi Etxeberria y con Rafael D¨ªez Usabiaga, ex secretario general de LAB: su n¨²cleo duro.
Otegi comprob¨® que, entre finales del siglo anterior y los inicios del siglo XXI, los movimientos guerrilleros latinoamericanos de los a?os sesenta, con los que ETA hab¨ªa mantenido una relaci¨®n hist¨®rica, iban desapareciendo y dando paso a movimientos pol¨ªticos populares que alcanzaban los Gobiernos por la v¨ªa de las urnas en pa¨ªses tan distintos como Brasil, Venezuela, Bolivia, Uruguay, Ecuador... Dilma Rousseff, la mandataria brasile?a, fue guerrillera. Lo mismo Jos¨¦ Mujica, actual presidente de Uruguay, que, adem¨¢s, fue uno de los exguerrilleros tupamaros que pidieron, en una carta a ETA, en julio de 1997, que no asesinara al concejal del PP, Miguel ?ngel Blanco, sin ning¨²n ¨¦xito. La v¨ªa cubana de acceso revolucionario al poder hab¨ªa caducado.
Otegi comprob¨® tambi¨¦n c¨®mo en los pa¨ªses del este de Europa la ca¨ªda del r¨¦gimen sovi¨¦tico hab¨ªa propiciado el reconocimiento de varias naciones como Estado ¡ªlos pa¨ªses b¨¢lticos, Chequia, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia...¡ª e incluso en el oeste se abr¨ªa la posibilidad con Escocia.
En los meses posteriores a la ruptura de la tregua, Otegi y su equipo elaboraron una nueva estrategia. Otegi recuerda que en mayo de 2007, al regresar del encuentro de Ginebra con el PSE, el Gobierno y ETA, Rufi Etxeberria le coment¨® de modo contundente, a la altura de Par¨ªs, que ¡°el modelo y estrategia de negociaci¨®n se hab¨ªa agotado¡±, con la ruptura de la v¨ªa dialogada con el Gobierno de la que acababan de ser testigos en Ginebra.
A partir de ah¨ª surge la nueva estrategia de acumulaci¨®n de las fuerzas independentistas, el llamado polo soberanista, que a?os despu¨¦s se materializar¨ªa en la coalici¨®n electoral Bildu. No fue una reflexi¨®n aut¨®noma. Se lo sugiri¨® a Otegi el entonces l¨ªder de Eusko Alkartasuna, Unai Ziarreta, en una de las visitas que le hizo cuando se encontraba encarcelado en la prisi¨®n de Martutene (Gipuzkoa) en 2008. Tambi¨¦n tuvo visita de l¨ªderes del sindicato nacionalista, ELA, y pudo constatar que era posible el logro de un amplio movimiento soberanista.
Aquel proyecto pensado para sacar a la izquierda abertzale del agujero en que le hab¨ªa metido ETA, con la ruptura de la tregua, era incompatible con el terrorismo que la banda manten¨ªa. Antes que nada porque EA y Alternatiba pusieron como condici¨®n a Otegi para cualquier acuerdo la clara desvinculaci¨®n de la izquierda abertzale del terrorismo.
La izquierda abertzale trat¨® inicialmente de esconder ante el exterior sus diferencias con ETA. Entre otras cosas porque el proceso que estaba abriendo pretend¨ªa que fuera gradual, que acabara arrastrando a ETA. No quer¨ªa la ruptura con la banda porque debilitaba su papel como interlocutor. Pero la tensi¨®n era cada vez mayor. La comunicaci¨®n entre la izquierda abertzale y ETA estaba rota, y la situaci¨®n empeor¨® cuando la banda decidi¨®, en 2008, tras un debate interno, continuar con el terrorismo.
El asesinato de Isa¨ªas Carrasco, exconcejal del PSE y amigo de Eguiguren, en v¨ªsperas de las elecciones de marzo de 2008, fue una provocaci¨®n de ETA no solo dirigida al negociador socialista del proceso de 2006. Tambi¨¦n fue un desaf¨ªo a Otegi, que desde la c¨¢rcel dirigi¨®, a trav¨¦s de una nota, un mensaje solidario a Eguiguren y muy cr¨ªtico con la banda terrorista.
No tardaron en aflorar al exterior las discrepancias entre la izquierda abertzale y la banda terrorista. La primera discrepancia p¨²blica se produjo con motivo de las elecciones vascas que Ibarretxe convoc¨® para marzo de 2009. Mientras ETA propuso la abstenci¨®n, la izquierda abertzale, que no pudo presentarse por estar ilegalizada, defendi¨® el voto nulo para poder contar los apoyos.
Pero la cr¨ªtica a las armas de Otegi y su n¨²cleo de confianza es anterior a la sentencia del Tribunal de Estrasburgo y, en todo caso, cuando dicho tribunal reafirm¨® con su dictamen la ilegalizaci¨®n de Batasuna, Otegi ya estaba comprometido con su nueva estrategia de rechazo a las v¨ªas violentas.
Ante el tribunal de la Audiencia Nacional que le juzg¨® en 2011, Otegi precis¨® en tres fases su compromiso con las v¨ªas pac¨ªficas como instrumento exclusivo para hacer pol¨ªtica y su ruptura con la tradicional estrategia pol¨ªtico-militar de ETA. Lo que denomin¨® ¡°la enmienda a la totalidad a muchos a?os de estrategia pol¨ªtico militar¡±. En noviembre de 2008, al poco de salir de la c¨¢rcel de Martutene, hizo su primera declaraci¨®n p¨²blica en defensa de la nueva estrategia, a t¨ªtulo exclusivamente personal. El 16 de marzo de 2009 fue su grupo de confianza ¡ªcon Rufi Etxeberria, Rafael D¨ªez Usabiaga, Pernando Barrena...¡ª quien lo materializ¨® en una rueda de prensa. Y en noviembre de 2009, fue un colectivo m¨¢s amplio, varios centenares, quien lo suscribi¨® en un acto p¨²blico en Alsasua, con la presentaci¨®n de la ponencia Zutik Euskal Herria.
Esto le permiti¨® decir a Otegi que ¡°empezaba de cero¡± el camino hist¨®rico de ruptura con el dise?o que Argala, el l¨ªder de ETA Militar y autor del desdoblamiento con la creaci¨®n de Batasuna durante la Transici¨®n. ¡°Estamos absolutamente en contra de la estrategia pol¨ªtico-militar. La utilizaci¨®n de la violencia para resolver los conflictos pol¨ªticos lejos de solucionar los problemas, los enquista¡±, reconoci¨® Otegi ante el tribunal que le juzg¨® en el verano de 2011. O
Los entresijos del final de ETA, un intento de recuperar una historia manipulada, de Luis Rodr¨ªguez Aizpeolea. Editado por Los Libros de la Catarata. 175 p¨¢ginas. 17 euros. Ya a la venta.
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