El panadero providencial
Un empresario de Manresa cede su negocio y una vivienda a una pareja sin ingresos y con un reci¨¦n nacido
Jordi Cabau corta una barra de cuarto al sesgo. Muestra destreza teniendo en cuenta que regenta desde hace solo un mes y medio la panader¨ªa Santa Clara, situada en Manresa (Barcelona), junto a su pareja, Raquel P¨¦rez. Hasta hace nueve meses, Jordi trabajaba en la construcci¨®n, hasta que se qued¨® en paro.
La situaci¨®n de crisis les pill¨® a ambos de repente y, lo que es peor: a la vez y con un embarazo de por medio. Sin posibilidad de acceder a ayudas p¨²blicas, acabaron bajo el techo de una casa de acogida. All¨ª Raquel dio a luz hace dos meses. Su suerte cambi¨® de golpe cuando un empresario local les regal¨®, de forma an¨®nima, una panader¨ªa en desuso que les ha cambiado la vida.
En un pasado no tan lejano ¡ªhace solo 10 meses¡ª Jordi y Raquel eran dos trabajadores que hab¨ªan conseguido sortear la crisis. ?l, aut¨®nomo de 46 a?os, iba consiguiendo empleos en el castigado mundo de la construcci¨®n. En abril se le acabaron. Un mes antes se qued¨® en paro Raquel, que trabajaba en el restaurante de una estaci¨®n de esqu¨ª de Andorra.
El final de la temporada signific¨® para ella el fin del contrato. Jordi, por su condici¨®n de aut¨®nomo, no ten¨ªa derecho a la prestaci¨®n de desempleo. Raquel tampoco. ¡°Yo cotizaba en Andorra, y ni aqu¨ª ni all¨ª pude pedir una ayuda¡±, lamenta la mujer, de 31 a?os, mientras calienta el biber¨®n para el peque?o Asier, de dos meses.
El empresario les ayud¨® a pagar el primer pedido de la panader¨ªa
Justo cuando ambos se quedaron sin una n¨®mina, Raquel supo que estaba embarazada. Sin ingresos, decidieron irse a vivir bajo el techo del padre de ella, en Sant Vicen? de Castellet. Pero all¨ª apenas duraron cuatro meses. Aparte de ellos dos, en la casa viv¨ªan como pod¨ªan cuatro personas m¨¢s. En total, seis bocas que alimentar con la pensi¨®n del padre y los 426 de la Renta M¨ªnima de Inserci¨®n del consuegro de este. ¡°La situaci¨®n all¨ª era muy precaria, no ten¨ªamos nada¡±, tercia apesadumbrado Jordi, mientras recuerda que tuvo que vender sus guitarras para poder comer.
Pero Asier iba creciendo en el vientre y los padres buscaban soluciones desesperadamente. ¡°Al principio fue un desastre, no encontr¨¢bamos ayuda. En los servicios sociales de Sant Vicen? nos daban consejos tales como que recurri¨¦ramos a los antiguos pa?ales de trapo¡±, explica Jordi. La situaci¨®n de angustia fue creciendo de tal modo que a Raquel se le complic¨® el embarazo y tuvo que ser ingresada en el hospital. Y en el centro sanitario su suerte empez¨® a cambiar. Los trabajadores sociales del hospital les hablaron de la Fundaci¨®n Rosa Oriol y de sus casas de acogida.
All¨ª se trasladaron hasta que Raquel dio a luz. Un empresario de Manresa ley¨® la historia de la pareja en un diario local y contact¨® con ellos. Les quer¨ªa regalar una finca en desuso, que inclu¨ªa una panader¨ªa y una vivienda. ¡°?No me lo pod¨ªa creer! Yo imaginaba conseguir un trabajo, pero nunca llevar un negocio¡±, recuerda emocionado Jordi. El empresario, que pidi¨® mantenerse en el anonimato, tambi¨¦n les ayud¨® a comprar el primer encargo de mercanc¨ªa. ¡°Algunas cosas nos las regalaron o nos hicieron ofertas gracias a la intermediaci¨®n de ¨¦l¡±, a?ade.
Al principio, los servicios sociales les aconsejaban recurrir a pa?ales de trapo
Jordi interrumpe la conversaci¨®n. Entra un grupo de cinco personas a la tienda. Compran tres pastas de chocolate y un paquete de sal. Son 2,94 euros. ¡°?Todo?¡±, pregunta extra?ada una de las clientas. ¡°?Seguro que has contado bien?¡±, insiste. Los estrenados empresarios han decidido poner precios populares a sus productos. ¡°Este barrio est¨¢ muy descuidado, hay una alta concentraci¨®n de inmigrantes y muchos lo est¨¢n pasando mal. El otro d¨ªa entr¨® una mujer de edad pidi¨¦ndome una barra para comer y se la di. Nuestro margen es muy peque?o, estamos aqu¨ª para trabajar, no para ganar dinero¡±, sentencia Jordi.
En la calle donde est¨¢ ubicada la panader¨ªa abundan las persianas bajadas. La pareja sabe que le costar¨¢ remontar el negocio. ¡°Pero por poco que tengamos ya es algo bueno comparado con dos meses atr¨¢s¡±. Sus objetivos inmediatos son ahorrar un poco e ir acondicionando la vivienda que hay en la parte trasera de la tienda. De momento siguen durmiendo en la residencia de la Fundaci¨®n Rosa Oriol, una entidad creada por la familia Tous, los reputados joyeros, que tienen la sede central en Manresa. Todo el entramado civil solidario de Manresa pivota sobre la familia Tous y la monja clarisa de origen argentino Luc¨ªa Caram, que desde 2008 organiza las redes de ayuda de distribuci¨®n de comida y alojamiento.
La fundaci¨®n, nacida en 2010, atiende a unas mil personas entre todas las actividades que realiza, principalmente el Banco de Alimentos, aunque tambi¨¦n dispone de varias casas de acogida. Ramon Pla, coordinador de la residencia que cobija a una quincena de personas, admite que en el caso de Jordi y Raquel han confluido gratamente varios factores: ¡°Un empresario con ganas de ayudar, una familia necesitada y un local que pod¨ªa ser un negocio¡±, explica Pla, esperando que este no se convierta en un caso excepcional. ¡°Espero que los ejemplos se multipliquen, una cosa es dar alimentos o una ayuda puntual, y otra es poder dar un futuro¡±, remacha.
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