Reivindicar el sindicalismo
Los autores defienden a las centrales frente a "la campa?a de desprestigio de la derecha"
La denuncia de irregularidades en la gesti¨®n de fondos p¨²blicos, en la gesti¨®n de Expedientes de Regulaci¨®n de Empleo en Andaluc¨ªa, ha elevado considerablemente el tono y el impacto de una campa?a de acoso y desprestigio global del sindicalismo (acusado de anacr¨®nico, disfuncional, poco representativo, subvencionado, etc.) impulsada desde hace tiempo por la derecha pol¨ªtica, econ¨®mica y medi¨¢tica e incrementado notablemente desde el acceso al gobierno del PP, como estrategia complementaria a sus planes de gesti¨®n conservadora de la crisis, desregulaci¨®n laboral y desmantelamiento del Estado de Bienestar.
Cierto es que hay que contribuir a un completo esclarecimiento de las cosas (acceder al informe de los EREs de Andaluc¨ªa elaborado por CCOO en www.ccoo.es), a la par que denunciar las burdas manipulaciones que se vienen realizando en torno a la actividad y gesti¨®n econ¨®mica de las organizaciones sindicales. As¨ª como desactivar los t¨®picos sobre los que se ha construido una imagen distorsionada del sindicalismo, lo que exige de las propias organizaciones sindicales un mayor esfuerzo de transparencia, tambi¨¦n en lo que es su actividad cotidiana y de los poderes p¨²blicos, agentes sociales y medios de comunicaci¨®n un debate abierto y riguroso, al que pretendemos contribuir con estas reflexiones.
Legitimidad. Desde mediados del siglo XIX, el sindicalismo ha actuado como un aut¨¦ntico prescriptor social, diagnosticando injusticias, promoviendo derechos, organizando protestas y elaborando propuestas dirigidas a poner en valor el trabajo y defender a los trabajadores, contribuyendo con ello a que buena parte de las demandas y reivindicaciones obreras de ayer, en materia de derechos, condiciones de trabajo y protecci¨®n social, formen parte hoy de las Constituciones pol¨ªticas y los sistemas de bienestar social de la Europa democr¨¢tica.
A lo largo de ese proceso, la contribuci¨®n de los sindicatos ha sido clave para la creaci¨®n y desarrollo de los modernos sistemas de relaciones laborales (derecho del trabajo, negociaci¨®n colectiva, instituciones de mediaci¨®n) y protecci¨®n social (prestaciones por desempleo, pensiones de jubilaci¨®n, cobertura sanitaria) destinados a equilibrar colectivamente la profunda asimetr¨ªa y desigualdad que caracteriza el contrato individual entre empresas y trabajadores.
Representatividad. Actualmente, el sindicalismo es, con sus m¨¢s de sesenta millones de afiliados entre trabajadores en activo, parados y jubilados, el mayor movimiento organizado de la Europea comunitaria, habiendo participado de forma decisiva en la construcci¨®n y desarrollo de su modelo social.
Sobre una poblaci¨®n asalariada de casi ciento ochenta millones de personas en el conjunto de la UE-28, la tasa media de afiliaci¨®n sindical es del 23,4% seg¨²n datos oficiales de la Comisi¨®n Europea, porcentaje que se dobla a trav¨¦s de la representaci¨®n electoral en los centros de trabajo y triplica por la cobertura de la negociaci¨®n colectiva desarrollada entre sindicatos y patronales.
Para el caso espa?ol, la fuente m¨¢s rigurosa sobre afiliaci¨®n sindical es la Encuesta de Calidad de Vida en el Trabajo que desde 1999 ven¨ªa realizando el Ministerio de Empleo y cuya ¨²ltima edici¨®n, publicada en mayo de 2011, calculaba una afiliaci¨®n total de 2.824.000 trabajadores, equivalente al 18,9% de la poblaci¨®n asalariada, siendo este el universo de referencia adecuado y no el total de la poblaci¨®n, como hace una reciente encuesta del CIS (Bar¨®metro de noviembre¡¯2013).
Desde el inicio de la actual crisis econ¨®mica, de efectos sociales devastadores para el trabajo y los derechos laborales, la afiliaci¨®n sindical habr¨ªa disminuido en torno al 10%, porcentaje inferior al de la ca¨ªda del empleo (-18¡¯5%), mientas que en la fase expansiva del ciclo el crecimiento de ambas variables fue muy similar, situ¨¢ndose en torno al +75% entre 1995 y 2007
En la actualidad, la tasa de afiliaci¨®n directa en nuestro pa¨ªs resulta ligeramente inferior a la media europea, aunque similar a la de Alemania (18%) y muy superior a la de Francia (8%), Estados Unidos (11%) o Jap¨®n (15%).
Por su parte, el modelo espa?ol de relaciones laborales, fijado por la Constituci¨®n y el Estatuto de los Trabajadores, amplia la representatividad de los sindicatos a trav¨¦s de las elecciones sindicales que se realizan cada cuatro a?os en m¨¢s de 100.000 empresas con la participaci¨®n de 7.000.000 de trabajadores, hasta situarla en torno al 60% sobre el conjunto de la poblaci¨®n asalariada (hay que tener en cuenta que las empresas de menos de 6 trabajadores/as no tienen derecho a representaci¨®n), superior incluso a la media europea en dicho ¨¢mbito.
Intervenci¨®n. En el marco de unas relaciones laborales asim¨¦tricas, el sindicalismo asume las funciones de agregaci¨®n y defensa de los intereses del conjunto de los trabajadores ante las contrapartes empresarial y pol¨ªtica, mediante los correspondientes mecanismos de negociaci¨®n y gesti¨®n del conflicto.
En el caso concreto de la negociaci¨®n colectiva, se trata de casi 6.000 convenios de diferente ¨¢mbito que, hasta la reciente reforma conservadora que trata de limitar su eficacia, regulaban las condiciones de trabajo de m¨¢s de 12.000.000 de trabajadores, lo que sit¨²a la tasa de cobertura en torno al 90%, siendo una de las m¨¢s altas de la Uni¨®n Europea.
Cabe se?alar, a este respecto, que si bien los beneficios de dichas negociaciones (salarios, regulaci¨®n de jornada, promoci¨®n profesional, salud laboral y dem¨¢s prestaciones sociales) son de cobertura universal y alcanzan al conjunto de los trabajadores, est¨¦n o no afiliados, los costes materiales y humanos (30.000 negociadores sindicales, m¨¢s los correspondientes asesores t¨¦cnicos) son asumidos exclusivamente por los sindicatos.
Adem¨¢s de las funciones centrales de negociaci¨®n colectiva y defensa cotidiana de las demandas obreras en los centros de trabajo, los sindicatos realizan otras de ¨¢mbito y orientaci¨®n diferentes, desde las ya cl¨¢sicas de asesoramiento legal a otras de m¨¢s reciente implementaci¨®n, como las de prestaci¨®n de servicios (formaci¨®n, orientaci¨®n profesional, cooperativas de vivienda, etc.), prevenci¨®n de riesgos laborales y representaci¨®n institucional a nivel estatal, auton¨®mico, local y sectorial.
As¨ª, por ejemplo, s¨®lo para la asesor¨ªa legal de los trabajadores, tanto a nivel individual como colectivo, solo CCOO mantiene una red superior a las 100 asesor¨¢is jur¨ªdicas, con casi 300 puntos de consulta, con abogados y asesores especializados que intervienen anualmente en 300.000 conflictos (individuales y colectivos), en tarea de asesoria y ante los tribunales, en defensa y promoci¨®n de los intereses de los trabajadores.
Es ah¨ª donde reside la legitimidad de ejercicio de los sindicatos que, junto a la de su origen y representatividad, los define como actores fundamentales de las relaciones laborales democr¨¢ticas y factores decisivos en la lucha por la justicia social, especialmente necesarios para hacer frente a una ofensiva conservadora que ha generado retrocesos de diez a?os en t¨¦rminos econ¨®micos y salariales y de m¨¢s de treinta en materia social y de derechos.
Rodolfo Benito es Secretario Confederal de Estudios de CCOO. Presidente de la Fundaci¨®n 1? de Mayo. Pere J. Beneyto es Profesor de Sociolog¨ªa del Trabajo de la Universidad de Valencia.
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